El mundo está loco, loco, loco... (XV)

domingo 02 de junio de 2024 | 6:00hs.

Por Roberto Carlos Abínzano Profesor Emérito Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de Misiones

Hoy voy a tratar de reflexionar sobre el surgimiento de los países no alineados en la geopolítica de la posguerra y su rol en el proceso complejo y muy denso de la descolonización y la guerra fría. Luego seguiré con la descolonización y sus interminables conflictos, problemas y consecuencias que subsisten hasta nuestros días. El objetivo es tratar de analizar cuál fue el rol fundamental del nuevo mundo emergente, más allá de las grandes potencias, enfrentadas entonces sin que se avizorara una paz real y duradera. La guerra fría era una guerra con todas las características de un conflicto violento, que se realizaba por intermedio de países satélites, porque el choque directo era imposible.

Los no alineados fueron la consecuencia y la causa de algunos procesos de descolonización, ya que comenzó antes del hito fundamental que fue el congreso de Bandung en Indonesia (1955) y creció de forma exponencial luego de la eclosión de nuevos países independientes, ex colonias europeas, en los años sucesivos, particularmente durante la década del sesenta. India había tomado la delantera y también Indonesia. También Egipto. Solo había en África Oriental tres países que no habían sido colonias y que poseían muy escaso poder relativo. En sus comienzos se trató de un encuentro de países asiáticos y recién más tarde comenzaron a incorporarse países africanos. Se fue formando así un bloque euroasiático. América Latina tardó mucho más en sumarse. Se trataba de países muy diferentes en muchos aspectos: superficie, recursos, religiones, tradiciones, sistemas jurídicos, etc. Era necesario, por lo tanto, hacer un esfuerzo enorme para compatibilizar objetivos comunes. Lo cierto es que el programa común poseía una meta compartida por todos y que fue la decisiva: no depender de EEUU y sus aliados occidentales y tampoco de la URSS. A partir de ahí se pudieron formular algunas aspiraciones y objetivos que luego se difundieron hacia múltiples instancias. Ya Yugoeslavia, temprano disidente de la URSS, bajo la conducción de su líder Tito, y China, reciente triunfadora en su guerra civil e instalada en el poder desde 1949, se convirtieron en un segundo momento en animadores principales del movimiento. Otros países no fueron invitados, como la URSS, Israel, Sudáfrica, etc. Avanzar en acuerdos que expresaran las aspiraciones de todos mostraba numerosas dificultades ya que las configuraciones heterogéneas de la mayoría de los países eran muy problemáticas. Pensemos que muchas colonias poseían una estructura artificial creada por los colonizadores: reunión de grupos étnicos diferentes y tradicionalmente no vinculados cuando no directamente hostiles; pueblos adaptados a ecosistemas diferentes; migraciones forzosas generadas en las actividades económicas impuestas; etc. Lo cierto es que tanto EEUU y sus aliados y la URSS y los suyos se aprestaron a intervenir en estos nuevos estados como un imperativo geopolítico ineludible. Algunas potencias coloniales como Francia y Portugal no se resignaban a perder sus dominios y crearon las primeras estrategias de neocolonialismo o tutelaje que hasta hoy se conservan y son rechazadas por los estados independientes. Inglaterra prefirió, luego de la independencia de la India y la posterior fragmentación del norte de ese inmenso país en dos estados: India y Pakistán (occidental y oriental) Luego Pakistán se dividió en Pakistán y Bangladesh. Para la India, la primera sigue siendo el Indostán y la guerra entre ellas está latente y ha tenido varias escaramuzas. No hay que olvidar que ambas poseen armas nucleares. Los franceses, por su parte, no se resignaban a perder Argelia, donde vivían muchos colonos galos. Fue así que prefirieron una cruenta guerra hasta que el presidente De Gaulle, con enorme resistencia interna, decidió otorgar la independencia. Lo mismo ocurrió en Vietnam donde fueron derrotados y expulsados por las guerrillas masivas de Ho Chi Min. Hoy existen varios estados subsaharianos que están presionando a Francia para que retire algunas bases y otras formas de presencia y control económico y militar. Llevaría mucho tiempo revisar cada caso y cada modalidad, lo cierto es que el número de países independizados fue extraordinario entre fines de 1950 y comienzos de los setenta. Para que se tenga una idea menos a abstracta, incluyo esta lista de independencias, una verdadera explosión que solo fue posible por la segunda guerra y sus consecuencias: 1932 Arabia Saudita; 1943 Líbano, 1945 Indonesia y Vietnam; 1946 Liberia, Filipinas, Jordania y Siria; 1947 India y Pakistán; 1948 Sri Lanka, Birmania, Corea (Norte) y Etiopía; 1949 Laos; 1952 Egipto; 1953 Camboya; 1954 Omán; 1956 Marruecos y Sudán; 1957 Ghana y Malasia; 1958 Guinea e Irak; 1959 Túnez; Sólo en 1960 Benín, Camerún, Congo, Costa de Marfil, Chad, Chipre, Gabón, Madagascar, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, Senegal, Somalía, Togo, Zaire, Kuwait, Qatar, Tanzania, Argelia, Burundi, Ruanda, Samoa, Trinidad y Tobago, Uganda, Yemen, Kenya, Malawi, Malta, Yemen, Zambia, Gambia, Maldivas, Singapur, Barbados, Botswana, Lesotho, Guinea Ecuatorial, Mauricio, Swazilandia y Libia.

Esta verdadera conmoción produjo una reconfiguración geopolítica de tal magnitud que todavía estamos experimentando sus efectos. Obviamente, era casi imposible que tanta diversidad no generara fuerzas contrarias y muchas barreras para una integración realmente coherente y monolítica. Sin embargo, veremos que se lograron muchos avances en diversos aspectos y los no alineados, con sus más y sus menos, todavía existen.

Después de que la definición de Tercer Mundo, formulada por el geógrafo y economista Alfred Sauvy en 1953, el proyecto de creación de un bloque opuesto a las dos grandes potencias adquirió otros contenidos, como los expresados en las dicotomías “dominación y dependencia”, “desarrollo y subdesarrollo”, “independencia y neocolonialismo”, etc. Ante estas alternativas no todos los países poseían las mismas condiciones para adaptarse a la nueva situación mundial. Y fue por eso que se movieron en dos frentes. Uno, enfrentar los conflictos propios de las relaciones internas creadas por el colonialismo y dos, acercarse a alguna de las dos potencias, algo que ocurrió gradualmente. Veremos algunos casos fundamentales en el próximo artículo.

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