Villa Ocampo, la fastuosa residencia que reúne la cultura de ayer y hoy

Lunes 26 de septiembre de 2016 | 05:00hs.
Victoria Ocampo, frente a su quinta de verano en Beccar, hoy Villa Ocampo, Observatorio de la UNESCO

Villa Ocampo no es ni un museo ni un centro cultural, pero es un poco de las dos cosas. La UNESCO, a cargo de este espacio, lo llama un observatorio, porque se impulsa y se fomenta como punto de partida la actividad investigativa y de reflexión. "Yo no soy una escritora. Soy simplemente un ser humano en busca de expresión. Escribo porque no puedo impedírmelo, porque siento la necesidad de ello y porque esa es mi única manera de comunicarme con algunos seres, conmigo misma. Mi única manera". Victoria Ocampo tenía un sueño, y ése era el diálogo entre culturas. En el centro se ubicó Villa Ocampo, eje principal de su incansable mecenazgo y su imparable misión de apoyar las artes y reivindicar la importancia de la literatura de la época.

 

La célebre residencia de Victoria Ocampo en Beccar (Elortondo 1837) es hoy un punto de encuentro entre culturas. Su existencia actual tiene como objetivo principal plantear los grandes cuestionamientos humanos y consagrarse cada vez más como un espacio dinámico y creativo que busca impulsar el desarrollo de la sociedad con una perspectiva cultural. Por ella pasaron los mayores intelectuales argentinos y extranjeros del siglo XX, como Graham Greene, Albert Camus, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda e Igor Stravinsky.

 


Frédéric Vacheron, representante de la UNESCO y director del Programa Villa Ocampo, explicó que "antes de morir Victoria decidió donar su casa a la organización, pero con un encargo, con una misión. Y así empezó esta aventura. Es una casa en la que trabajamos tanto el legado de Victoria Ocampo como los programas de la organización y sobre todo la vinculación entre los dos. Queremos que éste sea un sitio en el que se hablen los grandes temas de la humanidad", según publicó el medio Infobae.

 

La historia de un patrimonio
Según relata Álvaro, uno de los guías de Villa Ocampo, la construcción de la residencia se llevó a cabo entre 1888 y 1891. La familia Ocampo la proyectó como una quinta de verano, ya que solían veranear en Pergamino, y el trayecto era bastante más lejos, especialmente si se tiene en cuenta que en la época se desplazaban por la zona en carruaje. La construyó un miembro de la familia, el ingeniero civil Manuel Silvio Cecilio Ocampo.

 

La casa combina elementos arquitectónicos italianos, ingleses, holandeses, y sigue los lineamientos de la arquitectura francesa, por lo que su estilo pertenece al movimiento arquitectónico del eclecticismo. Tiene tres plantas, cada una de unos 450 metros cuadrados, además de un sótano, una galería y un jardín impecable y señorial de unos 10 mil metros cuadrados con una fuente central, un gazebo y tres gansos que pasean entre los visitantes del lugar como si fueran los dueños.

 

Originalmente, el parque tenía una extensión de 10 hectárea y desembocaba en el río, pero se fue loteando tras una sucesión. Una barranca a través de un bosque desembocaba en el Río de la Plata. Victoria Ocampo heredó la hectárea donde está la casa, con la residencia incluida, porque así lo dispuso la propietaria original que era su madrina y tía abuela, Francisca Ocampo de Ocampo -se había casado con un primo-. También heredó la Villa Victoria en Mar del Plata, que también puede visitarse pero que pertenece a la municipalidad.

 


Victoria, mecenas del siglo XX y precursora de la UNESCO
Victoria Ocampo se instaló en esta residencia de forma permanente en la década del '40. Su toque moderno en la decoración interior es notable a primera vista, con un tapiz con una ilustración de Pablo Picasso, bibliotecas blancas que parecen salidas de las páginas de revistas de diseño de interior y una calidez que se siente aún hoy en día. Su escritorio, su máquina de escribir y sus icónicos lentes permanecen en el lugar, testigos eternos de su legado.

 

Fue una pionera. Una precursora del feminismo como su contemporánea Simone de Beauvoir y su amiga cercana Virginia Woolf y de la diversidad cultural. Victoria Ocampo heredó una fortuna importante pero la invirtió casi en su totalidad en mecenazgo. Fundó la mítica revista Sur -la publicación cultural argentina de más larga duración- en una época en la que el mundo de la literatura estaba dominado por hombres. Duró 61 años y lo financió ella misma durante 40 de su propio bolsillo. Tomó la decisión de fundar esta revista para generar un espacio de profesionalización de jóvenes escritores que ella conocía en aquel entonces pero desde la informalidad.

 


Entre los prestigiosos colaboradores de Sur destacaron entre tantos otros grandes Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Waldo Frank, Walter Gropius, José Ortega y Gasset, Ernesto Sabato, Federico García Lorca, Gabriel García Márquez, y Pablo Neruda. Además se editaron libros de Horacio Quiroga, Aldous Huxley, Carl Gustav Jung, Virginia Woolf, Vladimir Nabokov, Jean-Paul Sartre, Jack Kerouac y Albert Camus. La cantidad de firmas de renombre parece interminable.

 

Su relación con la UNESCO se dio de manera originaria y natural. Victoria Ocampo fue amiga de su fundador y primer Director General, Julian Huxley, que formaba parte de una familia muy importante para la cultura británica del siglo XX. Huxley de hecho estuvo en la casa de Beccar en 1946. Por otro lado, en la época de la posguerra Victoria aseguró salvoconductos de figuras de la cultura que vivían en Europa hacia Buenos Aires, como el escritor francés Roger Caillois, quien después de su exilio en Argentina se convirtió en el traductor de la obra de Borges en el Viejo Continente. Victoria fue la única invitada mujer de Argentina a los juicios de Núremberg, de los cuales escribió uno de sus ensayos más conmovedores: "Impresiones de Núremberg".

 


Durante las primeras tres décadas de la UNESCO, Victoria Ocampo estuvo en contacto con la organización a través de Huxley, y además organizaba reuniones integradas por las figuras de la cultura y diplomáticos de todas partes del mundo. Ella ya realizaba una actividad cultural y diplomática que intentaba promover lo que hoy se denomina diversidad cultural, que es uno de los propósitos de la UNESCO después de la Segunda Guerra Mundial.

 

Los ideales de la organización y de Victoria eran uno solo. Es por eso que donó su casa, porque se sentía muy identificada con sus objetivos y su misión. Allí se promueven hoy campañas internacionales de la UNESCO. "En el observatorio nos interesa ser una caja de resonancia, no sólo de lo que pasa en la Argentina sino en el mundo entero. Nos interesa tocar temas que están muy fuertes en la agenda internacional. Especialmente en temas en los que sabemos que Victoria hubiera querido posicionarse", destacó Vacheron.

 

Que se genere un laboratorio de ideas. Ese podría ser su objetivo principal, para que "sirva en un espíritu vivo y creador para la promoción, el estudio, la experimentación y el desarrollo de actividades que abarquen la cultura, la literatura, el arte, la comunicación social y la paz entre los pueblos".