“A la muerte pudiste enterrarla y despedirte, esto es un duelo eterno”

Domingo 29 de marzo de 2015
Claudia. | Es representante en Misiones de la Red de Alto al Tráfico y la Trata.

Claudia Betancur tiene 41 años, está casada y es madre de dos hijos. Lleva su vida normalmente, pero hay algo que la desvela y no la deja conciliar el sueño todas las noches desde hace un año y un mes: encontrar a su madre.
Claudia es hija de Aída de Jesús Cabrera, una mujer de 67 años que se encuentra desaparecida desde el 28 de febrero de 2014. Ayer se cumplieron trece meses de la última vez que tuvo contacto con su madre y a pesar del tiempo transcurrido, su imagen se le presenta todos los días.
“Realmente es muy difícil dormir. Cuando te vas a acostar, no importa cuánto tiempo pasó, vos te vas a acordar de esa persona. Cuando te vas a dormir se te vienen todas las preguntas: ¿qué le pasó?, ¿dónde estará?, ¿le hicieron daño?, ¿la encontraré?”, expresó Claudia en diálogo con El Territorio.

Aída vivía en un departamento de Villa Cabello y el viernes 28 de febrero del año pasado salió de su casa y nunca regresó. Su desaparición fue conocida dos días más tarde, cuando el lunes, una prima de la familia contó que por segunda vez consecutiva no pudo entregarle la vianda diaria.
Claudia y sus dos hermanos fueron al departamento y en el lugar encontraron la radio prendida, todas las luces encendidas y un mate recién preparado. “Se nota que ella salió como para ir al almacén, un ratito nomás, pero nunca más volvió”, relató.
En ese momento comenzó la desesperación de la familia, que hasta hoy continúa, y la angustia desvela a todos. Fue ahí donde comenzó también una incansable búsqueda que hoy, a más de un año de la desaparición de Aída, sigue en marcha.
El primer paso de la familia fue obvio: dirigirse hacia la Policía para realizar la exposición. Sin embargo, la respuesta obtenida no los dejó muy conformes, por lo que iniciaron la búsqueda por su propia cuenta.
Recorrieron todo Posadas, Garupá, Candelaria y otras localidades del interior, e incluso llegaron a viajar hasta Chaco y Formosa, todo impulsado por diferentes pistas que llegaban a sus teléfonos pero que finalmente terminaban siendo falsas o erróneas.
No hubo barrio, villa, matorral, descampado o zona de costa sin rastrillar. Todo siempre de manera personal, sin la ayuda de la Policía.

Investigadores privados
Con el correr de los meses, Claudia y su familia nunca aflojaron en la búsqueda. Ella siempre sintió que algo tenía que hacer por encontrar a su madre. Fue así que comenzó a tejer contactos con diversas familias que habían sufrido de la misma situación y entre ellas se encontró con Susana Trimarco, madre de Marita Verón, desaparecida desde el 2002, y con los familiares de Ana María Cash, vista por última vez en julio de 2011.
Cinco meses después de la desaparición de Aída, Claudia ya había cumplido con todas recomendaciones que los Cash le habían proporcionado. “Las familias se convierten en investigadores privados, y hablo en nombre de todas las familias”, afirmó la mujer, mientras mostraba una carpeta repleta de hojas con anotaciones, números telefónicos y hasta un mapa de Posadas con las zonas rastrilladas.
“Al principio no sabíamos nada, fuimos anotando todo de casualidad, pero en realidad es lo que se debe hacer siempre. Anotar todo. Nosotros hicimos un mapa y lo desplegábamos dentro del auto para repartirnos. Vos no paras de buscar, se te seca la boca pero el amor te lleva a seguir recorriendo”, detalló.
En este aspecto, Claudia fue contundente al afirmar que toda su búsqueda fue de manera personal, junto a su familia, dejando siempre en claro que la respuesta policial en este caso fue prácticamente nula.
“En una reunión con las autoridades de acá, ellos nos dijeron que nos iban a dar vales de combustible para que sigamos buscando. Nosotros, llorando, le respondimos que esos vales los usen ellos, pero que nos ayuden por favor”, recordó.
Aseguró también que la ayuda de las organizaciones es fundamental. Actualmente, ella es representante en Misiones de Ratt Internacional (Red de Alto al Tráfico y la Trata) y está en contacto directo con Red Solidaria, Bandera Blanca y Personas Perdidas, entre otras.
Fue así como con el correr de los meses esta mujer se decidió a hacer algo para continuar con la búsqueda de Aída pero también ayudar a los demás. Creó la página en Facebook  “Comunidad ayudemos a encontrarlos”, que actualmente cuenta con casi 4.000 suscriptores y fue clave, por ejemplo, para que la joven Luciana Ferrer, fuera reconocida por sus familiares a principios de este año.
“Yo hoy por hoy me manejo directamente con las familias. Que te abrace un familiar de desaparecido se siente distinto, porque uno sabe lo que el otro está sintiendo. Yo con mi página no quiero dar sólo solidaridad, sino también contención, que es lo que yo también necesite en un principio”, sostuvo.

Etapas
Como en una gran cantidad de otros casos, Aída Cabrera lleva más de un año como desaparecida y su hija asegura que ante estos extensos períodos de incertidumbre, las familias atraviesan distintas etapas.
“Al comienzo uno está totalmente desenfocado, desesperado, apurado. Se va guiando por corazonadas, no sabe para dónde ir y confía al cien por ciento en todo, cosa que hoy no hago, hoy no confío más en nadie”, explicó.
En cuanto a esta primera etapa, Claudia recordó que durante los primeros meses de búsqueda de Aída, ellos llegaron a acampar y hacer vigilias nocturnas dentro del auto en peligrosas zonas de Posadas, con tal de obtener algún dato nuevo. 
Más tarde, mientras continuaba mirando de reojo las fotografías que le quedaron de su madre, Claudia admitió que llega un momento en el atravesó un “proceso de desgaste”.
“Después del primer o segundo mes, uno hace un parate de desilusión; uno no quiere dormir,ni comer. Uno lo que único que hace es pensar en esa persona que no está, que se encuentra sin comida, sin techo o sin ropa, pasando hambre y frío. Y uno vive con el teléfono siempre, rogando de que suene con una pista nueva”, puntualizó.
Ya para el final de la entrevista, con entereza pero a corazón abierto, Claudia admitió que considera muy difícil encontrar con vida a su madre.
“Con las pistas que tenemos, con el corazón en la mano y los pies en la tierra, mi mamá no está viva. Pero yo necesito buscarla con el corazón, no con la razón. Porque el corazón me dice que yo voy a encontrarla viva, porque sino, no puedo buscarla”, expresó.
Antes despedir al equipo de este diario, en el umbral de su casa, Claudia dejó una frase más que contundente y que explica todo su sentimiento y fundamenta el porqué de su desvelo diario. Comparó la desaparición con la muerte y remató: “Con la muerte vos hiciste el duelo, lo pudiste enterrar, te pudiste despedir, sabés de qué murió. Esto, en cambio, es un duelo eterno, vos no sabés nada de nada. Es todo suposición. Imaginate que un día te fuiste a trabajar y cuando volvés, tu hermano no está y nunca más lo ves”.


Caso Ferrer: identikit y redes
Luciana Ferrer (31) fue hallada quemada en Candelaria el 14 de enero y falleció un día más tarde, mientras estaba internada con lesiones de fuego en el 98 por ciento del cuerpo. Era oriunda de Pergamino, Buenos Aires.
Su cuerpo fue trasladado a la morgue y allí estuvo más de una semana sin ser identificada. Durante ese lapso, las autoridades judiciales confeccionaron un identikit del rostro de la occisa, como así también de uno de sus brazos, en el cual tenía un particular tatuaje en forma de pulsera. El material fue divulgado por la cuenta de Facebook "Comunidad ayudemos a encontrarlos", y sus suscriptores comenzaron a notar las coincidencias entre dicho dibujo y las fotografías de Luciana. "Yo estaba en contacto con su familia hacía varios días y a mí me tocó darle la noticia. Fue muy difícil, pero bueno, tenía que hacerlo", recordó Claudia.


Los Pasos a seguir
• Exposición y denuncia. Es fundamental dar aviso de la desaparición de una persona a la Policía lo más rápido posible. Las primeras 48 horas son fundamentales para la investigación y la búsqueda.
• Anotar todo. Las familias y las organizaciones recomiendan recopilar y anotar toda la información posible. Pistas con días y horas especificadas, nombres, crear una agenda con todos los números telefónicos, lugares recorridos.
• Mapa. Para facilitar la búsqueda, se recomienda realizar un mapa o croquis de la ciudad, en el cual se marquen las zonas ya rastrilladas. Además, registrar la existencia de cámaras de seguridad en todos los lugares, para así poder pedir las grabaciones de las últimas horas.
• Rostro. Elaborar un álbum de fotográfico de las marchas, manifestaciones o eventos organizados para reclamar justicia y subirlas a la web. Eso permitirá que los rostros de las personas desaparecidas nunca se olviden.

Jorge Posdeley
fojacero@elterritorio.com.ar