Hizo sus implementos con cuero para trabajar y hoy vive de eso

Viernes 28 de noviembre de 2014
Materia prima y trabajo. | Trenzar el cuero requiere mucho saber y habilidad.

Don  Joaquín “Caco” Lago (76) es artesano y confecciona trabajos en cuero crudo. Vive sobre calle Víctor Navajas casi San Martín, prácticamente en el centro Santó Tomé, y en la galería de su casa tiene su lugar de esparcimiento, que es donde desarrolla sus producciones.
En diálogo con El Territorio contó que desde hace muchos años se dedica a esto y que arrancó en el campo, elaborando complementos que necesitaba para trabajar; y una vez instalado en Santo Tomé, se dedicó sólo a este oficio.
“Arranqué de muy chico, cuando estaba con mi padre y yo quería tener mis cosas. Tenía un tío que trabajaba con cuero, y él fue un poco mi maestro, me enseñó, y de ahí empecé a trabajar. A medida que va pasando el tiempo uno va adquiriendo mayor experiencia. Fui aprendiendo, viendo y también leyendo”, recordó.

Al principio, este emprendimiento era nada más que un complemento para el trabajador del campo, “porque uno necesitaba las cosas para el trabajo. Después abandoné el campo y me vine para acá y trabajé sólo en esto”, añadió.
“Lógicamente siempre fui observador de todas estas cosas, y a medida que uno se va comunicando, vas ampliando tu conocimiento. Eso fue lo que me hizo progresar. Además, en artesanía, según lo que hagas es la habilidad que tenés que tener. En este caso tenés que tener mucha habilidad con las manos y el manejo del cuchillo”, señaló el emprendedor.
Lago explicó que el problema del cuero crudo es que el trabajador es quien tiene que elegir el cuero, según el producto a realizar. “El cuero para la trenza tiene que ser parejo. Se agarra el cuero fresco y lo lonjeás, es decir, le sacás el pelo con el cuchillo. Luego lo estaqueás y lo dejás orear. Y después empezás. Para cortar el cuero tiene que tener cierta humedad, reconocer eso tiene que ver con la experiencia, ahí se te hace fácil, porque al principio todo es difícil”, indicó.
En cuanto a las técnicas utilizadas, “en el asunto de la trenza yo llegué a la conclusión de que uno nunca aprende todo porque siempre uno está aprendiendo, es cuestión de comunicarse y andar. Según la región hay cosas que por acá no sabemos, entonces uno busca aprender y viceversa”.

Exposición y pedidos
Hace algunos años realizaron una exposición en el festival, y don Joaquín llevó algunos de sus trabajos. “Había de otros colegas también, porque acá había buenos trenzadores, estaba Miño, me acuerdo, Niceto Álvarez también, trabajaban bien la lonja según recuerdo”, dijo.
En cuanto a sus clientes, señaló que “para acá, la zona, es poco lo que hago. Yo trabajo sólo por pedido. Los que llevan mucho son los de la provincia de Buenos Aires, me suelen pedir bastantes cosas, porque según ellos allá no trabajan, y lo que consiguen es muy caro el trabajo en trenza, y el cuero que usan ellos no se presta para la trenza como el nuestro. Nuestros cueros son mejores porque son más naturales. También en el sur.”.
Respecto de si alguna vez transmitió sus conocimientos, recordó que “tuve tres o cuatro alumnos, no más que eso.  Y todos son buenos en lo que hacen”.


Algunas de sus creaciones
Entre sus producciones expuestas hay lazos de cuatro tientos, con once brazadas. Hay también de seis tientos, “pero acá casi no se usa, es más utilizado por los santiagueños. El de cuatro es lo mejor, por cualquier cosa que se reviente para recomponerlo. Yo remiendo también, hay amigos que me traen y se los remiendo”, dijo.
“Después tenemos las maneas, con y sin argolla, de ocho tientos para caballo. Se pueden utilizar cualquiera de las dos, de acuerdo a la costumbre del hombre de campo, cual le resulte más práctico”, añadió. Tiene además expuestos bozales confeccionados en “sistema porteño”, como él lo llama, ya que es el modelo que le solicitan mucho desde el sur del país. “El nuestro es más simple”, agregó.