Pánico masivo

Domingo 26 de marzo de 2017

El terrorismo es un acto motivado políticamente en el que el miedo es un factor clave de desintegración social. Se lo utiliza para intentar romper lazos sociales y  de solidaridad entre las autoridades y los gobernados.
“El terrorismo político es el uso, o la amenaza de uso, de la violencia por parte de un individuo o grupo, lo mismo si actúa a favor o contra la autoridad establecida, cuando esa acción pretende crear una angustia extremada o efectos inductores de miedo sobre un grupo seleccionado y mayor que el de las víctimas inmediatas, con el propósito de obligar a este grupo a que acceda a las de mandas políticas de los perpetradores”. Esa es una de las definiciones más aceptadas sobre terrorismo en la actualidad y su autor es Grant Wardlaw (1996), en su célebre texto Terrorismo político, publicado en Madrid.
Así, los actos de índole terrorista suponen la existencia de una planificación, previa a su ejecución,  de las acciones, lo cual excluye del fenómeno a todas aquellas actuaciones o situaciones puramente espontáneas o accidentales.

En ese aspecto, se puede sostener que la naturaleza política del terrorismo no resulta  primordialmente, de sus móviles u objetivos, sino del hecho mismo de que constituye una forma de relación, un vínculo que está destinado a alterar de manera sustantiva el orden de la convivencia y de las normas básicas de la conducta social y que, por lo tanto, afecta a la esencia misma de la política, cuya función última es la instauración y el mantenimiento de una determinada organización en una sociedad.
En este sentido, la violencia terrorista cumple una doble función: destructiva y simbólica. Ambas se sustentan en tres características particulares: la imprevisibilidad, la eficacia y el riesgo para sus ejecutores. La función simbólica de la violencia terrorista, presenta también dos dimensiones definidas: la primera se refiere a la propaganda que suscitan los actos de violencia, mediante su difusión informativa por los medios de comunicación de masas. Sólo de este modo es posible mostrar la apariencia de un poder que realmente no se posee, confiriendo credibilidad a unas amenazas que nunca se pueden cumplir en su totalidad.
La segunda tiene como finalidad reforzar las creencias y valores que sustentan los propios terroristas y que comparten con los grupos sociales que los apoyan. Se intenta con ello potenciar la seguridad emocional y racional, que confiere la participación en la identidad colectiva que caracteriza al grupo terrorista. Se pretende que la violencia demuestre al terrorista y a sus simpatizantes que el fin justifica plenamente los medios empleados, impidiéndole así entrar en cualquier otra consideración de naturaleza política y moral. Junto al empleo de la violencia, la estrategia terrorista utiliza también las amenazas de violencia, con objeto de cubrir la brecha que separa sus medios destructivos de los efectos políticos y sociales que pretende provocar. Además, la estrategia terrorista busca, de modo inmediato y directo, el desencadenamiento del terror  y, asociado a él, un sentimiento de inseguridad que es desproporcionado a los daños causados directamente por el empleo de la violencia.
Justamente y según la opinión de los especialistas, es esta intencionalidad de la provocación del terror lo que distingue al terrorismo de otras manifestaciones de la violencia política. Para lograr este resultado, es una condición necesaria aunque no suficiente, que sus acciones se desarrollen prioritariamente en condiciones variables  y contra una población no beligerante.

Vigencia
El terrorismo es un tema que posee una actualidad indiscutible. Ya que esta semana en Londres cinco personas murieron, entre ellas un policía y el atacante, y al menos 30 resultaron heridas en el atentado terrorista cometido ante el Parlamento británico, confirmó el jefe de la unidad antiterrorista de la Policía londinense, Mark Rowley.
Además del agente y el terrorista, tres personas más fallecieron, entre ellas una mujer que fue atropellada con un utilitario en el puente de Westminster por el atacante.  
El inspector Rowley explicó que el terrorista en cuestión arrolló con un vehículo a varios transeúntes en el puente de Westminster, antes de estrellar el coche en la verja del cercano Parlamento, tras lo cual procedió a apuñalar a un agente de policía, que con posterioridad murió, antes de ser abatido por los agentes de seguridad.
“Estamos llevando a cabo una exhaustiva investigación sobre todos los sucesos”, afirmó Rowley.
El agente de la Policía Metropolitana de Londres fallecido recibió los primeros auxilios en el lugar de los hechos por parte del diputado conservador Tobias Ellwood, pero sus intentos por salvar esa vida fueron en vano. El múltiple ataque, del que Scotland Yard fue alertada, obligó a suspender las sesiones parlamentarias y a cerrar el Palacio de Westminster, lo que supuso que cientos de personas quedaron retenidas en su interior.
Muchas de estas personas, entre ellas periodistas y diputados, estuvieron encerradas por horas en la colindante abadía de Westminster, a la espera de recibir instrucciones de las fuerzas de seguridad. Un portavoz parlamentario indicó  que las dos cámaras, de los Comunes y los Lores, ya reanudaron sus respectivas actividades. La primera ministra, Theresa May, presidió luego del ataque una reunión del comité de emergencia Cobra, integrado por los principales ministros, para abordar el atentado terrorista en suelo londinense.
Además esta semana militares belgas lograron detener en la ciudad de Amberes, a unos 60 kilómetros al norte de Bruselas, a un hombre que intentó irrumpir con su auto a gran velocidad en una zona peatonal. El individuo, de nacionalidad francesa y origen magrebí, de 39 años de edad,  fue identificado por los medios belgas como Mohammed R., y no consiguió provocar ninguna víctima.
El jefe de la Policía de Amberes, Serge Muyters, explicó que el vehículo, matriculado en Francia “rodaba a gran velocidad”. El hombre detenido iba vestido con ropa de camuflaje.
Los militares actuaron cuando el auto cruzó un semáforo en rojo y puso en peligro a los transeúntes. Intentaron pararlo, pero el auto consiguió escapar y lo persiguieron por el centro de la ciudad hasta que un equipo de policía consiguió detenerlo. La gente “tuvo que saltar a un lado” para evitar ser atropellada por el vehículo”, explicó Serge Muyters, jefe del cuerpo policial.
La Fiscalía encargada de la pesquisa aseguró que habían encontrado en el auto “diferentes armas, entre ellas armas blancas, un arma de fuego y un bidón con un producto todavía no identificado”. El primer ministro belga, Charles Michel,  aplaudió la actuación de los militares: “Los servicios de seguridad han actuado de forma ejemplar en Amberes. El gobierno sigue movilizado”. De su parte, el alcalde de Amberes, Bart De Wever, dijo que se está analizando al incidente “como un posible atentado terrorista”.

Determinación polémica
La prohibición de llevar computadoras en los aviones impuesta por Estados Unidos y Reino Unido para algunos vuelos provenientes de países árabes y de Turquía entró en vigor ayer, para disgusto de los viajeros de negocios y de algunos padres. “Comprendo los aspectos de seguridad”, dijo Debbi Corfield, una británica que se encontraba  ayer en el aeropuerto de Doha, en Qatar, una de las plataformas afectadas por el veto estadounidense.
Pero “el problema llegará cuando necesite trabajar a bordo, ya que mi tiempo de trabajo se reducirá”, añadió esa consultora de una firma estadounidense del sector médico, que viaja al menos tres veces al año a Estados Unidos por razones de trabajo. Según ella, su empresa y muchos de sus compañeros se verán sin duda “afectados” por esta medida. En el aeropuerto de Dubai, uno de los más frecuentados del mundo, el personal de la compañía nacional Emirates explicaba a los pasajeros la prohibición y presentaba “las actividades de ocio” previstas después del check-in.
El veto entra en vigor, en este aeropuerto y otros del Golfo, en un fin de semana muy concurrido en el que se esperan 1,1 millones de pasajeros entre el viernes y hoy.
En esa terminal de pasajeros  que acoge a un constante número de viajeros internacionales, algunos padres fruncían el ceño. “Tengo dos hijos y siempre están con un Ipad en la mano”, suspiró Samuel Porter que viaja en familia.
Las autoridades estadounidenses prohibieron llevar computadoras personales y tablets en los aviones de los vuelos de nueve compañías aéreas provenientes de diez aeropuertos internacionales de países árabes y de Turquía, alegando un riesgo de atentado terrorista inminente. Los ocho países cuyas compañías y aeropuertos se ven afectados por esta determinación son todos aliados o socios de Estados Unidos: Turquía, Jordania, Egipto, Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos.

Impacto global
En estos convulsionados momentos, los hechos demostraron que el terrorismo internacional logró fortalecer tanto sus capacidades logísticas y metodológicas, como sus fuerzas operativas.
Además en muchos casos, y favoreciendo el cumplimiento de uno de los objetivos de los grupos terroristas, el impacto de sus acciones desencadenó respuestas desproporcionadas que incrementaron las polémicas y los enfrentamientos tanto políticos como ideológicos.
La envergadura que supo conseguir el accionar del terrorismo internacional lo ubica como una de las amenazas reales más significativas para la seguridad del actual sistema internacional. Sus adeptos parecen dispuestos a todo al momento de conseguir sus sangrientos objetivos, habrá que ver entonces cuál es el límite de las autoridades en la lucha contra el denominado “terrorismo global”.

Ejemplos históricos

Algunas formaciones terroristas han perdido vigencia en nuestros días. Tal como es el caso de ETA (País Vasco y Libertad). ETA está obligada a entregar al menos 200 armas de fuego, cinco toneladas de explosivos y una importante cantidad de detonadores y efectos para confeccionar artefactos. Fuentes de la lucha antiterrorista especulan esas cantidades sobre lo que ETA conservaría en depósitos, casi todos en suelo francés. Aunque no descartan que haya más ubicaciones que la escasa cantidad de etarras activistas que aún le quedan a la banda ni siquiera conozca.
Mientras que el IRA (Ejército Republicano Irlandés Auténtico) intentó ser superado gracias al Acuerdo de Viernes Santo. El 10 de abril de 1998, católicos y protestantes ponían fin a un conflicto que durante casi tres décadas acabó con más de 800 vidas. Oficialmente, el IRA se consideró desmantelado el 3 de septiembre de 2008. Sin embargo, el asesinato de uno de sus ex dirigentes, Kevin McGuigan,supo desencadenar una auténtica tormenta política. Y es que entre las personas detenidas como sospechosas estaba otro antiguo miembro de la banda terrorista, Bobby Storey, quien supo ser uno de los altos cargos del Sinn Fein.
Otros ejemplos más cercanos son los de Sendero Luminoso en Perú y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). El primero tuvo sus orígenes en el Partido Comunista del Perú y que hoy está prácticamente desarticulado según las autoridades peruanas, con su líder Abimael Guzmán en la cárcel. Mientras que las Farc están iniciando un histórico proceso de paz y de entrega de armas en territorio colombiano.



Atentados low cost
Hombres o mujeres yihadistas determinados a morir a cualquier costo, objetos cotidianos transformados en armas de guerra e incontables kilómetros de terreno fértil para atacar. Ese es el escenario para los terroristas en estos días. Llevar a cabo acciones terroristas está catalogada como algo poco costoso y harto difícil de prevenir, más teniendo en consideración a los llamados “lobos solitarios”, quienes actúan de manera individual, sin demasiada planificación y teniendo como norte matar a la mayor cantidad de gente posible.
Dentro de los medios masivos de comunicación del Viejo Continente ya le pusieron nombre al fenómeno de estas épocas. El terrorismo es estos momentos se denomina low cost.
Un ejemplo de lo previo fue lo ocurrido en el ataque en Londres el miércoles. Un hombre armado sólo con cuchillos y un utilitario se arrojó de manera despiadada sobre las personas que caminaban por el puente de Westminster, sin hacer diferencias entre londinenses y turistas de los puntos más diversos. El referido hombre aceleró, atropelló y luego se estrelló contra las vallas del Parlamento. Aunque su voraz apetito por matar no terminó allí, ya que descendió del vehículo y apuñaló a un policía. Luego las fuerzas de seguridad lograron controlarlo con disparos que terminaron con posterioridad con la vida de atacante.
El método en cuestión no implica una gran logística ni tampoco recursos económicos, no se usan explosivos ni aviones secuestrados o armas clandestinas. De hecho, en Israel la práctica de atropellar gente es más que común entre los terroristas palestinos.

Iniciador
Esta forma de ataque tiene un ideólogo, el vocero del temerario Estado Islámico, Abou Mohamed al Adnani, muerto el 30 de agosto de 2016. Ya en 2014, este cerebro de la comunicación del Isis lanzó su llamado a matar a todos los ciudadanos de los países de la coalición norteamericana.
En aquellos momentos algunas de sus palabras fueron esclarecedoras por demás: “Si puedes matar a un infiel americano o europeo, en especial a los malos y sucios franceses, o a un australiano o canadiense, a cualquier ciudadano de los países que hayan entrado a la coalición contra el Estado Islámico, entonces piensa en Alá y mátalo sin importar de qué manera. Si no tienes explosivos o municiones, aísla al americano infiel, al francés infiel o a cualquiera de sus aliados y destrózale la cabeza con una piedra, mátalo con un cuchillo, písalo con tu auto, tíralo al vacío, quémalo o envenénalo”. Al Adnani destacó que cualquier ataque en “casa del enemigo”, por pequeño que fuese, era mejor que uno grande “en los territorios que controlan”.
También aseveraba que aquellos seguidores que no tuvieran los medios para atacar objetivos militares se lanzasen contra los civiles. Desde el referido llamado yihadista hasta la actualidad, en Europa se sucedieron distintos episodios terroristas. Algunos poco masivos, como los ataques a comisarías o puestos de control militar.
Aunque un hecho marcó un antes y un después sobre la temática terrorista: en 2016 se produjo el más sanguinario en territorio europeo: durante los festejos por el Día de la Bastilla, el 14 de julio, un hombre atropelló a una multitud en el Paseo de los Ingleses, la rambla costera de Niza, y logró matar a más de 80 personas.
El terrorista, el tunesino Mohamed Lahouaiej Bouhlel, no había coordinado el ataque con nadie. No había planeado atentados simultáneos como los de noviembre de 2015, cuando tres ataques tuvieron lugar la misma noche en París con el trágico saldo de 130 muertos.
El episodio de Niza fue el primero low cost que encendió las alarmas de las autoridades europeas. Al peligro de los llamados "lobos solitarios" ahora se le suma los "bajos costos" de matar gente.
Ya lo sabía Osama Bin Laden cuando creó la red Al Qaeda, la clave está en la propaganda política. Él identificó la veta mediática como la nueva manera de expandir el terror. Con una productora audiovisual, logró reclutar entre 50 y 70 mil yihadistas de 80 países, que pasaron por sus campos de entrenamiento. Como en esa Al Qaeda originaria, Isis también utiliza lo mediático como herramienta para multiplicar el terror. "El atacante frente al Parlamento británico en Londres era un soldado del Estado Islámico, ejecutando una operación en respuesta al llamado a atacar ciudadanos de todos los países de la coalición", difundió en un comunicado la organización terrorista.
Desde el terrorismo ya no se precisan de costosos y sofisticados campamentos que entrenen en explosivos a sus hombres para que luego ataquen en Europa, cuya logística es difícil de hacer pasar desapercibida, porque el terrorismo está volcándose a las acciones  low cost con alto impacto mediático y escasos recursos económicos.

Estudio científico explicativo
A partir de los años 30 del siglo XX, el análisis sistemático del terrorismo había dejado de ser cosa de penalistas y criminólogos para interesar de forma creciente a politólogos, sociólogos, especialistas en Relaciones Internacionales y psicólogos sociales. Al pasar revista a más de un centenar de definiciones sobre terrorismo político, un equipo de investigadores docentes y estudiantes de la carrera de Abogacía de la Universidad de la Cuenca del Plata, sede Posadas, encontró seis variantes fundamentales (Artículo titulado “Mercenarios actuales. Una Problemática creciente”, publicado en la Revista Conexiones en 2014: 

1) El efecto que causa un miedo extremo, en grado de tentativa o de ejecución.
2) Un ataque contra un Estado Nación desde dentro de éste.
3) El propósito estratégico con el que se usa la violencia política.
4) El supuesto aleatorio o la naturaleza indiscriminada de la violencia terrorista.
5) La naturaleza de los objetivos que persigue la violencia terrorista.
6) El secretismo en el uso de la violencia política. 

En consecuencia, las interpretaciones sobre el terrorismo lograron poner un mayor énfasis en los fines (su vinculación con un designio político, casi siempre contestatario), los medios (en organización y recursos) y los efectos (las definiciones psicológicas vinculadas con el miedo), lo que en ocasiones ha implicado la elaboración de definiciones legales o morales sobre su licitud o ilegitimidad. Aunque ya en los años sesenta se elaboraron meritorios ensayos panorámicos sobre la cuestión, al hilo del desarrollo de los movimientos tercermundistas de liberación nacional, fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en suelo norteamericano los que despertaron la atención del gran público sobre la evolución del terrorismo en el tiempo largo. Es una tema que no está ausente de casi ninguna agenda gubernamental en estos días. Sus vaivenes determinan políticas públicas que se debaten en una discusión intrincada: ir contra la libertad de las personas a la hora de investigar en sus vidas privadas para intentar evitar el accionar de las denominadas células terroristas y así pretender preservar como leit motiv el orden público general; o dejar que la prevención de los posibles actos terroristas no avance en demasía sobre las libertades personales, con los costos políticos y sociales que ello puede acarrear.

Por Martín Medina
Politólogo