“La Biblia no condena el aborto”

Domingo 7 de agosto de 2011
“En la biblia no aparece ninguna condena explícitamente al aborto, tampoco a la homosexualidad, porque hay una mala interpretación de los textos, lo que si se condena es el abuso sexual, la pedofilia y el abuso de poder”, aclaró la licenciada Sandra Bitschin, representante de la Asociación Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) durante un taller que se realizó el viernes pasado en Posadas.
La CDD viene participando de la campaña para la despenalización del aborto en Argentina y según explicó Bitschin, “Creemos que es necesaria para evitar más muertes de mujeres jóvenes y pobres. Nosotras no queremos más abortos, queremos menos abortos por eso nuestro lema es educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir… así de simple, lo que queremos evitar es la muerte, y cuando se habla de muerte y el derecho a la vida no se piensa en la mujer, sólo se piensa en el feto”.
A su vez, la licenciada en trabajo social fue más allá y reclamó medidas concretas en los hospitales y centros de salud. “Hay abortos que no son punibles, que deben garantizarse en el nosocomio. Además tiene que garantizarse una mejor atención. El maltrato esta tan naturalizado de parte de los médicos sobre nuestros cuerpos… se nos condena cuando se tiene un problema o cuando se sufre con un caso de violación. Debe haber gente capacitada para contener y no para castigar, que es lo que no hay. Es muy difícil a veces poder capacitar a médicos o a jueces”.
“Monitoreando Nuestros Derechos” se denominó este encuentro con la participación de más de 50 mujeres de seis provincias del país, quienes compartieron sus experiencias y las estrategias que van diseñando de acuerdo a sus realidades. A su vez, en relación a la Ley 26.485 de Protección Integral, las expositoras puntualizaron en el conocimiento de los derechos sobre violencia contra las mujeres y exigieron la implementación de programas y medidas sociales.

Por el derecho a decidir
Desde 1993 la CDD -que forma parte de la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD/AL)- viene luchando por la defensa de los derechos de las mujeres y tiene como finalidad propiciar la reflexión-acción sobre cuestiones tales como: derechos reproductivos, sexualidad, salud y ciudadanía de la mujer, y sus relaciones con elementos religiosos.
Para Bitschin, “en vez de abrir la mentalidad la Iglesia se fue cerrando cada vez más”. Por eso “estas cuestiones de la política del silencio de la Iglesia es lo que hay que empezar a destrabar. Nos prohíben cuidarnos y educarnos y además si somos violadas, también nos prohíben practicar un aborto cuando es horrible llevar un embarazo cuando sabes que fuiste abusada. No es de ahora que se ensañan con el cuerpo de la mujer, la quema de brujas fue un genocidio de mujeres que no solamente las quemaban sino que le quitaban todos sus bienes. Ellos hicieron lo que la dictadura hizo muchos siglos después”.
El equipo de CDD Argentina cuenta con la presencia de personas con un alto nivel académico, quienes brindan talleres sobre sexualidad, violencia de género, de aborto y diversidad en distintas iglesias. Además, realizan estudios profundos sobre los textos bíblicos con una mirada de género, inclusiva y democrática.
“Lo condenable es la pedofilia o el abuso sexual y no la homosexualidad, porque hay muchos textos bíblicos que ellos han dado vueltas para quitarnos también poder a las mujeres, hay nombres de mujeres que no aparecen. Las primeras celebrantes de las misas fueron las mujeres y esto a nosotras no se nos dice porque ellos quedaron con el poder de la Iglesia, de la palabra y del discurso, y el poder del discurso tiene un poder muy fuerte porque disuade nuestras mentes y nos somete. El amor no todo lo debe soportar, toman corintios 13 para que la mujer quede sujeta a ese varón que aún estando casada la viola o la somete. Entonces tenemos que empezar a sospechar de los textos, como dicen los teólogos y las teólogas”.
Bitschin explicó que CCD plantea una lucha “desde adentro”, ya que es “la única manera de llegar a las mujeres católicas que es lo que más nos interesa. Muchas mujeres de distintas iglesias no solo de la católica, no piensan por sí mismas. Hay muchas que están en contra del aborto, los encuentros con son debates muy duros, muy fuertes, donde ellas van con los tapones de punta y van los varones a pegar, pero esto no sale en los medios”.

Cambiar los paradigmas
Durante la jornada, Susana Chiarotti, fundadora y directora del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar), profundizó en la ley y explicó sobre los distintos mecanismos para denunciar hechos o situaciones de violencia.
“Las mujeres tenemos una diferencia en el acceso a los derechos a medida que nos vamos apartando de la ciudad autónoma de Buenos Aires hacia las fronteras del país, eso se tiene que solucionar”, advirtió Chiarotti y solicitó: “Tenemos que tener presupuestos adecuados y para eso hay que cambiar los paradigmas con los que se trabaja la violencia contra la mujer. Convencer a los gobernantes que no es un problema menor, de un grupo de mujeres o de víctimas vulnerables. Es un problema de la mitad de las ciudadanas y está relacionado con la seguridad humana”.
Según opinó la abogada, el concepto de seguridad ciudadana está considerado de una manera parcial y machista, ya que no se tiene en cuenta al 51 por ciento de la población. “Las mujeres tenemos que tener en cuenta qué es la seguridad ciudadana, para nosotras es todo lo que afecta nuestra vida y nuestra integridad física, que no se ve afectada sólo por delincuencia callejera. Nosotras tenemos problemas en el trabajo, en los hospitales, en las casas, entonces nuestra seguridad tiene que ser contemplada de otra manera y tiene que integrarse la violencia contra las mujeres en el paradigma de seguridad ciudadano”.

Experiencias compartidas
Bajo el lema “Por el derecho a una vida sin violencia”, las participantes -provenientes de Formosa, Misiones, Chaco, Corrientes y Entre Ríos-  trabajaron temas como el patriarcado, la discriminación como base de la violencia, la Ley 26.485, la violencia contra las mujeres y sus efectos en los derechos sexuales y reproductivos y los mecanismos y recursos nacionales e internacionales para reclamar por la violencia. La capacitación estuvo a cargo de especialistas del Insgenar y de CDD, con la adhesión de la Delegación del Inadi en Misiones.
Olga Romero llegó desde el barrio Santa Cecilia, de Posadas, para participar del taller. Ella es una sobreviviente que ayuda a otras mujeres para salir de situaciones de violencia.  “Tengo dos hijas de 11 y 7 años. La violencia de uno, no puede volcarse en los hijos. Son un gran tesoro para mí. Les demuestro que yo estudio, para poder ayudarles a ustedes”, expresó Olga.
También Rosaura Medina de 18 años, habitante de un pueblo Qom a 15 kilómetros de Formosa capital, presenció el taller. Se trata de una comunidad de 5 mil habitantes donde únicamente ella pudo acceder a los estudios universitarios y hoy cursa el tercer año de abogacía.
“La situación de la mujer está preocupando mucho en mi comunidad porque está influenciando la cultura occidental en mi comunidad, es como que el hombre se cree que es más, cosa que antes no se veía en mi pueblo. Antes se respetaba muchísimo la cuestión de que el hombre no podía pegar a la mujer según nuestra cultura, porque para eso el hombre nació de una mujer. Creo que todavía las acciones no son suficientes, faltan talleres y que se conozca mas la ley, para que las mujeres sepan sus verdaderos derechos de las mujeres”, consideró Rosaura.


Para que la Ley se reglamente
Según Susana Chiarotti, fundadora y directora del Insgenar para implementar la Ley 26.485 se necesitan tres acciones:
• Un plan nacional que abarque todas las provincias y que lleve esas políticas a medidas concretas y programas concretos.

• Un presupuesto adecuado con partidas genuinas, que salgan del presupuesto nacional y que sea destinado a las mujeres y sus familias.

• Estadísticas para que se puedan hacer políticas en base a criterios científicos y no en base a intuición. No hay un idea clara de cuantas mujeres viven en situación de violencia.

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