Felipe Pigna disertó en Posadas ante más de 500 personas

Sábado 11 de noviembre de 2017
El reloj marca las 20.15 y de impecable saco sport aparece en escena el historiador Felipe Pigna. Ingresa caminando desde el fondo del salón causando sorpresa entre el público y, tras un aplauso sostenido, toma asiento para comenzar su disertación sobre la vida y obra de Mariano Moreno.
La gira de difusión de su último libro, La vida por la Patria, lo trajo a la capital de la tierra colorada, donde más de 500 posadeños colmaron el jueves la sala Eva Perón del Centro de Convenciones para presenciar su conferencia.
Saluda, habla pausado, defiende al mate en clara alusión al audio de la ‘Cheta de Nordelta’,  e inicia con maestría su relato revisionista sobre el creador de La Gazeta de Buenos Aires, a quien considera uno de los “padres fundadores de la Patria”.
 “A mí, padres fundadores es un término que me gusta más que prócer. Es un término que utilizan los estadounidenses para referirse a los padres fundadores de su nación. En nuestro caso, hay como un recorte sobre los personajes históricos. Como si la historia fuera únicamente para niños de primaria que no pueden entender las complejidades de un personaje. Se hace un recorte que simplifica a la figura de Belgrano como quien creó la bandera. Entonces parece que Belgrano creó la bandera, y luego se murió. O San Martín, cruzó los Andes y luego se murió, o Mariquita Sánchez de Thompson cantó el himno y después palmó”, sostiene y provoca risas entre el auditorio.
Ya con la atención puesta en Moreno, de su boca afloran las anécdotas sobre un adolescente de clase media baja que gracias a su inteligencia consigue una beca para poder estudiar en el Real Colegio San Carlos, o las de un abogado recién recibido cuyos primeros clientes fueron indígenas explotados del Alto Perú. Durante el relato, el hombre que vivió un amor más allá de la muerte con su esposa María Guadalupe Cuenca; se funde con el funcionario que en apenas siete meses como Secretario de Guerra y Gobierno de la Primera Junta estableció una oficina de censos y planificó la formación de una Biblioteca Pública Nacional.
El reloj avanza, y Pigna llega a uno de los puntos críticos de su alocución: la muerte de Moreno. Frunce el ceño y explica al auditorio su tesis donde sostiene que se trató de un asesinato. La misma afirmación que lo enfrentó a la Academia, y que le sirve de excusa para poner el foco sobre su corriente revisionista. “Es claramente un homicidio. Es extraordinaria la tozudez de los académicos de no admitir que fue un asesinato” señala ante un público absorto y añade: “Hay una gran ingratitud hacia los próceres. Nosotros venimos a proponer otra mirada de la historia, que nos parece más interesante, pero sin tachar las otras miradas”.
Los presentes aplauden, algunos se ponen de pie, mientras una voz anuncia que el escritor firmará autógrafos en el pasillo.
Minutos más tarde, una fila de más de 100 metros se forma para pedirle fotos y libros autografiados. Entre la multitud, el literato parece un rockstar de la historia argentina que atrae a seguidores de edades e intereses de los más diversos.“Vine porque me interesa Felipe Pigna. Lo tengo como referente desde que soy chico. No es que soy fan de la historia, estudio Economía, pero a Pigna lo escucho en radio y veo sus programas”, indica Axel Estrada (20).
A su lado, Santiago Martínez (12) aguarda su turno junto a su madre, con un ejemplar en mano: “Vine para ver a Felipe Pigna. Me fascina la historia desde que tengo 4 años. Yo doy clases en mi escuela. Mi prócer preferido es San Martín, por sus ideas y por lo que hizo”.
Por su parte, Vanesa Ruiz (25) confiesa que aprovechó el evento para instruirse en su profesión: “Me resultó interesante. Yo sabía del tema, pero me interesaba profundizar más. Había leído Los mitos de la historia argentina en el Profesorado de Educación Primaria, pero el modo en que explica te da herramientas para enseñar historia de un modo diferente en el aula”. Asimismo, Blanca Ceballos (62) visiblemente emocionada señala: “Me interesa el tema y el autor del libro. Lo he escuchado por la televisión y me gusta porque es claro y entiende como explica”.
Tras dos horas de plática, Pigna se despide de la tierra roja donde dejó su marca en cientos de corazones y libros autografiados.