Acordeones, de Aristóbulo para toda la provincia

Martes 31 de marzo de 2015
Bien de familia. | Padre e hijo, dos de los escasos expertos. | Foto: Julio César Vázquez
La relojería familiar guarda joyas y despertadores, pero sobresalen sobre el mostrador varios acordeones. “Más pasatiempo que trabajo”, señaló Jorge Pirelli, reconocido relojero de la avenida San Martín en esta localidad.
“Lo hacemos más porque nos gusta”, indica Pirelli, y la definición plural se explica porque Ariel -maestro de música e hijo- comparte esta changa familiar afinando, mientras Jorge desarma, limpia y rearma los instrumentos que desfilan por el local en diferentes marcas, tipos y tamaños y procedencias: Todeschini, Mastropiano, Scandali y la lista sigue.
“Un amigo y colega de música, José ‘Maluco’ Lisik, nos provee de repuestos y es otro entendido de este trabajo, pero la afinación es la cuestión más delicada, exige paciencia y tiempo, en eso se especializa Ariel”, reveló Jorge.
Se trata de un oficio con escasos expertos en la materia y no cualquiera es capaz de hacerlo bien.
Por ello los músicos reciben visitas de lejanos lugares de la provincia que traen sus instrumentos para ser tratados. Los hay muchos en las iglesias evangélicas.
El acordeón es un instrumento traído a la zona por colonizadores europeos y germano-brasileños y tuvo un gran arraigo en la música regional.
A veces la relojería de los Pirelli torna en peña musical. “Tenemos acordeonistas que no tienen instrumento, pero saben ejecutar y entonces llegan, piden prestado alguno y se sacan el gusto ejecutando algún corrido o valseado”, contaron.
No es un hobby barato, los buenos acordeones no bajan de los 18 mil pesos.