Mate chileno

Martes 28 de julio de 2015
Chile es el principal importador latinoamericano de yerba mate misionera ya que la costumbre fuertemente, cruzadora de ríos - arraigada en Buenos Aires, Entre Ríos y Uruguay - cruzó la cordillera. Y tiene, aunque muchos no lo crean, una larga historia allá: durante la Colonia, y en los primeros decenios de vida independiente, el mate era una bebida de amplia presencia en Chile; la yerba había llegado en el 1558 junto a la expedición del Alonso de Sotomayor, y ya no era extraño que en el siglo XVI se tomara un cimarrón en Santiago, ni que en la segunda mitad del siglo XVII se hubiese transformado en infusión corriente, expandiéndose su consumo a través de todos los estratos sociales.
Entonces, la yerba del Paraguay (o yerba de los jesuitas) se tomaba varias veces al día y era el primer agasajo que se ofrecía a un extranjero, ya fuera en torno al fogón en medio del campo; en una ruca indígena; o en una tertulia en un aristocrático salón santiaguino.
Las señoras acostumbraban a cebarse su mate dos veces al día, sirviéndolo en posa-mates de plata y en adornados recipientes de calabaza y en las citadas reuniones, la preparación (algo curiosa) solía incluir un terrón de azúcar en el fondo de la calabaza, antes de echar la yerba y el posterior agregado de zumo de naranjas. La señora de la casa era la primera en degustarlo.
La viajera británica Mary Graham (escritora e ilustradora, 1786-1842) relata en su diario escrito cuando recorrió Chile, que muchas veces fue invitada a conversar acompañada por un buen mate, y comenta que para los chilenos “lo primero, en la mañana, es un mate; y lo primero también, después de la siesta de la tarde. Para una familia chilena no hay placer mayor que un paseo a pie o a caballo por el campo, un mate tomado en un jardín o en las faldas de un cerro, bajo un frondoso árbol, y todas las clases sociales parecen ser igualmente aficionadas a estos rústicos goces”. Un monumento simbólico y alusivo (una pulida mano generosa ofrece un mate, emergiendo de la tosca roca) se erige en Coyhaique.