Combatientes kurdos iraquíes llegaron ayer a la frontera turco-siria y esperaban viajar a Kobane para apoyar a sus compañeros de armas en su lucha contra los yihadistas, que atacan esa ciudad desde hace seis semanas.
Con el objetivo de coordinar el paso a Kobane de esos refuerzos, una delegación de diez peshmergas iraquíes entró por primera vez en esta ciudad, que se ha convertido en el símbolo de la resistencia al grupo yihadista Estado Islámico (EI), que trata de expandir su dominio territorial en Siria e Irak.
El paso de estos peshmergas, autorizado por Turquía debido a la presión de Estados Unidos, desencadenó la cólera del régimen de Damasco, que denunció "una violación flagrante de la soberanía siria", luego de haber acusado durante largo tiempo a Ankara de apoyar a los rebeldes y a los yihadistas que quieren derrocarlo.