Almuerzo navideño y comunitario

Domingo 21 de diciembre de 2014
Navidad también es sinónimo de encuentro. Por eso, el grupo de voluntarios Más 17 decidió celebrarlo con los niños y sus familias con un gran almuerzo solidario en La Casita de la Virgen de Lourdes. En ese contexto, los chicos pintaron estrellas y arbolitos que obsequiarán a las personas que colaboraron con la canasta navideña.
Una mesa larga repleta de platos exquisitos elaborados por manos generosas y docenas de caritas sonrientes esperando para degustar. Esa fue una las escenas que se vivió ayer en la chacra 17.
La celebración también sirvió para reforzar una idea que se profesa desde los inicios del proyecto: los pequeños gestos de amor pueden transformar la realidad, y es eso lo que moviliza a los voluntarios para trabajar en un barrio donde las necesidades son complejas y variadas.
“La Navidad para nosotros significa encuentro con Dios, y también para reencontrarnos con nosotros mismos y con la familia, con los vecinos y con un espacio que contiene y escucha”, afirmó Daniel Briñocoli, uno de los voluntarios y coordinadores del grupo.
Hace tres años que el grupo viene trabajando en la chacra 17, un barrio ubicado detrás del Hospital Madariaga. La idea se desprendió de Cáritas con el objetivo de ofrecer apoyo escolar, asistencia económica, afectiva y espiritual a las familias.
Aclaran que no son una ONG, sino que buscan crear un cambio para que cada familia recupere su dignidad a través del acceso a la educación, como herramienta esencial para la transformación social.

Apoyo y escucha
Los sábados por la tarde, sin falta, el equipo brinda clases de apoyo escolar, catequesis y merienda para niños del barrio. Y los miércoles, cerca de 30 familias reciben las donaciones de Cáritas. Pero el mayor aporte es la contención afectiva y el amor que transmiten a la niñez presente en el barrio.
Carolina Quiñones es una de las mujeres que todos los miércoles llega a la Casita. Es madre soltera de dos niños pequeños y también debe cuidar de su madre enferma. “Es muy lindo este espacio porque los chicos se entretienen bastante. El grupo me ayudó mucho cuando estaba embarazada, económica y emocionalmente. Me levantaron el ánimo. Y ahora espero cada miércoles para poder venir”.
Y destacó que los voluntarios “están para escucharte y eso es muy valioso. Acá hay gente que te apoya más que tu propia familia. A mis chicos les gusta mucho venir”.
Para el equipo de Más 17, el balance de 2014 es muy positivo. El apoyo escolar logró mantener la cantidad de 35 estudiantes de primaria y secundaria y ninguno se llevó previas. Además, la Fundación Sí estuvo colaborando todo el año con un taller de arte y reciclaje.

Creciendo día a día
Tres años atrás, el terreno donde hoy funciona la casita de la Virgen de Lourdes era un baldío sin uso. De a poco, con el trabajo solidario y la colaboración de los vecinos, lograron construir un espacio. Hoy, el equipo crece día a día y siguen sumando voluntarios.
María Silvia Dei Castelli, una de las voluntarias, comentó: “Para muchos esto es un cable a tierra, es un esfuerzo. Tenes que dejar de estar con tu familia un sábado o dejar de hacer tus cosas para venir, pero a la vez, lo que te llevas es mil veces más grande, porque ya vas formando lazos con la gente del barrio”.
Por su parte, Briñocoli destacó el trabajo de catequesis y formación espiritual: “Es un espacio de reflexión también, porque no solamente hay carencia desde lo económico y afectivo, sino también desde lo espiritual. Pero vinculado a lo comunitario, a la común-unión. Uno tiene mucho para dar, pero no sabe que lo tiene, y esas cuestiones se trabajan”.

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