3 mil años después resolvieron el misterio de la "Momia que grita"

Sábado 17 de febrero de 2018 | 05:00hs.

Investigaciones recientes de arqueólogos y egiptólogos llegaron a la conclusión de que los restos de la "Momia que grita" pertenecen al hijo deshonrado del faraón Ramsés III, que gobernó en el siglo XII a. C. ¿Pero se trató de un suicido o fue condenado a muerte?.

La inquietante expresión de agonía desconcierta a los arqueólogos, desde que los restos inusuales fueron desenterrados en Deir El-Bahari, Egipto. Después de décadas de especulaciones y trabajos, llegaron a la conclusión que su rostro pertenece al príncipe Pentawere, hijo también de la reina Tiye.

Cuando los arqueólogos llegaron a la zona, en 1886, encontraron muchos cuerpos, pero el que más llamó la atención fue el de esta momia, que tiene una inconfundible expresión de dolor. El cadáver había sido secado en sal y cubierto en piel de oveja, y su boca quedó abierta, como si la persona hubiera muerto de forma traumática.

Algunos expertos sospechan que fue envenenado, pero el Ministerio de Antigüedades de Egipto aseguró que las marcas alrededor del cuello muestran que la persona probablemente murió ahorcada.

El egiptólogo y exministro de antigüedades Zahi Hawass aseguró en declaraciones al Al-Ahram Weekly, confirmó que "fue condenado a muerte y ahorcado por su papel en el asesinato de su padre".

La historia

Tiye tenía la intención de asesinar a Ramsés III para que su hijo Pentawere, subiera al trono, pero como era el segundo en la línea sucesoria, después de su medio hermano Amun-her-khepeshef, debía realizar un complot. Junto a sirvientes, administradores y otros miembros de la casa real, la reina planificó el asesinato de su esposo para, posteriormente, derrocar al príncipe heredero.

Escriben en Clarín que, al parecer, esta idea fue descubierta y, en el Papiro de Turín, está escrito que la Reina y su hijo fueron declarados culpables. En cuanto a Pentawere hay dos hipótesis: fue condenado a la horca o se ahorcó después de ser condenado al suicidio, ya que las personas de la realeza eran intocables. El suicido, en tal caso, no le hacía merecedor de una sepultura digna.

El final del príncipe parricida fue terrible y esto se encargaron de demostrar sus embalsamadores al darle a su cuerpo un aspecto espeluznante. La momia, como corresponde a un hombre de "sangre azul", fue enterrada en el complejo funerario real, en la orilla oeste del Nilo.

Sin embargo, su aspecto no luce como el de los demás. Sus extremidades fueron atadas con cuero y el cuerpo envuelto en piel de oveja, señal de que es una persona “indigna”. Además, cuando fue encontrada, tampoco tenía un marcador de tumba, que según la costumbre en ese momento le asignaba un rol en la vida futura.

"Simplemente lo dejaron secar en natrón y luego le echaron un poco de resina en la boca abierta", informó Hawass. Actualmente, se exhibe en el Museo Egipcio de El Cairo como parte de una exposición temporal especial, que muestra partes de la colección que no se habían visto antes.