“Si la ambulancia llegaba antes él se salvaba, pero murió desangrado”

Lunes 27 de julio de 2015
Ocurrió en la intersección de las avenidas José Paso y Cabrera. | Foto: Jorge Posdeley
“Murió como un perro”, fue la frase elegida por los vecinos para graficar la muerte de Gerardo Ángel Ayala (30), el sábado por la tarde en el ingreso al barrio Lapachito de esta ciudad.
El hecho ocurrió cerca de las 19.30, en la intersección de las avenidas Juan José Paso y José Cabrera, en el límite entre los barrios Lapachito y San Marcos.
La víctima intentó escapar del grupo que lo atacó, pero una profunda herida cortante le causó un desangrado que terminó siendo mortal. Ayala murió sobre la vereda, recibiendo los improvisados auxilios médicos de los vecinos mientras aguardaban la llegada de la Policía y la ambulancia.
Ángel Ayala era técnico electricista y trabajaba para una empresa privada. Según lo que se pudo reconstruir hasta el momento, minutos antes de las 19.30, él se dirigió hasta una gomería y kiosco de la zona donde se comercializa combustible.
En esa instancia, fue atacado por un grupo de al menos cinco jóvenes que, aparentemente, intentaron sustraerle su motocicleta 110.
“Yo salí cuando escuché los gritos y el ruido. Él estaba sentado en la calle y los vecinos lo rodearon. Todos estaban gritando desesperados y traían trapos y alcohol de todos lados para ayudarle, pero no pudieron. La ambulancia tardó demasiado, él muchacho murió como un perro”, manifestó ayer uno de los vecinos del barrio San Marcos.
El hecho fue intervenido por los efectivos de la Comisaría Octava, en conjunto con el personal de la Brigada de Investigaciones, quienes a los pocos minutos del hecho detuvieron a cinco sospechosos del crimen.
Los mismos fueron identificados como Manuel P. (24), Rodrigo C. (18), su hermano de 16, y otros dos menores de 16 y quince años, respectivamente.
En cuanto al primero de ellos, fuentes policiales indicaron que se trata de un joven con reiterados ingresos a la comisaría por hechos de hurto, robo y violencia.
Sin embargo, independientemente de las detenciones, los vecinos también criticaron el accionar policial. “El muchacho estuvo ahí demasiado tiempo, la Policía llegó recién a los 40 minutos y eso que está a cinco cuadras de acá. Si llegaban antes, el chico seguro se salvaba”, expresaron.
Ayer por la tarde, Ayala fue sepultado en el cementerio local y sus familiares se reunieron en la vivienda que habitan sobre la avenida Pueyrredón, en el barrio San Marcos, a unas ocho cuadras del escenario del crimen.

Dolor familiar
“Si la ambulancia llegaba quince minutos antes, él se salvaba, pero murió desangrado. El no murió por una herida mortal”, fue el reclamo familiar encabezado por Sergio Maximiliano Ayala (26), hermano de la víctima.
Según los familiares, Gerardo no conocía a sus asesinos y a él lo atacaron cuando intentó evitar que le robaran el celular a una joven que caminaba en la zona.
“Los chicos le quisieron robar el celular a una chica y él se metió. Ahí fue que le quisieron robar la moto, él arrancó y ahí le pegaron un chuzazo (sic). Entonces él dejó la moto, salió corriendo y se fue hasta donde murió. Ahí le siguieron pegando”.
Cuando la Policía llegó al lugar, la víctima se encontraba sin vida. El hombre presentaba diversos golpes y heridas cortantes en el cuerpo, entre ellas, un corte en el reverso del bíceps izquierdo que le afectó severamente una arteria y le causó una hemorragia incontrolable.