Del Potro vuelve a probarse con Djokovic tras ganar el duelo de la Davis

Lunes 13 de marzo de 2017 | 08:57hs.
Del Potro logró despegar lo suficiente como para vencer a Delbonis

Juan Martín del Potro está atacando en la red y su rival lo pasa por encima con un globo. La pelota parece inalcanzable pero Del Potro corre hacia atrás, de espaldas a la cancha, pasa la raqueta entre sus piernas e impacta un globo que viaja por el cielo, ante un rival vencido que amaga a contestar pero que termina mirando cómo la pelota pica adentro. Después es testigo de la celebración del tandilense: en Zagreb lo había hecho con un puño en alto y desde allí cambió el trámite desfavorable de aquel partido frente a Marin Cilic; esta vez, con esta acción, levantó los brazos ante miles de personas en la cancha 2, en lo que fue el punto más emocionante -también el más hermoso- de su triunfo frente a Federico Delbonis por 7-6 (7-5) y 6-3.

 

Después de que juntos escribieran uno de los capítulos más importantes de la historia del tenis argentino, los dos héroes en la obtención de la Copa Davis se enfrentaron en la segunda ronda de Indian Wells, 104 días después aquel domingo épico y a casi 10.000 kilómetros del Arena Zagreb que los consagró.

 

Entonces, con la serie 2-1 en favor de Croacia, Del Potro empató el global en una remontada inolvidable frente a Cilic y Delbonis rompió la maldición de un título siempre esquivo con una contundente victoria sobre Ivo Karlovic en el quinto punto.

 

Pero este reencuentro, más allá de las reminiscencias de aquel 27 de noviembre, fue uno más dentro del Masters 1000 californiano. En un estadio a medio llenar, los momentos más vistosos despertaron a un público que se acomodaba en el estadio de acuerdo a dónde diera la sombra. El objetivo era escaparle al sol de una tarde calurosamente insoportable durante un partido deslucido. Ni Del Potro ni Delbonis mostraron su mejor versión, jugaron puntos cortos de baja intensidad y cometieron muchos errores durante una hora y cincuenta minutos de juego.

 

Se advertía la emoción por ver frente a frente a dos protagonistas de una jornada inolvidable para el tenis argentino. Pero no hubo correspondencia para los pocos argentinos que se dieron cita en las tribunas. Esa particularidad también fue extraña respecto a lo que suele suceder cada vez que Del Potro aparece en territorio estadounidense, un país que le demuestra su afecto en cada oportunidad que encuentra. De hecho, los pocos gritos de aliento que se escucharon durante la tarde fueron de hinchas locales: "Come on, Delpo". No hubo ni banderas de agradecimiento ni euforia ni ovaciones multitudinarias.

 

No hubo más de una quincena de argentinos disfrutando del duelo. Alejandro, que se hizo una escapada junto a su esposa desde Los Ángeles y llegó al predio tras manejar durante tres horas, fue uno de esos pocos. Reconocible por su camiseta de Boca, el duelo entre sus héroes lo motivó a trasladarse durante sus vacaciones entre las estrellas en el paseo de la fama de Hollywood.

 

"Soy fanático del tenis desde chico, vi a muchos tenistas que quisieron ganar la Davis pero no pudieron y ellos dos lo lograron. Quería verlos en persona, así que aprovechamos para venir. No podría hinchar por ninguno de los dos, les estoy eternamente agradecido por lo que hicieron y son dos ídolos del tenis argentino", dijo el fanático.

 

El partido tampoco contagió a un ambiente especialmente silencioso durante un segundo set cansino. Aunque sí fue más entusiasta en el primero, no sólo con la "Gran Willy" de Del Potro sino también con un par puntos que generalmente terminaron con él como vencedor.

 

El calor pareció atentar contra la movilidad de ambos. Del Potro, como en la mayoría de los partidos que no jugó frente a los top ten durante esta temporada, pudo establecer diferencias a través de su saque y su drive. Delbonis, quien como en aquel quinto punto de Zagreb enfrentó a un Del Potro que tiene algunas características en común con Karlovic, dio batalla pero terminó cediendo en los momentos claves de un encuentro que Del Potro ganó por su jerarquía.

 

Recién cuando finalizó el partido y Delbonis ya se había ido, otro argentino se paró en uno de los extremos del estadio y revoleando una toalla intentó arrancar sin éxito una ovación. Eran muy pocos argentinos para alimentar el clásico "olé, olé, olé, Delpo, Delpo". Era tan escaso el público en celeste y blanco que se acercó para el ver el choque de los héroes de la Davis, que el único hit que pudieron sostener con cierta continuidad fue el clásico: "Vamos, vamos, Argentina".

 

El duelo quedó en las manos de Del Potro, quien accedió a la tercera rueda de Indian Wells donde se cruzará con Novak Djokovic, con el que ya se enfrentó este año en Acapulco y el rival con el que comenzó su memorable campaña en los últimos Juegos Olímpicos. Djokovic venció al británico Kyle Edmund por 6-4 y 7-6 (7-5)

 

Será otro partido emotivo, cargado de nostalgia, para un Juan Martín Del Potro que buscará seguir ganando rodaje en un torneo que le deparó un cuadro durísimo: en su camino a una instancia definitoria aparece no solo Djokovic, y también podría medirse con nada menos que Roger Federer o Rafael Nadal.

 

Un traspié
Pella no pudo sostener su plan de juego ante Nadal
Guido Pella sabía que no podía desaprovechar cada chance de quiebre que Rafael Nadal le brindara. "Si uno tiene una chance de break hay que ganarla, porque casi no te dan chances", analizaba en la previa. Pella rápidamente cumplió su objetivo: en el tercer game quebró el servicio del español sobre un cemento que ardía con casi 50°. Pero Nadal se recuperó, se quedó con el saque de Pella, levantó el puño, pegó un salto, gritó "vamos" y se adueñó del desarrollo.Desde las tribunas, unos pocos argentinos se disfrazaban de entrenadores: "Andá a la red, no lo respetes". Nadal quebró una vez más en el sexto game y ganó el set por 6-3. La tendencia se mantuvo en el segundo: 6-2 para Nadal. Pella no pudo cumplir con el plan: apenas quebró en 2 de 8 oportunidades. Nadal fue casi infalible: lo hizo en cinco de sus seis chances.