Salvador de Bahía, emblema de la época imperial de Brasil

San Salvador de Bahía de todos los Santos es la capital del estado de Bahía y fue el epicentro del Imperio portugués cuando se instaló en Brasil. Apodada la Roma Negra por ser la metrópoli con mayor cantidad de esclavos de origen africano, este destino conjuga sus bellas playas de aguas turquesas con los vestigios arquitectónicos y culturales de la época imperial.

Palacetes, monumentos y casas de estilo colonial desvencijadas muestran los rastros de un pasado glorioso y un presente donde imperan las miserias. Pese a que el tiempo y la falta de mantenimiento han hecho estragos en la mayoría de los monumentos, Bahía ofrece sitios encantadores para recorrer y maravillarse con la historia, la cultura y la naturaleza del norte brasileño.

Tal es el caso del Faro de la Barra ubicado en el interior del Fuerte de San Antonio. Construido en 1698, el faro tiene 22 metros de altura y es el más antiguo de tuvo el continente americano.

Además de la torre, el faro tiene un museo en su base y un gran parque donde pasear.

Asimismo, el elevador Lacerda ofrece una vista espectacular de toda la bahía y es el sitio ideal para los amantes de la fotografía y los paisajes. Se trata de un ascensor público construido en 1863, que comunica la costa del mar con el Mercado Modelo, ubicado en la parte alta de la ciudad, donde se ofrecen productos artesanales y arte bahiano. Actualmente es utilizado por los habitantes de Salvador para moverse entre las dos partes de la comuna. Llega a trasladar 28 mil personas por día, al costo de 15 centavos de real el viaje, en un recorrido que dura 30 segundos.

El itinerario obliga a pasear por el Pelourinho, un barrio repleto de casonas del siglo XVI, XVII y XVIII pintadas con colores alegres sobre calles adoquinadas y angostas, que conforman un escenario idílico para el turista. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985, la zona fue escenario del videoclip que Michael Jackson filmó para su popular tema Olodum.

Epicentro de Bahía y destino obligado de los viajeros, el Pelourinho también es el sitio preferido de ladrones y arrebatadores, por lo que el paseo obliga a tomar ciertas precauciones.

Durante la noche, la zona adquiere un ambiente festivo y los numerosos bares se llenan de vecinos y turistas que se deleitan con la música de artistas locales. La gente brinda y baila en las calles degustando la gastronomía brasileña, siempre  acompañada de un buen vaso de caipirinha.

A la hora de disfrutar del mar y la playa, Bahía conjuga 50 kilómetros de costas cristalinas. Praia do Forte, Itapúa y Flamengo son verdaderos paraísos naturales, mientras que Amaralina, Porto da Barra y Farol de Barra son las más populares por su ubicación céntrica donde los bahienses practican deportes acuáticos y retozan al sol.

Alegre, festiva y paradisíaca, Salvador de Bahía es una invitación a experimentar en carne propia, el espíritu que dio inicio al país “mais grande do mundo”.