“El Estado sólo amontonó extranjeros, hay que generar política migratoria”

Domingo 26 de marzo de 2017
Según García, el Estado sólo ofreció al extranjero una manta y un piso en una villa.

Horacio José García es un abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Morón. En el año 2010, ingresó al Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), donde además fue subsecretario de Seguridad Ciudadana hasta el 2015.
En la actualidad, es director nacional de Migraciones. Desde ese rol, brindó una extensa entrevista exclusiva al diario El Territorio para hablar sobre los mayores controles migratorios y la concepción que tiene sobre el destino de aquellos ciudadanos que buscan refugio en la Argentina.
Plantea que, en cuestiones migratorias, sólo se está hablando “de seguridad, pero hay que pensar, que es muy importante el tema de los flujos migratorios”. Adelantó que pretende direccionar -como hacen muchos países-, ese flujo migratorio. A fines de enero de este año, el gobierno nacional oficializó a través de un decreto de necesidad y urgencia las modificaciones a la Ley de Migraciones con el objetivo de acelerar los procesos de deportación de extranjeros que hayan cometido delitos.

A su vez, esta semana la Comisión de Seguridad Interior y Narcotráfico del Senado, comenzará a debatir  un proyecto para modificar la Ley de Migraciones e impulsar una política más severa para quienes cometan delitos no excarcelables. Y buscará que esas personas no puedan volver a ser admitidas en el país.

¿ Cuál es el verdadero problema de la inmigración en el país?
El problema es que sobre 250 mil radicaciones que dimos en el año 2016, el 82 por ciento se radicaba en la Capital Federal y en el Conurbano de la provincia de Buenos Aires. Ante esa situación vamos a tener un conflicto muy grande, porque se concentró todo en un solo punto. La norma implementada mediante decreto por el presidente Mauricio Macri para un mayor control migratorio no apunta a cerrar la frontera ni expulsar a extranjeros, sino a los que delinquen. Desde que implementamos la ley en enero, radicamos en la Argentina 48 mil personas. Además, se dan en promedio 28 mil turnos de radicación en todo el país por mes. Necesitamos tener una mirada más firme respecto a la seguridad.
La intención del Gobierno es que la migración se convierta en un círculo vicioso, como hicieron Canadá, Nueva Zelanda o Australia. Vamos a buscar una experiencia piloto y tenemos que trabajar en ese sentido, y orientar ese flujo migratorio a determinadas provincias. Eso además para evitar que una persona pelee por un quinto piso en la Villa 31, teniendo un país que es kilométrico.

¿Nunca se diseñó el perfil de qué tipo de migrante queremos?
Evidentemente, con los tratados que tenemos firmados en el Mercosur vamos a recibir mucha gente de América. Lo que tenemos que hacer es dirigir el flujo migratorio. El problema grave no es de dónde viene, sino lo que hace. Nosotros debemos pensar, firmes, como Estado qué es lo que tiene que hacer una persona cuando viene a la Argentina y ofrecerles eso. Porque ahora, cuál es el menú que ofrece el Estado, sólo una manta y un cuarto piso en una villa miseria. Es decir, habría que sincerarse y darse cuenta que las cosas no se hicieron bien. Hay una soberbia superlativa de creer que todas las cosas las hicimos bien y lo único que hicimos fue amontonar (a extranjeros). No se dio una mano desde el Estado.
Recuerdo aquel hotel de inmigrantes era el centro de distribución de migrantes. Es una idea que hay que tomar, por supuesto con las modificaciones estructurales y lógicas que lleva el paso del tiempo; hay que ‘aggiornar’. La Argentina en 1912 tenía el 29 por ciento de la migración y era la séptima potencia del mundo, quiere decir que la migración fue utilizada como un proyecto utilitarista, en el buen sentido de la palabra. Es decir que no hay que tener miedo. El  trabajo es la llave maestra para la integración, el trabajo genuino. ¿Usted discriminaría a un sujeto que está andando en un andamio, a un tipo que le sirve un café o a un tipo que estudia o a un médico?.
Lo que pasó es que el Estado no hizo nada. Amontonó gente, “que vengan y que hagan lo que quieran”. Evidentemente, eso es desinterés y discriminación. Acá no se habla de modificaciones en las políticas migratorias, que siguen abiertas.

¿La idea sería recibir inmigrantes  con proyectos concretos, como hicieron en Misiones los fundadores y no concentrarlos sólo en Capital Federal?
Eso es lo que estoy diciendo. Alguien piensa en Estados Unidos, cómo se hizo la costa oeste y con inmigrantes que dieron todo, fueron con el tren, con el tendido de luz. Los que buscan un futuro y se les ofrece condiciones lógicas de desarrollo, no van a tener problemas. Es decir, tenemos que volver a ser el país que generó esa política inmigratoria. En los últimos quince años, las tres personas que manejaron la política del país: Carlos Menem, Néstor Kirchner y Mauricio Macri, los tres llegaron a presidente y son hijos de primera generación de inmigrantes y se asentaron en lugares distintos.

¿Estamos a tiempo a empezar a debatir esto que planteaba de sentarse con las provincias para hacer una nueva política migratoria?
¿Cómo no va a haber tiempo, si nunca hablamos? Es un tema que tenemos que hablar en el Poder Ejecutivo y en la mesa de migraciones o donde podamos, en todos los ministerios.
Por supuesto que hay que ser muy estrictos a la hora de la seguridad y eso es lo que tenemos que hacer nosotros, por eso agregamos el control del sistema de información anticipada del pasajero, que hoy está funcionando. Es decir, las empresas aerocomerciales dan el listado de los pasajeros antes de que lleguen a la Argentina. Este es el sistema que estamos implementando. Esa lista se impacta con la base de datos migratorios y de inmigraciones, que es la base de control de los pasos de personas en todo el historial de Argentina. Después, con Interpol internacional tenemos información las 24 horas los siete días de la semana.
Hoy la información es tecnológica y directamente va a la base de datos. Es decir, los 164 millones de restricciones que hay en el mundo, las ciframos. Se ingresan, electrónicamente en todos nuestros pasos fronterizos y cuando la persona digita el número del pasaporte y las constancias personales que quieren entrar a la Argentina, eso impacta en la base de Interpol. En el caso de los micros argentinos, las empresas electrónicamente nos tienen que avisar quiénes son los que viajan.

¿El control en los micros ya se implementa?
Todavía no se implementó, lo estamos terminando de desarrollar. Se va a implementar con las empresas grandes, como se hizo con el tema de la aviación, que primero fueron con las empresas que más traen personas a la Argentina y hoy están informándolo todo. Por supuesto, estamos en el armado. El año pasado fuimos  con el embajador argentino en Chile y cerramos el integrado con Chile, que hay que mejorarlo estructuralmente. Ahora estamos hablando con la cónsul de Brasil y acordamos en que vamos a trabajar con la Policía Rodoviaria para empezar a trabajar en controles comunes.  Con Bolivia, en la zona de La Quiaca, que no se controlaba a la gente y ahora, tenemos una Tarjeta Vecinal Fronteriza. Tenemos que hacer un control serio pero no significa que no seamos integradores. Migraciones, es un organismo de control. Si no controlas, no existís.