#Informededomingo: Vivir para contarla, sobrevivientes de tragedias viales en Misiones

Domingo 21 de enero de 2018 | 10:45hs.
José Fernández manejaba una moto en agosto de 2016. Su acompañante, murió. | Foto: César Rivas
Por Cristian Valdez
fojacero@elterritorio.com.ar


Sufren. Para ellos, despertarse cada día es revivir el momento que muchas veces se torna insoportable y se mimetiza con el dolor por lo que perdieron y es irrecuperable, pero a la vez reivindican la vida que les quedó. Es un punto en el cual, casi siempre, el recuerdo los coloca del lado del sufrimiento. Y de eso cuesta mucho sobreponerse.

Resisten. En muchos casos mutilados, en otros postrados, sin hijos, sin hermanos, abuelos o huérfanos de padres. Algunos sin asistencia (ni psicológica) tratan de salir adelante, pero mayormente siguen acompañados por esos seres que jamás abandonan: la familia.

Cuestionan. Porque se dan cuenta de que si el que generó sus desgracias hubiera sido responsable hoy no estarían cargando esa pesada mochila. Y en ese punto surgen los ‘qué hubiera pasado...’: si respetara la velocidad mi familia iba a estar completa; si no tomaba esa noche podía haber llegado a casa entero; si no se adelantaba en doble línea amarilla esos estudiantes no hubieran muerto; si controlaban cómo viajábamos los tareferos estarían vivos. 

Pero más frecuente es una pregunta: si manejando alcoholizado o siendo imprudente chocó y mató, ¿por qué camina tranquilo por las calles sin cumplir alguna condena?

De acuerdo al análisis de las organizaciones dedicadas a estudiar el tránsito y sus fatalidades, el 90% de los siniestros viales ocurre como consecuencia de la negligencia o irresponsabilidad humana, por eso no son considerados accidentes y buscan frenarlos con sanciones privativas de la libertad. 

El debate parte de considerar la conducción irresponsable como un delito y, en base a eso, modificar las leyes para fijar castigos  más duros, de cumplimiento en prisión para los casos en los que el consumo de alcohol, de drogas y la fuga poschoque sean agravantes.

En Misiones, la situación es preocupante porque, según la ONG Luchemos por la Vida, registra en los últimos cinco años la mayor cantidad de muertes del Noreste Argentino, por encima de Chaco, Corrientes y Formosa. Según ese organismo, sólo el año pasado hubo 354 muertos en rutas de Misiones, es decir, que cada día una persona perdió la vida y su familia quedó destrozada. Esa cifra dista de la estadística propia de la Policía de Misiones, que contabilizó 254 fallecidos en todo 2017 y, en ese punto, ponderó la disminución respecto a 2016.

De todas maneras, se calcula que un 98% de los que ocasionaron las tragedias están en libertad llevando adelante una vida normal, a pesar del delito de homicidio culposo por el que están imputados. Pero hay un 2% que permaneció entre rejas porque los jueces concluyeron que con sus actitudes conductivas temerarias e irresponsables sabían que podían generar un siniestro vial e igualmente manejaron, chocaron y mataron. 
Son los menos, pero sienta un precedente que le da fuerza a los cambios que se pretenden: Julio Lutz en Posadas, Leandro Ibarra en Eldorado, Gastón Brunner en Garupá o Belén Michalec, también en la capital provincial.

En este informe damos fuerza con historias propias a la necesidad imperiosa de generar conciencia vial y modificar las leyes para que quienes matan al volante se hagan cargo. Los mismos sobrevivientes cuentan sobre los siniestros en los que se vieron involucrados, sus padecimientos y deseos, desde una posición que merece ser tenida en cuenta. 

Y a eso se suman voces de los expertos en la materia, haciendo un análisis de la situación y qué hacer para frenar definitivamente esta epidemia. 
Lea y tome conciencia.