Quién es Slavoj Zizek

jueves 04 de mayo de 2023 | 6:00hs.

S
lavoj Žižek es un filósofo, psicoanalista, crítico cultural y escritor esloveno. Es director internacional del Instituto Birkbeck de Humanidades de la Universidad de Londres. Tiene innumerables publicaciones; es un izquierdista audaz y utópico, ya que habiendo vivido en países comunistas –y en otros capitalistas– es crítico de ambos sistemas.

Tiene ideas muy novedosas, como la expresada en uno de sus libros sobre la cuestión ecológica, sobre la que opina “que es la construcción más egoísta y centrada en el hombre que hay. La naturaleza es una locura, es caótica y propensa a desastres salvajes, impredecibles y sin sentido; estamos expuestos a sus lapidarios caprichos… no existe eso que se llama Madre Tierra (…) en la naturaleza siempre hay catástrofes, las cosas nunca salen bien…”.

Por eso que hay ecologistas que sugieren amontonar más gente en grandes ciudades (quizás lo que se está haciendo en Japón); amontonar mucha gente en ciudades grandes y sucias, pero hay otros ecologistas que sostienen que se debe vivir en casas autosuficientes, con energía solar, lo que, si la mayoría lo hace –siendo más de siete mil millones de humanos– todos nos dispersaríamos y los bosques desaparecerían.

Entonces la pregunta que uno se hace es: ¿hasta dónde podemos contaminar el planeta de manera segura? Por eso lo que Zizek propone no es una política en el sentido que la gente le otorga: vulgar manipulación, corrupción, luchas internas por el poder, etcétera, sino “políticas en el sentido de decisiones fundamentales sobre nuestra vida sobe la Tierra y decisiones colectivas por las que haya que asumir una responsabilidad total”.

A Zizek, por otra parte, le agrada jugar con paradojas (dichos que parecen contrarios a la lógica, como “vestirme despacio que tengo prisa”), y sostiene Zizek que en China, el verdadero resultado de la Revolución Cultural ha sido el capitalismo que tienen ahora. Y por otra parte, el capitalismo, ¿qué clase de individualismo propone? No sorprende que grandes empresas aprueban encantadas unos evangélicos ataques sobre el Estado cuando se trata de regular fusiones, de medios de comunicación, poner limitaciones a las compañías de energía, proteger la vida salvaje, etcétera.

También Zizek expone su visión sobre internet: afirma que ya casi todos estamos viendo las mismas noticias y viendo las mismas películas; ya no necesitamos poderosos ordenadores, la computación en la nube se basa en internet: el software y la información llega a los teléfonos con los que los usuarios utilizamos como si fueran programas instalados en nuestras PC y celulares que tenemos en nuestros bolsillos.

Se pregunta Zizek: ¿la gente es consciente de cómo está estandarizado esto…? ¿Estaremos conectados a Google, o a las limitaciones que ella imponga?

Por eso Zizek considera que estos aspectos representan una amenaza a la esfera pública transnacional. Esta reciente tendencia hacia la organización del ciberespacio en la llamada “computación en la nube” es parte del impulso global hacia la privatización del intelecto general (concentración-acaparación de la información y el conocimiento).

Al referirse a América Latina, Zizek –si bien se reconoce como “europeísta”– se preocupa por lo que puede pasar “el día después” de estos regímenes populistas. ¿qué nuevo orden será? ¿será simplemente una democracia liberal occidental? ¿será alguna clase de régimen nativo popular? ¿será algo nuevo? Esto que es una esperanza, ni siquiera podemos leerla en los medios de comunicación, ¿se saben las contradicciones sociales y políticas que surgen por las explotaciones de minerales o nuevos combustibles? Estos numerosos gobiernos populistas regionales, ¿están logrando bajar la indigencia, la desocupación y el hambre de gran parte de la población?

Perduran grandes peligros pero recorriendo el estrecho sendero populista hay esperanzas; Zizek opina que “la verdadera esperanza solamente existe cuando hay peligro; Walter Benjamín ya dijo: cada ascenso del fascismo da testimonio de una revolución fallida”.

La historia trae situaciones que son esperanzadoras y peligrosas y depende de nosotros qué hacer, opina en el libro “Pedir lo imposible”, y continúa argumentando que nuestra era se percibe como la que se observa a sí misma como la edad de la madurez en la que la Humanidad ha abandonado los viejos sueños de utopías milenarias y acepta las limitaciones de la realidad –de la realidad socioeconómica capitalista– con todas sus imposibilidades. Cuando querés hacer algún cambio, por ejemplo a la salud pública, te dicen: “No, es imposible, el mercado no lo permite”; o sea que podemos alcanzar la inmortalidad de la inteligencia artificial pero no podemos asignar unos pesos más para la salud pública.

“Hay algo muy equivocado en la cuestión de lo que es posible y lo que es imposible. La principal tarea de nuestros dirigentes es formular exactamente de una manera nueva los límites de lo posible y lo imposible convirtiéndolo en un tema a redefinir y repensar, debatiéndolo creativamente”, termina sugiriendo Zizek.

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