El negocio de las apuestas en la zona Centro

Domingo 5 de octubre de 2014
Peligrosos. | Los gallos son agresivos. | Foto: Julio César Vázquez
“Los gallos comen mejor que nosotros. Les dan carne molida con zanahoria rallada, miel y frutas. Son animales que si no pelean se mueren, nacen para eso. Aparte es una tradición”, justificó un aficionado a las riñas, una actividad marginal que se mantiene vigente en la zona Centro.
Las localidades de Campo Ramón, General Alvear y Guaraní conforman un triángulo donde se desarrolla el circuito clandestino de riñas de gallos, tradición que se sostiene al calor de la protección de policías en actividad y retirados.
Se trata de una verdadera red dedicada a la cría y venta de animales, como también a la organización de las peleas con apuestas y venta de alcohol. Participan empresarios, profesionales y hasta funcionarios, reconocieron.
Uno de los referentes de la actividad en esta ciudad es un suboficial retirado de la Policía de Misiones, quien durante décadas crió cientos de gallos en su propia casa de calle Larrea, en Villa Blanquita.
Según vecinos, el hombre siempre se jactó de sus contactos con el Poder Judicial, lo que le habría brindado la protección necesaria para sostenerse en el tiempo. Mencionaron a un ex jefe de la Unidad Regional II, quien era un asiduo participante de las riñas de gallos y brindaba protección a los organizadores. “El cuñado del comisario sigue en funciones en la zona y brinda cobertura a los riñeros”, aseguró un conocedor del entorno. Es más, la presunta participación de policías cobra cuerpo a partir de testimonios recolectados en el ámbito de la propia fuerza.
En tanto, indicaron que el “nexo con la Justicia” sería un sujeto que tiene una estrecha relación con una importante figura del Poder Judicial local.
Por su parte, el director de Bromatología y Zoonosis de la Municipalidad, Francisco Penz, confirmó el antecedente de una denuncia por la cría de este tipo de aves en un domicilio del barrio Villa Blanquita. “Un vecino hizo la denuncia por ruidos y malos olores, intervino el Juzgado de Paz y se retiraron los animales del lugar. No sé si los volvieron a llevar al mismo lugar, pero en su momento tuvieron que sacarlos de ahí porque se trata de una zona residencial y no se puede criar animales de corral”, explicó el funcionario.

Negocio y sangre
El Territorio recorrió la zona apuntada y constató el incesante el cacareo de los animales, lo que al menos indica que persiste la molestia a los vecinos.
“Este hombre hace 20 años que cría gallos de riña. Siendo policía lo hacía y se burlaba de los vecinos, porque a él nadie le hace nada. Pero se retiró y sigue en la misma. No tenemos tranquilidad porque esos animales cacarean todo el día. Más allá de que las riñas están prohibidas, también está prohibido criar estos animales en zona residencial, pero nadie le dice nada”, se quejó una mujer.
En el barrio todos conocen las actividades del ex uniformado, al punto que los apodaron “el hombre de los gallos”. Además, es imposible que su actividad pase desapercibida, ya que criaría a los animales en la parte trasera de su casa y es constante el cacareo.
Al respecto, un comerciante de la zona mencionó que “se trata de un negocio redondo, porque aparte de las apuestas, la misma gente se dedica a la cría y venta de animales. Toda su vida este hombre se jactó de tener contactos con la Justicia y se ríe de la prohibición. La Policía sabe, pero hace la vista gorda porque hay varios prendidos”.
En torno al juego, se manejan apuestas que se realizan a viva voz entre los dueños de los gallos y los asistentes, quienes exhiben sus billetes para que el contrincante acepte la apuesta.
Más allá de la legislación, son usuales las riñas en Oberá, Campo Ramón, Guaraní y Alvear. “En la colonia hay mucha gente que sigue las riñas por tradición, pero los que las organizan son de Oberá. La Policía no puede decir que no sabe, menos en los pueblos chicos. Pero es un negocio y a muchos les conviene, si hasta cobran la entrada”, indicó una fuente.

Apuestas y peleas
También en la ciudad existen riñeros y en varias ocasiones vecinos del barrio Caballeriza expresaron su preocupación por una riña de gallos que los fines de semana genera discusiones, peleas y heridos, todo ante la indiferencia de las autoridades policiales, que hacen caso omiso a los reclamos de los habitantes del barrio.
Según los testimonios recogidos, el lugar de encuentro es una propiedad situada sobre calle Finlandia al 1.700, donde todos los sábados por la tarde se observa un gran movimiento. “Los vecinos ya no sabemos a quién recurrir y hasta tenemos miedo de denunciar, porque llamamos muchas veces a la Policía y no dan artículo. No sólo apuestan, también toman y pelean”, comentó un vecino.
Precisó que las riñas se realizan en un galpón situado detrás de la vivienda, donde cada fin de semana se produce la matanza de los animales. Al respecto, señaló que “más allá de que la autoridad no controle, nosotros tenemos miedo porque los apostadores consumen alcohol y pelean. Dicen que vienen algunos con revolver, gente pesada”.

Por Daniel Villamea
interior@elterritorio.com.ar


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