Un ejemplo de vocación y servicio a la comunidad

Domingo 21 de diciembre de 2014
El Viejo. | Es viudo y tiene cuatro hijos. | Foto: Daniel Villamea
Vocación, olfato y compromiso, virtudes que definen al suboficial mayor Ramón Piris (51). Con 27 años de trayectoria en la Policía de Misiones, el Viejo -como le dicen con cariño sus camaradas- encarna al funcionario público dedicado a pleno al servicio de la comunidad.
Su respeto por el uniforme se nota hasta en la puntualidad, porque si debe entrar a trabajar a las 7, él llega a las 6 para poner todo en condiciones y arrancar la jornada sin sobresaltos.
Desde hace ocho años se desempeña como encargado de patrulla del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional II, una de las dependencias con mayores requerimientos en la fuerza de seguridad.
Es viudo y padre de cuatro hijos. Oriundo y residente en Campo Viera, todos los días viaja a Oberá para cumplir con sus funciones, a pesar de que ya cumplió los años de servicio obligatorio. Pero el Viejo Piris es de esos que llevan su labor en la sangre con pasión y entrega total, al punto que reconoció: “De ser por mí, seguiría trabajando hasta los 60 años. Físicamente me siento muy bien y me sobran las ganas”.
Por su misma predisposición, contó que casi todos los años le toca la guardia en Navidad o Año Nuevo, fechas en que la mayoría de las personas disfrutan rodeados por sus seres queridos.
“Ahora el 24 estoy de guardia, justo el cumpleaños de mi papá, que ese día cumple 83 años. Pero si uno es policía sabe que el trabajo está primero. Igual después vamos a comer el asado y podemos compartir con la familia”, comentó con el optimismo de siempre.
Sobre el trabajo policial en las fechas festivas, señaló que la mayoría de los requerimientos son por heridos en peleas y quemados por el uso incorrecto de pirotecnia.
“Mucha gente toma de más y ahí se generan problemas. Uno tiene que estar preparado para todo en estos días, porque incluso hay más trabajo y hay que estar con todas las luces”, apuntó.

Gran trayectoria
En la charla con El Territorio afloran las anécdotas, como una vez cuando estaba por sentarse a la mesa para festejar su propio cumpleaños y lo llamaron por la fuga de dos internos de la cárcel de Oberá. Los prófugos fueron recapturados tras una noche de búsqueda.
Acumula 17 reconocimientos oficiales a lo largo de su carrera, como la Medalla de Oro por un Acto de Arrojo en 1997, cuando detuvo a dos ladrones armados de una librería.
Logró repeler los disparos de uno de los delincuentes, pero el otro alcanzó a asestarle una puñalada. Piris pudo sacar su arma para defenderse y, lesionado como estaba, logró aprehender a ambos malvivientes.
Hace un par de meses, en tanto, logró detener a un motochorro acusado de 22 hechos.
También intervino en dos partos, el más reciente a mediados de este año en el barrio Cabelleriza. “Cuando llegamos vi que no había tiempo de nada. Le hice sentar a la señora sobre la tapa del inodoro y realicé el parto con un cuchillo Tramontina y una botellita de alcohol, y usé el cordón de un borceguí de mi compañero para atar el ombligo”, relató emocionado. Así, ayudó en el alumbramiento de un varón de 3,200 kilos.
Pero no todo es olfato ni experiencia, sino también compromiso en el día a día. “Lo que más quiero es dejar un ejemplo de conducta, responsabilidad y lealtad para los más jóvenes. El policía tiene que servir a la gente y ser honesto”, subrayó con la autoridad que le da una gran trayectoria.

Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar


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