Disfraces

Sábado 22 de noviembre de 2014

“Una vez cacé un alce. Me fuí de cacería a los bosques de Nueva York y cacé un alce. Lo aseguré sobre el paragolpes de mi auto y emprendí el regreso a casa por la carretera del oeste. Lo que yo no sabía era que la bala no le había penetrado en la cabeza; sólo le había rozado el cráneo y lo había dejado inconsciente y justo cuando estaba cruzando el túnel el alce se despertó. Yo estaba conduciendo entonces con un alce vivo en el paragolpes y en el estado de New York hay una ley que prohíbe llevar un alce vivo en el paragolpes los martes, jueves y sábados. Recordé entonces que unos amigos celebraban una fiesta de disfraces y llevé el alce para desprenderme de él en la fiesta. Me dirigí a esa casa y llamé a la puerta. El alce estaba tranquilo a mi lado. Cuando el anfitrión abrió, lo saludé: “Hola, ya conoces a los Solomon”. Entramos. El alce se incorporó a la fiesta y le fue muy bien: un tipo se pasó hora y media tratando de venderle un seguro.
A las doce de la noche empezaron a repartir los premios a los mejores disfraces y el primer premio fue para los Berkowitz, un matrimonio disfrazado de alce. Así, mi alce quedó segundo ¡y eso le sentó fatal! El alce y los Berkowitz cruzaron sus astas en la sala de estar y quedaron todos inconscientes. Yo me dije: ´Ésta es la mía´. Me llevé al alce, lo até sobre el paragolpes, y salí rápidamente hacia el bosque. Pero cometí un error… me había llevado a los Berkowitz. Así que ahora estaba conduciendo con una pareja de judíos atados en el paragolpes; y en el estado de Nueva York hay otra ley que prohíbe llevar judíos los martes, los jueves y muy especialmente los sábados...
A la mañana siguiente los Berkowitz despertaron en medio del bosque disfrazados de alce. Al señor Berkowitz creo que lo cazaron, lo disecaron y lo colocaron como trofeo en el Jockey club de Nueva York. Pero les salió el tiro por la culata: el Jockey Club es una institución en la que no se admiten judíos”.

(Quizá hayan reconocido al autor: Woody Allen).

Aguará-í