Cuidar el suelo, una premisa que se impone en los yerbales

Sábado 1 de julio de 2017
Los suelos de yerbales tienen alto grado de degradación. | Foto: Valentín Llera
“La productividad del suelo debe ocupar un lugar cada vez más prominente en el pensamiento de los pueblos y de sus conductores”, advertía ya en la década del 50 el investigador  Hugh Hammond Bennet, en honor a quien se estableció el 7 de julio como el Día Nacional de la Conservación del Suelo en la Argentina. “La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos y aún casi todo lo que nos convierte en una gran nación, comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas”, enseñó aquel visionario.
 En nuestra región, la yerba mate fue el primer cultivo, fue el cultivo colonizador, con lo cual tenemos más de 100 años de historia de uso del suelo. Si a ese dato le agregamos que “el suelo es un ser vivo”, como lo recuerda el ingeniero agrónomo Raúl Escalda, del área técnica del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), estamos ante una situación que amerita ser atendida constantemente.

Diagnóstico
Los investigadores indican que un centímetro de suelo tarda entre 80 y 100 años en formarse, y ese mismo centímetro de tierra se pierde fácilmente con una lluvia torrencial si no está debidamente sistematizado y cubierto. Estamos ante un problema creciente: la erosión hídrica.
“Nuestros suelos son muy especiales, son suelos rojos, muy inestables y hay que tratarlos como tal. Lamentablemente estamos teniendo cada día más problemas de degradación y aún habiendo buena tecnología para mitigar esto, no lo estamos cuidando en la medida que es requerida; son muchas las hectáreas degradadas y muchas las que están en proceso erosivo, y la preocupación fundamentalmente pasa por no llegar tarde”, dijo Escalada.
“Los suelos yerbateros están en un estado de degradación alto; no es que no podamos producir yerba, sino que tenemos limitantes: compactación, bajo nivel de materia orgánica y bajo nivel de nutrientes. La mayoría de los suelos están en esas condiciones”; expresó Alberto Sosa, del Inta, al tiempo que aconsejó observar el rendimiento del yerbal, principalmente aquellos implantados hace ya varios años. “Si está cosechando menos de diez mil kilos de hoja verde por año, quiere decir que debe incorporar prácticas que permitan devolver materia orgánica y nutrientes, evitando el laboreo mecánico, en especial el uso de la rastra”, dijo.
“Estamos en 50% de potencial en yerba mate, o sea perdemos una zafra por año”, enfatizó por su parte Néstor Munaretto en Nación Yerbatera. “Y eso porque no se utilizan buenas prácticas en el manejo de suelo y de planta; tenemos que, por ejemplo, contener el escurrimiento de agua, hacer que el agua de lluvia se infiltre en nuestra chacra y que no pase de largo llevándose toneladas de tierra, provocando erosión”.
Conscientes de esta situación, el Inym promueve, desde sus orígenes, programas orientados a frenar el avance de la degradación en los suelos que dan sustento a los yerbales de la zona productora (en el Norte de Corrientes y Misiones).
La erosión producida por el agua (hídrica) o el viento (eólica) es lo que más preocupa. Este tema será abordado el próximo viernes 7 de julio, en horas de la mañana, en una jornada organizada por el Colegio Pascual Gentilini, en San José, en el marco de actividades previstas para recordar el Día Nacional de la Conservación del Suelo.