Los jóvenes y una murga que busca rescatar sonrisas

Domingo 31 de agosto de 2014
Momento de disfrute. | Chicos de entre 16 y 18 años visitan las escuelas.
La Murga de la Felicidad es un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años de Campo Grande  que visitan escuelas y comedores por los chicos. Es un grupo que se armó entre amigos en el 2012,  y el objetivo que persiguen es alegrar a los chicos, haciendo shows y juegos con los chiquitos.
“Somos chicos de diferentes escuelas del pueblo. Y lo hacemos todo por solidaridad nomás. Al principio éramos diez, actualmente somos siete. Lastimosamente uno de los chicos falleció, por eso nos costó un tiempo seguir con esto. En Campo Grande fuimos a casi todas las escuelas, y a algunas de Aristóbulo del Valle. Pedimos autorización en las escuelas y si nos permiten, vamos y hacemos las actividades. También fuimos a comedores, y con los chicos de la ruta 7. Calculo que llegamos a unos 20 lugares. Hace dos años arrancamos con esto y repetimos las escuelas siempre porque nos piden y los chicos también”, contó Débora Zapaya, una de las integrantes del grupo.
Este grupo de jóvenes en una oportunidad hizo una colecta de ropa que entregaron después a niños carenciados, y siempre están acompañando las actividades de los niños “Se nos ocurrió juntarnos para festejar el día del niño en el 2012, ahí fue la primera vez que actuamos. Quisimos buscar la manera de ayudar de una buena manera a los chicos de nuestro pueblo, y la mejor manera era esa. Nos juntamos y confeccionamos nuestros propios trajes, comprando y consiguiendo la donación de telas, y practicamos algunas rutinas. Al principio éramos muy tímidos, pero ahora estamos acostumbrados y nos sale más espontáneo y disfrutamos un montón trabajando con los chicos", dijo.
"Hay muchos chicos que vemos que les falta mucho cariño; hablando un rato con ellos te das cuenta de que en la casa no le dan el cariño que necesitan.  Hacer esto en lo personal me ayuda un montón. Como persona crecí muchísimo y me llena el alma hacerlo siempre. El cariño y la sonrisa que regalan los chicos no se compara a nada. Lo que  hacemos es a puro corazón, sin pedir nada a cambio, solo una sonrisa”, explicó Débora.
El show dura alrededor de 20 minutos y dependiendo  del tiempo que le permita la institución escolar que visitan,  se quedan  dos horas o más, hacen juegos con pelotas, carrera de embolsados, concurso de baile y chistes, entre otras actividades.
“Globos casi siempre compramos con nuestra plata. Pero si la escuela o comedor le suelen dar sorpresas como chocolates, golosinas, sí se les entrega eso. En el 2012 hicimos una colecta grande de ropa y la entregamos a un barrio de acá a los chicos más necesitados” concluyó.

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