Inédito: ladrones volvieron a robar el mismo local que hace un mes

Sábado 21 de enero de 2017
En este segundo atraco, los ladrones hicieron un boquete que desembocó directamente en el cofre robado.

La osadía de los delincuentes sorprendió a los investigadores más experimentados, ya que no recuerdan un hecho de similares características, protagonizado por una banda que regresó al mismo lugar para completar el golpe que apenas un mes antes se vio frustrado. 
Entre la noche del jueves y la madrugada de ayer, desconocidos irrumpieron en una importante distribuidora de bebidas de esta localidad y lograron sustraer una caja fuerte que contendría alrededor de 1 millón de pesos en efectivo, según indicaron fuentes del caso.
El hecho se registró en instalaciones de la firma Econor, situada sobre calle Sierra de la Victoria y ruta nacional 14, a metros de la rotonda del kilómetro 8.

Lo llamativo es que, el 22 de diciembre pasado, la misma empresa fue objeto de un intento de robo que no se concretó porque se activó el sistema de alarma monitoreado por una empresa de seguridad privada.
En aquella ocasión, los malvivientes llegaron a levantar la caja fuerte y trataron de sacarla por el frente del local. Pero el plan quedó inconcluso, ya que al forzar una de las oficinas comenzó a sonar la alarma y tuvieron que escapar sin nada. 
Luego, los responsables de la empresa reforzaron el sistema de alarma con más sensores en las diferentes áreas. Incluso, ubicaron un sensor frente a la caja fuerte.
De todas formas, nada impidió que los delincuentes persistan en su plan y hasta lo mejoren, puesto que buscaron nuevas alternativas para ingresar y salir del inmueble.
En primera instancia, se presume que trataron de entrar por el ventanal del primer piso, donde se encuentra el área administrativa. Para ello contaron con una escalera que después dejaron en el lugar.

Plan B
Pero como no lograron abrir el ventanal, recurrieron a un plan B e ingresaron por el techo, tal y como hicieron en diciembre, con la diferencia de que en esta ocasión cortaron la chapa de zinc justo sobre la caja que buscaban.
Fue así que descendieron al interior del local, donde desactivaron la central de alarma, lo que indica que conocerían del tema. Ya sin ningún impedimento, levantaron la caja fuerte -cuyas dimensiones son de 80 por 80 centímetros y unos 50 kilogramos de peso- y la lanzaron al vacío por el ventanal del primer piso.
Salieron por el mismo lugar utilizando la escalera y se presume que contaron con apoyo vehicular para transportar el elemento robado y escapar. En el lugar, además de la escalera, la Policía halló herramientas y elementos de corte que habrían sido usados por los ladrones.
Dicho material, más algunas huellas halladas en el citado ventanal, está siendo analizado por personal de la División Criminalística de la Unidad Regional II.
La denuncia fue radicada ayer por el gerente Pablo Martín Andueza (41), quien a las 6.30 llegó a la distribuidora y se percató del hecho. Si bien en primera instancia no confirmaron el monto robado, tras revisar las cobranzas de los últimos días estimaron que el perjuicio rondaría el millón de pesos. 
El sistema de alarmas es monitoreado por una conocida empresa de seguridad, pero no el local no dispone de cámaras ni sereno.
Al cierre de esta edición, no había novedades sobre los autores del hecho.

Atraco frustrado

Ya en el frustrado atraco del 22 de diciembre, el accionar de los delincuentes evidenció un alto nivel de profesionalismo, al menos en cuanto a la logística para perpetrar el hecho e ingresar a la empresa que pretendían robar, pero en un determinado momento sonó la alarma y escaparon.
En el apuro, no tuvieron tiempo para registrar a fondo el local ni encontraron unos 400 mil pesos que estaban guardados en una caja en una de las oficinas. Incluso, en un principio, el propietario denunció como robado dicho monto, pero luego rectificó sus dichos y reconoció que halló la plata tal y como la había dejado.
Más allá de que los ladrones no cumplieron con su cometido, su accionar se condice con una banda bien organizada que realizó inteligencia previa y analizó las condiciones del lugar.
Un primer escollo fueron los perros, a los que les habrían “tirado un bofe”, como graficó un investigador. Luego usaron los mismos cajones de cerveza y gaseosa para escalar hacia el techo, donde levantaron una chapa que les permitió descender al interior del local. Contaban con herramientas de corte y soga para bajar.
Se movieron con total libertad por el local y trataron de sacar la caja fuerte por un ventanal del frente, pero sonó la alarma.
En consecuencia tuvieron que abandonar el edificio por un ventiluz alto, al que accedieron trepando cajones, y bajaron por un árbol lindero.