Educar a un hijo con alto coeficiente intelectual

Domingo 30 de agosto de 2015
Luz -centro- hace en minutos la tarea, aprende extremadamente rápido y necesita acompañamiento. | Foto: Daniel Villamea
Al año y medio comenzó a preguntar por las letras y a los dos se sabía el abecedario completo. A los 3 ya leía, con 4 años empezó el primer grado y a los 9 fue abanderada de la escuela.
Hoy, Luz Anabel Lucero tiene 10 años y asiste a primer año de la secundaria en el Centro Polivalente de Artes, donde aprendió a tocar el piano y en dos meses dio su primer concierto. Hace pocos días perdió las partituras, pero no se preocupó demasiado porque se sabe de memoria los quince temas que le enseñaron.
Con una capacidad intelectual superior a la media, la pequeña Luz derriba las estructuras de la enseñanza formal y requiere que las instituciones, los docentes y el Estado le brinden la posibilidad de desarrollar su máximo potencial.
El último miércoles fue reconocida por la Vicegobernación por su capacidad y talento, un galardón que contradice la poca atención que hasta ahora le ofrecieron las autoridades y choca con los obstáculos que sus padres tuvieron que sortear para su inclusión en el sistema educativo, indicaron.
Incluso, podría decirse que el caso de Luz constituye una discriminación a la inversa, ya que nunca recibió ningún apoyo gubernamental porque “le sobran condiciones”, como llegó a decir algún funcionario.
“Hoy por hoy, el Estado no te brinda ninguna oportunidad para niños de estas características. Yo tengo que inventar lo que voy hacer con mi niña, y a veces nos aflige qué pasa con los demás padres. Yo soy docente, tengo ideas sobre educación y me doy cuenta de que mi hija tiene otra estructura mental, que no es igual a la de mis alumnos, pero ¿qué pasa con los padres que no saben y tienen niños con estas capacidades? Capacidades que con el tiempo se pierden y tampoco se detectan en la escuela”, lamentó Gladys Do Santos.

Aprende todo
Cuando tenía 4 años una psicopedagoga dictaminó que de manera urgente debía ser escolarizada para ordenar los conocimientos que la desbordaban, al punto que recomendó que ingrese directamente a segundo grado. Desde entonces, sus padres vienen batallando solos por una educación acorde a sus cualidades.
“Estudié el tema y lo único que encontré como opción es acelerarla. Para ello necesitamos algún tipo de ayuda para que pueda estudiar en casa, promocionarse y seguir una carrera universitaria que le interese, porque así la secundaria es casi una pérdida de tiempo si la hace en cinco años”, remarcó la mamá.
En la charla con El Territorio, Luz graficó que para las vacaciones de invierno la profesora de Literatura le dio un libro para leer, tarea que a ella le demandó una tarde.
“Primer año ya no es un desafío para ella. No trae tareas ni para estudiar porque ya las hace en la escuela, le resulta muy fácil o en diez minutos hace toda la tarea. Y en todas las materias lo mismo por su capacidad de aprendizaje, ya sea en lo intelectual, lo físico o lo manual”, explicó Gabriel Lucero, su papá.
En ese contexto, la alternativa que barajan es que rinda libres algunos años, sin dejar de cursar, para acelerar su llegada a la universidad, aunque reconocieron que “todavía no lo planteamos porque tenemos un poco de temor por el rechazo, el prejuicio y la ignorancia de los docentes e instituciones en el tema”.
En otros puntos del país existen centros especializados para chicos con alto coeficiente, pero requieren importantes recursos que no están al alcance de la familia Lucero.
“Lo que le da la escuela es para la media, no es para ella. Las autoridades conocen su caso, pero nadie se acercó, ni siquiera los que nos dijeron que se iban a acercar. A nadie le interesa”, reclamó Do Santos.
Mientras tanto, Luz comentó que empezó a bailar hip hop, que quiere aprender violín y que su materia preferida es matemática. Su don es aprender y en su sonrisa se lee que lo disfruta.

Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar


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