#Informededomingo: El equilibrio mental, clave en la formación deportiva

Domingo 25 de junio de 2017 | 12:33hs.
Ezequiel Monferrer, con 14 años, una de las apuestas del tenis misionero.

Por Cristian Avellaneda
deportes@elterritorio.com.ar

Su mirada calibra el objetivo. Nada parece molestar al hombre. Ni el silencio ensordecedor, ni la presión de transformarse en el rey de todos los tiempos. Son años de trabajo reflejados en un punto, pero Rafael Nadal no se inmuta. En este momento es sólido como el mármol.

El suizo Wawrinka lo sabe y no hace más que dar por perdida la batalla mental. Pelota a la red y décimo título de Roland Garros para el español, el mismo que lo consagra como el mejor jugador de arcilla de todos los tiempos.

Los espectadores simplemente abandonan la Philippe Chatrier o apagan sus televisores, ignorando que detrás del éxito hay sacrificios interminables.

Rafa se resume en trabajo. El oriundo de Mallorca nació con talento, pero en los deportes individuales como el tenis o el golf se necesita más que una preparación física, se necesita una preparación mental. Entonces es aquí donde la psicología deportiva ocupa un puesto clave.

Desde principios del siglo XX, los talentos del tenis se dieron cuenta que necesitaban de un plus. Hoy en día la psicología es casi elemental en la formación de las futuras estrellas. Es que el cóctel físico, social y mental logra jugar una mala pasada a la gran mayoría, un trago tan fuerte que hasta obliga al abandono de la disciplina. Sólo los fuertes sobreviven, los que fijan un objetivo y no se bajan del caballo. Los que están en el baile, y lo bailan sin miedo al ridículo.

En ese grupo se lo puede encuadrar a Ezequiel Monferrer. El joven de 14 años es el tenista de mayor proyección en la provincia. Representante de la selección argentina y número uno de su categoría, Monferrer sabe de sacrificios a pesar de su corta edad.

En la actualidad, el posadeño es entrenado por Fernando Damus y en su cuerpo técnico mantiene vigente a su psicólogo deportivo, Pal López Sartori.

"Tenía un problema en la cancha: ganando o perdiendo me empezaba a poner nervioso, a insultar, entonces tomamos la decisión de llegar a un psicólogo por recomendación; todo para poder tranquilizarme, manejar mi ira y seguir adelante sin que eso se me ponga enfrente", inició Ezequiel.

"Fuimos con Pal y la verdad que los resultados fueron increíbles, mejoré mucho. Ahora me enfoco en mi juego, en todo lo que dependa de mí, como tirar la pelota en el lugar que quiero, tratando siempre de no mirar lo que pasa afuera".

"Pensaba que al psicólogo iban los que tenían un problema serio. Pero fui probando y me cambió impresionantemente. La primera clase me acuerdo que jugamos ping pong mientras me hacía preguntas. Me cambió la cabeza y ahora sigo con él, trabajando en cada clase porque sé que se puede seguir creciendo", agregó.

En los deportes individuales al éxito se lo vincula con la estabilidad mental, el desarrollo interior. Muchas de las victorias mundiales de los últimos años sólo se explican si se tienen en cuenta los factores psicológicos por sobre los físicos. El caso Nadal es un ejemplo claro. Sólo basta con ver la repetición de la final de Roland Garros 2017 para darse cuenta que si el mundo se terminaba, el español no iba a cambiar su juego.

Monferrer continuó: "Es muy importante tener un psicólogo porque si en un torneo te va mal no querés jugar más y hasta pensás dejar la competencia, entonces está él para darte el apoyo, para encarrilarte, para insistirte en seguir jugando y trabajando. Es tan importante como mi equipo de trabajo".

"Empecé a trabajar en la respiración, punto a punto, tomar aire. Siempre enfriar mi cabeza y pensar lo que estoy haciendo, no jugar improvisando, sino pensar en lo que voy a hacer, en elaborar mi estrategia, mirar el punto flojo de mi rival, no apurarme, muchos temas que son específicos y no los tenía tan en cuenta".

"Si se lo puede llevar a torneos importantes, lo hago", señaló.
La verdadera labor del psicólogo deportivo va mucho más allá. Su trabajo es de campo, acompañando a los deportistas como si fuese un entrenador. Está con ellos en entrenamientos, concentraciones, competiciones. No es un personal secundario del staff técnico, que trabaja desde una oficina, sino que su presencia es habitual sobre el terreno de juego.

Y si de sacrificios se refiere, Ezequiel sabe de qué se trata: "No sólo fue importante en lo deportivo, el psicólogo también me cambió en cuanto a mi vida personal. En tratar de divertirme más y no estar tan enfocado en el tenis. A veces salgo a la noche y antes no lo hacía porque estaba enfocado en esto".

"Se hace difícil cuando jugás un sábado y tus amigos salen un viernes a la noche. Lees los mensajes al otro día y vos estás en otra parte del mundo, pero es lo que elegiste y nunca vas a lograr lo que querés sin sacrificios, yo quiero ser jugador profesional", cerró.

Hoy Monferrer se encuentra compitiendo en un torneo G1 en Rosario y con otro pilar fundamental: el apoyo de su familia. El objetivo está fijado, todo depende de la cabeza. Pero hay buenos augurios.

"El deporte deja de ser un juego desde los 11 años"
Para Pal López Sartori, psicólogo con especialización, "el deporte deja de ser un juego a partir de los 11 años porque aparecen los resultados, la gente se empieza a fijar en ellos, entonces lo que yo busco es que tengan un espacio en donde puedan transmitir que quieren con el deporte.
Es una diversión, un juego y una pasión, hay que respetar ese seguimiento; después aparecen las reglas".
En cuanto a la influencia de los padres, el profesional de 35 años fue claro: "Ellos son importantes porque son los que acompañan, los que les introducen en la actividad. Es bueno que haya un equilibrio, pero que le den su espacio es fundamental, porque pueden generar presión. Lo importante es que esté".
"La formación es una triada entre padre, entrenador y chicos, si cualquiera de los tres pierde el ánimo, todo termina influyendo", concluyó.