Ramón Ayala celebra la vida

Sábado 16 de diciembre de 2017
Si hay algo que caracteriza la obra y la personalidad de Ramón Ayala es la celebración de la vida más allá de cualquier circunstancia. Esa actitud personal del artista misionero se refleja en su música, en sus libros y también en sus pinturas.
 “No vale la pena enojarse ni perder el tiempo hurgando en la tristeza, porque la vida es solo un soplo que es mejor transitar con alegría” expresó a El Territorio el flamante elegido Misionero del Año, la quinta edición de los premios que entrega este medio en complicidad con sus lectores.
Seguidamente explicó que esa actitud positiva con la que encara la vida, “no es una falsa careta de sonrisa permanente porque eso tampoco sirve, sino más bien el resultado de haber alcanzado un estado de conciencia pleno que hoy me permite ser un agradecido de todo lo que me pasó en la vida, tanto de lo bueno como de lo otro también. Porque de todo aprendí y eso es lo importante”.
El creador del ritmo del gualambao se mostró agradecido por la distinción otorgada por el Diario El Territorio  “no sólo porque se trata del medio de comunicación que por excelencia lleva el sello de Misiones en su esencia, sino además porque está  respaldado por los votos de la gente común, del pueblo de a pie, que me llena de orgullo y emoción”.
A los 90 años, el creador de canciones que ya son himnos como El cosechero o Posadeña linda dijo sentirse “chocho de la vida”  por haber logrado comunicar a través de sus obras “el enamoramiento que siempre tuve con mi tierra. Lo hice a veces a través de pinceladas. También en las historias que conté en los libros. Y obviamente en las canciones y melodías que todas fueron inspiradas en este suelo rojo”.
A pesar de que algunas de sus canciones narran las penurias de los peones rurales en su duro trabajo diario, Ayala le imprimió a su música una melodía tan  conmovedora que se suelen pegarse  apenas se las escucha. “Es que a pesar de lo duro de la vida de los tareferos, es gente que está en contacto directo con la naturaleza que es una fuente de inspiración permanente”.
En ese sentido, el galardonado artista explicó que “la tierra misionera tiene una energía especial”. Así lo expresó en la letra de Posadeña linda, cuando se pregunta Qué tienes mi tierra roja que a todas partes te llevo/ Por más que ande caminos me sigues con tus misterios/ Qué tienes mi tierra roja con tus noches embrujadas, tus gurises, tus mujeres, Cerro Azul y Candelaria/ Y el grito de los hacheros brotando por las picadas/ Qué tienes mi tierra roja que me vas doliendo el alma.