Buzos rastrillan el río en busca del remero que se hundió en El Brete

Martes 25 de noviembre de 2014
Dos días después de naufragar con su piragua frente a la bahía El Brete, buzos tácticos de la Prefectura Naval Argentina (PNA) continuaban al cierre de esta edición rastillando las profundidades del río en busca del cuerpo de Eduardo Enrique Piñeyro, de 18 años.
En compañía de su amigo Ezequiel Insaurralde (20), el joven remaba el domingo, minutos después de las 19, a 100 metros de la zona de playa cuando la embarcación dio vuelta campana, presumiblemente, a causa de oleajes producidos por embarcaciones a motor que circulaban en la zona.
Los bañistas que todavía estaban en el lugar advirtieron la escena y avisaron a los guardavidas, que activaron el operativo de rescate pero solamente pudieron sacar del agua al mayor de los remeros.
Fue el sobreviviente quien contó a los rescatistas que una ola los golpeó y provocó el vuelco de la piragua. Él se mantuvo a flote y salvó su vida, no así el otro joven que -según dijo- no sabía nadar.
Una vez notificados, la fuerza federal que custodia el río Paraná dispuso la búsqueda del cuerpo del muchacho, que se inició la misma noche con la colaboración de buzos y cuatro embarcaciones.
Sin resultado positivo, la tarea se suspendió de madrugada y se reanudó a primera hora de ayer, durante toda la jornada. El área de búsqueda era paralelo al final del muelle, ya que según los federales el agua ingresa a la bahía por ese sector y sale en el otro extremo.
Pese al calor reinante y al sol furtivo del día, muchos amigos de Piñeyro se juntaron en el lugar desde temprano para acompañar a la familia, que se mantiene con esperanzas de hallarlo con vida más allá de que las posibilidades son realmente escasas.
Con mucha angustia seguían de cerca los movimientos de los buzos que están buscando la ubicación del joven, tarea que no se detiene aunque alertaron que es un lugar difícil porque tiene profundidad y muchos árboles.

Trágica tarde de piragua
“Tarde de piragua en el río y a la noche Itu”. La frase fue escrita por Ezequiel Insaurralde en su muro de Facebook, el domingo, a las 17:30. La posteó como epígrafe de una foto que segundos antes se había sacado junto a su amigo Eduardo.
Lo que no imaginaron es que esa imagen podría ser el último y triste recuerdo de una jornada que hasta el segundo antes de la ocurrido había sido perfecta.
La reconstrucción en base a los datos aportados por allegados y familiares indica que antes de largarse al río ambos jóvenes habrían realizado arreglos en la piragua tipo canadiense, lo que pudo haber sido un factor desfavorable.
Ese dato llamó la atención de los integrantes de la Prefectura ya que la piragua se hundió apenas dio vuelta campana, pese a que posee compartimientos estancos que hacen de flotadores.
Otra arista que analizaban los prefecturianos y personas que se acercaron a la zona de búsqueda para seguir de cerca el operativo tiene que ver con que Piñeyro no llevaba puesto el chaleco salvavidas, que lo hubiera mantenido a flote hasta la llegada de los rescatistas.
Párrafo aparte para la seguridad acuática del lugar, ámbito desde el cual resaltaron la rápida reacción de los guardavidas para rescatar al sobreviviente.
“Cuando se produjo el accidente había cerrado el horario de playa por lo que los expertos en rescates no estaban en el lugar. Ni bien fueron alertados corrieron hasta el extremo del muelle y se arrojaron al agua. Atraparon a uno, pero Piñeyro fue tragado por el río”, dijo el director de Seguridad Acuática de la Provincia, Franco Bacigalupi.


Inconsciencia Eduardo Piñeyro se convirtió en el primer caso de un accidente por negligencia de la temporada de verano en El Brete, que se habilitó hace cuatro días. Las autoridades desconocen por qué sector ingresaron a navegar, pero lo hicieron sin las medidas de seguridad indispensables.
La historia se repite. Mucha gente va al río sin ningún tipo de elemento de seguridad.
En la víspera, mientras los prefecturianos rastrillaban las profundidades del río, mujeres y hombres a bordo de sus kayaks circulaban por el área de operación a puro remo y sin chaleco salvavida. Fueron advertidos para que se los coloquen; así y todo, en algunos casos la respuesta fue que “es molesto para remar”.