Los corsos antes que la electricidad

Domingo 11 de enero de 2015
Año 1955. | Mami Borda, la reina de la agrupación Los Piratas, en el desfile, siempre acompañando a la bella dama.
El minucioso trabajo de recopilación de datos y fotografías fue realizado por el historiador y docente Antonio “Tono” Da Silva y fue editado por Caio Alegre. Es el más completo e ilustrativo sobre el nacimiento del carnaval en esta ciudad.
Según datos del otrora historiador don Pablo Argilaga, los festejos del carnaval y los corsos conmemorativos en Santo Tomé datan del año 1896 o 1898, es decir que tienen casi 120 años. Los llamados “corsos de flores” se hacían sobre la calle Alvear, actual San Martín y las celebraciones arrancaban al caer la tarde, teniendo en cuenta que la energía eléctrica se inauguró en 1925.
Los carruajes y coches adornados con flores y guirnaldas paseaban a las jóvenes de las familias más destacadas, que hacían el recorrido de ida y vuelta desde las actuales calles Centeno hasta Ángel Blanco. Desde los palcos familiares que se levantaban en las veredas se arrojaban flores, serpentinas y papel picado a los carruajes y caminantes que pasaban por la calle.
En ese tiempo, fueron reconocidas dos comparsas masculinas: Los Tenorios y Los Hijos de Satanás. Después de su paseo por el corso, concurrían a los bailes que realizaba el Club Social o la Sociedad Española. También se presentaban máscaras sueltas, y en muchas ocasiones, vecinos montados en caballos lujosamente ensillados.
La música era ejecutada en vivo, y tanto en la calle como en los salones, se escuchaban valses, mazurcas, schotis y polcas.
En 1920, y por varios años, hubo corsos paralelos, ya que no se ponían de acuerdo los de la comisión central y otro grupo de amantes del carnaval. Un grupo liderado por los hermanos Juan y Arturo Ourié y Luis y Enrique García, organizaban las fiestas por la calle Alvear cercana a la plaza principal. Otro grupo conformado por los hermanos Clodomiro y Ceferino Schneider, Gerardo Centeno y Raúl Batalla, lo hacían en la calle Pellegrini entre Independencia y Uruguay, frente a la plaza del Anfiteatro Genaro Berón de Astrada.
En uno de esos años, estos grupos opuestos organizaron corsos: uno frente a la plaza 9 de Julio, actual Escuela Normal, y el otro, frente a plaza San Martín, por la actual calle Ángel Blanco. Los comisarios de corsos se paseaban a caballo dando instrucciones y manteniendo el orden de los que circulaban.
Los bailes se organizaban en los distintos clubes y se recibían a asociados e invitados especiales de toda la zona.
La Comisión Municipal de Festejos Desde 1930 y hasta mediados de 1950 continuaba la tradición carnavalera con el juego de agua florida de los pomos de plomo, que lentamente fueron pasando a los pomos de goma y luego de plástico, todos con agua de pozo.
Los palcos familiares se fueron perdiendo poco a poco. El último fue en la década del 90, con la familia Maza, frente a la casa paterna.
En 1957 llega, también desde el barrio Sarmiento, un grupo de muchachos bajo el nombre de “La diligencia del Lejano Oeste”.
En 1958 apareció “África”, la propuesta de un grupo de lo que hoy es el barrio Independiente. Ese mismo año surge un grupo presentado por el club 27 de Agosto, la reina era Marilú Lister, y la acompañaban chicas y muchachos vestidos como pescadores y marineros.
Ya para el año 1960 salieron a desfilar las dos comparsas grandes que existen hasta hoy en día: Fon Fon y Marabú.
Le siguieron Ipanema, que nació en el seno del barrio San Martín en 1984, y luego se le fueron sumando los barrios del Sur: 200 viviendas, Isidro Cáceres, 100 viviendas, entre otros.
Y la comparsa Colón, oriunda del barrio homónimo, que llega a la década de creación.

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