Valores y solidaridad en Santa Ana con los niños exploradores

Jueves 20 de julio de 2017
El barrio Puerto fue el elegido para brindar oportunidades y enseñar a compartir. | Foto: María Rosa Fernández

En el barrio del Puerto de Santa Ana, cada sábado por la tarde un grupo de casi 70 chicos de distintas edades se reúne en un predio particular a esperar al instructor Fredy Pérez, quien viaja desde Posadas a realizar distintas actividades con los niños y ahora también incorporó a las madres de ellos.
La creación del Batallón de Niños Exploradores es la práctica de los valores, la recuperación de los chicos que en muchos casos ya no iban a la escuela porque muchos de ellos ayudan a sus padres en las tareas de la chacra y por sobre todas las cosas enseñarles a valorar la unión familiar, aseguró Pérez.
“Cuando comenzamos hace un año y medio, la mayoría tenía una vida bastante alejada de la familia, con el tiempo y de acuerdo a lo que fueron aprendiendo en el grupo, ellos mismos fueron trayendo a sus padres para que los acompañen en las actividades. Hace un tiempo conseguimos máquinas de coser, abrimos un taller y las mismas mamás de los pequeños arreglan ropa, ellas les han hecho los uniformes a los hijos. Creo que el objetivo se va cumpliendo y esa es la mayor satisfacción”, valoró.

Respeto, solidaridad, compañerismo, honestidad, el valor de la verdad, de la unión de la familia son los valores que se inculcan.
“Los acompañamos a hacer tareas solidarias, ahora con la situación económica como está cuesta más, pero de igual manera siempre se está haciendo algo por los que menos tienen”, dijo Pérez, integrante de la fundación Pequeños Milagros.
Entre los logros más palpables se encuentran un pozo perforado para abastecer de aguas a las familias y la reinserción escolar de muchos chicos.
Desde su historia de vida también aporta a la causa. Destacó a su madre, Ramona Gómez, quien vive en Santa Ana: “Ella fue tarefera y nos crió tarefeando, hasta que un día no dio más de tanto sacrificio y nos llevó con ella a Buenos Aires, pero desde que subimos al tren nos hizo prometer que algún día debíamos volver a nuestra tierra. No tuvo la oportunidad de estudiar, pero es una sabía en cuanto a los valores humanos”.
A su padre, en tanto, lo desaparecieron en la dictadura y lamentó no tener una tumba donde rendirle homenaje.
Desde la silla de ruedas en la que se moviliza desde que sufrió un grave accidente a los 21 años, Fredy no borra su sonrisa: “Nunca renegué de mi situación, lo importante es estar vivo y poder ayudar al otro y eso es lo que hacemos desde la fundación”.

Revalorizar enseñanzas
“Los chicos de Santa Ana ellos son un semillero para transmitir a otros ciudadanos los valores que hoy están aprendiendo y practicando. En una sociedad donde todo es superficial, no hay tesoro más valioso que practicar los valores humanos que muchos dicen que se han perdido, pero están, sólo hay que ponerlos en práctica”, analizó Pérez.
Los participantes del Batallón de Niños Exploradores valoran el entretenimiento y el aprendizaje.
Julio, de 12 años, dijo que es feliz: “Hacemos actividades, honramos a nuestra bandera, aprendemos respeto, me gusta”.
“Desde que estoy en el grupo puedo jugar con otros chicos de mi edad con respeto, aprendemos los valores de la vida, principalmente a  respetar a los mayores y toda la gente en general”, opinó Tiziana (7).
Pérez comentó que en el barrio la mayoría de las familias son de bajos recursos y se muestran muy entusiasmadas con la iniciativa. “A un año y medio de la creación, estamos viendo los resultados, son los niños quienes llevan las enseñanzas y las comparten en familia, gracias a eso ya son 70 chicos en el grupo y 25 madres que realizan trabajos voluntarios”.