Padrino de lujo

Domingo 24 de mayo de 2015

En 1987, el entonces joven Horacio Eugenio Spasiuk llegaba desde Apóstoles a la capital misionera para cursar la carrera de Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones (Unam). Esa época dejó huellas en la vida del futuro músico. La hora de la siesta era el momento del día para compartir vinilos junto a sus compañeros de estudio. Entre apuntes y libros, por primera vez el muchacho de 18 años escuchó una canción de Egberto Gismonti. Fue un descubrimiento, un instante movilizador. Hoy, 28 años después y ya convertido en un prestigioso músico, el Chango estuvo desayunando con Gismonti en Buenos Aires un día antes de ofrecer esta entrevista a El Territorio.
 Recién llegado de una gira por Europa, el Chango continúa creciendo como artista, llevando la música litoraleña a distintos rincones del mundo: “Me encanta viajar y tocar afuera, pero me gusta mucho más regresar”, dijo durante una visita fugaz a Posadas. Una de tantas.
Desde el ala académica le llegó otro reconocimiento. La Unam le otorgará el título de Doctor Honoris Causa el próximo viernes 5 de junio a las 18 en el Comedor Universitario (Félix Bogado 1260).

Anoche estaba previsto que  la magia de su Anconetani sea el broche de oro de la Cantata a la Patria en el Centro del Conocimiento. Y mañana arranca una nueva edición del Festival Internacional de Orquestas Infanto Juveniles Iguazú en Concierto, que él apadrina, como años anteriores lo hicieron Elena Roger y Susana Giménez.

¿Qué importancia tiene Iguazú en Concierto para los niños?
A veces uno cree que la música es un espacio de entretenimiento y uno se olvida de que es un espacio de construcción y de la disciplina de la música que se puede llevar a un montón de áreas. Recién estaba mirando a un niño sumamente entretenido tocando la marimba, y eso no se aprende ni mirando la tele ni la computadora o el teléfono. Con un instrumento se tiene ese estado de atención y concentración, y posiblemente no sea un músico profesional, pero esa disciplina, puesta en otras áreas de su propia vida, va a ser que sea mucho mejor. Eso es lo bueno de la música y ese es el sentido fundamental de los festivales como este.

¿Qué significa para vos y para tu carrera la distinción de Honoris Causa que te otorgará la Unam?
Es un regalo hermoso, creo que no es solamente a mi persona sino a todos los elementos de los cuales se nutre mi música, y creo que de alguna manera es como una consideración y una señal de respeto a un montón de elementos de los cuales me nutro constantemente, y no sólo como profesional.
 Estoy muy agradecido y contento. Siento que soy muy joven para algunas cosas, aunque hace muchos años me dedico a esto. No me sale otra cosa que agradecer.

Esta es la segunda vez que la Unam otorga una distinción a un referente del arte y la música regional. ¿Qué reflexión te surge al respecto?
Me parece que la institución lo que está valorando es la disciplina, y lo que uno está haciendo en su área nutre a la comunidad, y algo le está devolviendo, no es solamente entretenimiento. Es el chamamé, la música regional, la gente que tuerce el tabaco, el tarefero... Todos esos elementos hacen a mi música. Entonces, el gesto de respeto y de consideración hacia mi persona, en realidad es un gesto para resignificar y volver a poner en valor un montón de elementos que nos hacen a nosotros como comunidad. Por eso no lo tomo como algo solamente propio.

¿De qué modo influyó en tu vida el paso por la universidad?
En esa época era Sandino y Nicaragua, la revolución, y uno empezaba a leer libros que no leía antes, escuchaba música que nunca había escuchado, y entonces fue como un disparador. Se estaba empezando a escribir una ley provincial indigenista; ni siquiera en esa época se usaba la palabra pueblos originarios. Fue una época maravillosa para mí. La universidad hace que tu vida sea sumamente interesante. Es el momento en el cual uno está preparándose en el tipo de hombre que caminará después por el mundo.

¿Qué importancia tiene para vos la educación pública universitaria?
La universidad pública me parece un espacio maravilloso, y lo que se respira ahí; hay como ‘un anhelo de’. Después, el mundo te muestra su propia fuerza también, y con otras reglas de juego. Pero dentro del ámbito universitario uno construye algo en su corazón y eso va mucho más allá de la carrera que elijas cursar.

Y a la nueva generación de estudiantes, ¿qué le dirías?
Vivimos en una sociedad que todo el tiempo les está pidiendo a los jóvenes resultados inmediatos. Van a ser 28 años desde que estuve en la universidad. No hay que apurarse por esperar los resultados de lo que uno hace; 28 años no son tantos años, y la disciplina y el esfuerzo requieren mucho más de lo que la sociedad te está pidiendo: que inmediatamente seas exitoso. Hay que correrse de esa enferma demanda de la sociedad y su idea superficial de la palabra éxito.

Lo importante es hacer el camino...
Hay que disfrutar del camino, y de sus frutos. Siento que mi camino ha sido muy largo para mis 46 años y con una actividad sumamente intensa, pero este tipo de gestos de la universidad llega en un momento en el cual yo todavía siento que tengo mucho más para dar hacia adelante.

Tour europeo Francia fue el último destino de la gira europea que emprendió Chango Spasiuk en marzo. Estuvo también en Austria, Polonia, Bélgica, y España. Cada puesta en escena fue junto a su trío, formado por Marcos Villalba (guitarra y percusión), Diego Arolfo (guitarra y voz) y Pablo Farhat (violín).
El tour europeo 2015 contempló un total de 20 conciertos, en los que presentó su último disco, “Tierra colorada”, grabado en vivo en el Teatro Colón de Buenos Aires a fines del año 2013.
El diario español El Mundo lo entrevistó, destacándolo como uno de los grandes del acordeón del planeta. “Es el gran embajador del chamamé, el folclore musical de las provincias del Nordeste argentino” dice la crónica. ‘Ninguna relación con el forró, del Nordeste brasileño, ninguna relación con el tango. El chamamé es rural, el tango urbano” comenta Spasiuk en diálogo con el diario europeo.
“Mi gran revelación no fue el intento de estudiar antropología; en la universidad me encontré con las discografías de Miles Davis, el jazz y Piazzola. No quiero ser un virtuoso, me interesan las ideas’, reflexiona.
Por el camino se ha encontrado con excelsos músicos con los que ha cruzado el fuelle de su acordeón. La lista es inmensa: Mercedes Sosa, Bobby McFerrin, Cyro Baptista, John Zorn, Marc Ribot, Chucho Valdés, Lila Downs, Fito Páez, Dino Saluzzi, Lito Vitale, Missisipi Blues Band, La Bersuit, Carlos Núñez, Chico Cesar, Kronos Quartet y Hermeto Pascoal, entre otros.


Por Ana Espinoza
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