Cada viaje es una tortura

Lunes 20 de marzo de 2017
Habrá que llamar a una hechicera. Tal vez a un psicológico. Pero a algo nuevo deberá apelar el cuerpo técnico si pretende que Crucero pueda festejar de visitante.
Ayer, en la continuidad de la 23ª fecha de la Primera B Nacional, el Colectivero perdió 2-0 con Gimnasia de Jujuy, sufrió su décima derrota sobre 11 partidos jugando fuera de Misiones y se hundió en el fondo de la tabla de posiciones.
El conjunto misionero, que sólo sumó un punto como visitante en el presente torneo (0-0 con Villa Dálmine, el 12 de octubre del año pasado por la 9ª fecha), quedó cuatro puntos abajo del penúltimo, Flandria, que ayer encima volvió a sumar de a tres.
Al Chulo Rivoira no sólo le debe preocupar el flojo rendimiento que ayer mostraron sus dirigidos en la capital jujeña, sino también la tabla de los promedios pensando en el próximo torneo, y que hoy por hoy tiene al Colectivero en puestos de descenso.

El Lobo se despertó en el ST
En la primera etapa del partido los dirigidos por Fernando Gamboa nunca terminaron de acomodarse. Porque el rival defendió muy atrás, conformándose con el cero a cero, y no dejó espacios. De entrada, Morales probó y su tiro fue alto, mientras que en el cierre, Céliz apareció solo en el área, pero Arce adivinó la intención. Fue lo poco que se destacó en los primeros 45 minutos.
Gimnasia se fue al descanso con más dudas que certezas, porque aunque había sido superior, no tuvo ideas claras para vulnerar a su rival, una vieja historia repetida en Jujuy.
Sin embargo, en el complemento, el gol en contra de Tarrito Pérez tras un córner perfectamente ejecutado por Sufi “abrió” el partido.
El Colectivero, que se estaba hundiendo en el fondo de la tabla, se vio obligado a arriesgar un poco más.
Vía contragolpe, Gimnasia se sintió cómodo y más en las jugadas con pelota parada. Céliz tuvo dos oportunidades netas para ampliar el marcador, pero falló en los sendos cabezazos.
El 1-0 era más que justo, pero el juvenil Ulises Virreyra se encargó de darle la alegría a la gente. El delantero, junto a Maldonado, peleó una pelota aérea, ganó y cuando cayó, el pibe de la cantera definió perfecto abajo.