Matías Noguera empezará la facultad y sueña con convertirse en ingeniero

Miércoles 18 de enero de 2017 | 08:40hs.
Matías confía en que contará con la fuerza para superar los obstáculos y evalúa no usar prótesis.

Con una sonrisa y la mirada confiada, Matías Noguera (19) relató lo que pretende como profesional. Lejos de renunciar a su futuro, sueña con convertirse en ingeniero electrónico. El joven era uno de los pasajeros del micro de la empresa Río Uruguay (contratado por Tabay Tours) que desbarrancó en Brasil. En el accidente fallecieron tres personas y otras tres quedaron heridas de gravedad.

 

A semanas de comenzar el cursillo de ingreso en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), en Oberá, Noguera contó a El Territorio que “luego de repetir un año en el secundario, me cambié de orientación y cuando cursé sexto año entendí que la electrónica es una carrera con salida laboral y que se necesitará en el futuro”.

 

Si bien  reconoció que todavía no sabe con qué se encontrará en la nueva carrera universitaria, aseguró que es capaz de afrontar los obstáculos. “Voy a repasar por mi cuenta antes de ir, porque me dijeron que química es muy difícil y de matemática no me acuerdo de nada”, dijo entre risas.

 

Ya pasaron más de 30 días del accidente en el que Matías perdió el brazo izquierdo, pero recordó que durante la cursada en el Instituto Arnoldo Janssen tenía que desarrollar, junto a sus compañeros, un proyecto final. “No sé si fue por cosa del destino, pero yo quería hacer una mano robótica, pero necesitaba más información porque teníamos lo básico”, esbozó, y agregó: “Todavía sigo pensando en concretar esa idea”. 

 

 En lo que respecta a la posibilidad de usar una prótesis, sostuvo que “todavía estamos viendo porque el traumatólogo me tiene que dar el visto bueno, una vez que esto suceda tengo que empezar kinesiología y después se verá el estado del muñón”.

 

A su vez, el joven comentó que tratará de no usar el aparato ortopédico. “Tuve una charla con un jugador de rugby que tuvo un accidente similar al que tuvimos nosotros y él me dijo que no usa prótesis, entonces yo voy a tratar de no usar”, aseveró.

 

En cuanto a la adaptación, manifestó que a veces se torna complicado hacer las actividades diarias con un sólo brazo. “A veces no puedo, pero después digo que habrá momentos en los cuales no estará nadie y tengo que hacer solo las cosas”, comentó, y adicionó: “Hay que seguir y pensar que se va a salir adelante”.

 

En la actualidad, el joven recibe ayuda psicológica, aunque asegura que cuenta con la fortaleza suficiente para superar este momento. “Siento que no necesito la ayuda, porque trato de no pensar, porque eso sólo hace que te sientas mal”, detalló.

 

Asimismo, señaló: “Hay gente que sigue escribiendo sobre el viaje y eso lastima, porque si querés olvidar, no tenés que volver siempre a lo mismo”.

 

Una marca del destino
Por  otro lado, Noguera habló sobre el accidente del colectivo en el que viajaba a Camboriú,  Brasil, junto con otros estudiantes de la provincia para celebrar la finalización del secundario y  que desbarrancó y terminó su marcha al costado de la ruta BR 285 el pasado 16 de diciembre a la madrugada.

 

“Fue una marca del destino, porque en algún momento tenía que pasar”, relató. Después del siniestro vial, se enteró que uno de los chicos que viajaba en el ómnibus había asegurado que no se veía disfrutando en el hotel. “Teníamos un presentimiento de que algo iba a pasar”, dijo.

 

A pesar de su corta edad, Matías supo desde el principio que perdería el brazo, debido a las graves lesiones que había  sufrido en la zona. “Mi brazo estaba colgando, entonces me siento sobre el borde de la ventana y en ese momento veo cómo sangraba”, contó.

 

Y prosiguió: “Primero pensé que era una película, porque cuando toqué mi brazo pensé que era hule, pero después me di cuenta que era sangre, entonces paré de sentirme triste y me dije ‘ya no hay solución’, y cuando los bomberos me sacaron del colectivo vi el estado de mi brazo y no había solución, porque mis huesos se rompieron todo”.

 

Además, rememoró que en el hospital le sugirieron a su familia que no le cuenten sobre la pérdida del brazo. “Les habían dicho que no me digan nada, pero yo ya sabía lo que había pasado”.

 

Ese viaje era el primero que Matías hacía sólo y a tanta distancia.  “A veces me pregunto por qué nos pasó a nosotros, que salíamos del colegio para ir a festejar”.

 

Por último, añadió: “Después pensé que  si no me pasaba a mí, por ahí le sucedería a mi familia, y yo prefiero que me pase a mí en vez de a ellos”.