Es golfista, habla tres idiomas y quiere ser abanderado

Domingo 30 de agosto de 2015
La amabilidad y la sorprendente claridad conceptual de Franco Misdorp contrastan con la primera impresión, la de un Iván Drago en miniatura. Pero más allá de lo físico, se asemeja al boxeador ruso de Rocky IV: la disciplina. Con sólo 11 años, el eldoradense resigna días y hasta semanas de clases para dedicarse al golf, lo cual no le impide -al regresar- ponerse rápidamente al día, hablar correctamente en tres idiomas y esforzarse por ser abanderado.
A este alumno del 6º grado del Instituto Hindenburg le gustan más la matemática y las ciencias naturales, y no tanto el alemán, materia que sin embargo aprueba con 10. También maneja con fluidez el inglés, que le servirá si cumple su objetivo de conseguir una beca para hacer el secundario en Estados Unidos y también aprender a pilotear aviones.
Del país del Norte regresó este mes luego de estar una semana perfeccionándose en una academia y otra disputando uno de los torneos más importantes para menores de 12 años.
“Fui a un torneo y a una academia de golf que se llama IMG. Aprendí muchas cosas y después fui al torneo y me fue bastante bien. Llegué a través de una media beca, mi papá publicaba mis resultados en internet y los videos de mi swing, lo vieron y me invitaron al torneo. Me dijeron que les gusta mi forma de jugar”, cuenta Franco.
A diferencia de la mayoría de los chicos de su edad, Franco prácticamente no tiene tiempo para mirar televisión y tampoco lo atrae mucho. Además de asistir a la escuela y dedicarle dos o tres horas a hacer sus tareas (“voy a hacer todo lo posible para ser abanderado, demasiado quiero ser abanderado el año que viene”), asiste a clases de inglés y fútbol, y comenzó a mejorar su físico en el gimnasio mientras espera pegar el estirón que le permita estar en igualdad de condiciones con otros golfistas jóvenes.
A los palos también les dedica varias horas al día, además de los torneos de los que participa. Puerto Mineral es su club en Puerto Rico y también practica en Victorias Golf, de Colonia Victoria.
Detalla Misdorp: “No soy de mirar tele, a menos que sea un torneo muy importante. Tampoco no soy de jugar videojuegos, sólo cuando tengo ganas y termino la tarea. Me alimento bien, sano, normalmente soy de comer muchas frutas y verduras, también pescado y carne. Voy al gimnasio dos veces a la semana. Tengo que generar más fuerza en el gimnasio y haciendo actividad física. Tengo un personal trainer que me está controlando todo el tiempo lo que hago, normalmente hago la terminación del swing con una bandita y a veces pesas, de más o menos un kilo o dos”.

Internacional
“A los 3 años agarré mi primer palo y a los 7 comencé a competir y me iba bien”, afirma Franco, quien participa regularmente en torneos que se realizan en la provincia, en otros puntos del país y en Paraguay. Pero en julio último vivió una experiencia que lo marcó.
“La academia está en Bradenton, cerca de Miami, y después fue a Carolina del Norte, donde se hizo el torneo. Estuve una semana en la academia y lleno de cosas, era todo de corrido el día, entraba a las 8 y salía a las 6 de la tarde. Toda la mañana hacíamos juego corto, cerca de los greens, a veces íbamos a la cancha, jugábamos nueve hoyos, después nos íbamos al gimnasio. En mi grupo éramos todos más o menos de mi edad y me dijeron que yo era uno de los que mejor swing tenía y más avanzado estaba”, explica.
“El profesor de la academia -prosigue- fue el que me dijo que tengo que mejorar mi fuerza y también que tengo que controlar más mis emociones en el golf, porque a veces suelo enojarme bastante cuando no hago cosas que tendría que hacer”.
Y en el US Kids Golf World Championship “me fue bastante bien, con mi papá buscábamos terminar más o menos en el medio de la tabla, lo hicimos, logramos el objetivo. Es muy difícil el torneo porque hay chicos que son altísimos y a mí me cuesta bastante, yo no llego en dos golpes al green, ahí me di cuenta de que tengo que ir realmente al gimnasio”.
Papá Frans, mamá Norma y el hermanito Luigi (7 años, también con buen nivel) lo acompañan a todos los torneos y apoyan su deseo de ser un profesional, aunque controlan que su desempeño escolar sea elevado.
“Vivo y transmito todo a través de mis hijos, no hago más que estar con ellos. Él es muy diferente y muy especial, no mira tele, no hay tiempo para mirar la tele. Yo quiero que él sea alguien el día de mañana”, indica la madre.

Motivación
Para el instituto, el ausentismo de Franco no es un problema, sino más bien un incentivo para sus compañeros.
“Es muy, muy buen alumno, se destaca por sus notas, siempre se preocupa por sus actividades. Siempre tiene que faltar mucho por su actividad deportiva, pero apenas vuelve se pone al día. Es un excelente compañero y muy cariñoso con las docentes. Cuando él vuelve siempre comparte con nosotros todas sus experiencias y siempre lo apoyamos, los compañeros lo ayudan a ponerse al día”, indicó Lorena Galeano, su maestra de 7º grado.
La formación docente raramente enseña cómo tratar a chicos que se destacan especialmente. “Uno trata siempre de acompañarlo, para nosotros es un placer trabajar con él, porque es un chico que no da problemas; al contrario, cuando estuvo en Estados Unidos se ausentó una o dos semanas, apenas volvió le hicimos una mención especial a la entrada, se lo aplaudió, es muy positivo tenerlo para incentivar a los compañeros”, opinó.

Por Mariano D. Bachiller
@marianobach


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