Tarija, en Bolivia, invita a conocer su historia y sus increíbles paisajes

Jueves 28 de julio de 2016 | 22:00hs.
Tarija formó parte del territorio argentino hace más de 100 años

La ciudad boliviana, que formó parte del territorio argentino hace más de 100 años y tuvo una activa participación en la Guerra Gaucha de las Republiquetas, posee una arquitectura envidiable y suficientes encantos naturales como para satisfacer las expectativas de turistas de todo el mundo.

Baños termales, cascadas, lagunas, salinas, bosques y sierras conforman un paisaje que contrasta con la arquitectura colonial y que invita al turista a hacer avistajes, trekking, náutica, ciclismo, natación, remo, caminatas, clavadas y otros deportes.

Capital del departamento del mismo nombre, se encuentra a orillas del río Guadalquivir, al sur de Bolivia, en un amplio valle, a unos 1.800 metros de altura, y cuenta con un clima agradable la mayor parte del año.

La ciudad es conocida como "Tarija la linda" o la "Ciudad de las flores", y es el destino ideal para quienes quieran disfrutar del clima templado, visitar los diferentes atractivos turísticos, degustar vinos locales y conocer gente amable y simpática.

Fundada en 1574 por el español Luis de Fuentes y Vargas, quien la bautizó "Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa", está muy bien conectada con el resto de Bolivia y con el norte de Argentina por rutas que se encuentran en buen estado. También tiene aeropuerto.

A su terminal de ómnibus arriban micros desde diferentes ciudades bolivianas como Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, Villazón y La Paz; y está a sólo 568 Km de Salta.

En Tarija se mezclan los edificios históricos con nuevos comercios, hoteles y restaurantes: así, el Convento San Francisco, la Catedral, la Casa de la Cultura "Maison D'Or" y el Castillo Azul, conviven con espacios modernos como el puente San Martín, la Fuente de los Deseos, el Parque de las Flores y el Mirador Juan Pablo II.

La Maison D'Or y el castillo Azul son dos imponentes propiedades de fines del siglo XIX -cuando Tarija sólo tenía 17.000 habitantes- que hizo levantar Moisés Navajas Ichazo, sindicado como "el vencedor del diablo" en el juego de la taba; pero que en realidad fue un ingenioso comerciante, importador y exportador, que supo acumular una fabulosa fortuna y que se dio el gusto de hacer construir esas moles -una dorada y la otra color cielo- que hoy tanto llaman la atención de los turistas.

La gastronomía de Tarija es famosa por su combinación de sabores y tanto en sus hoteles como en sus restaurantes y comercios pueden degustarse comidas típicas y platos tradicionales.

Imperdibles son el Saice Chapaco (carne picada, papa, arveja, cebolla, condimentos y ají), acompañado por arroz; Picante Mixto (carne roja, papa, cebolla, arvejas, ají colorado, pimentón); sopa de maní, sábalo a la parrilla, guiso chapaco, tamales y el clásico ceviche de pejerrey.

Tarija es famosa en Bolivia y el mundo por su producción de vino y de su exclusivo singani, aguardiente a base de uva moscatel que sólo se fabrica en ese país.

En las afueras de la ciudad hay grandes extensiones de viñedos y bodegas que constituyen la ruta del vino y que pueden se visitados por los turistas, la mayoría de ellos en el Municipio de Uriondo.

A pocos kilómetros se encuentran diferentes playas y zonas para disfrutar del aire libre, como el Balneario de Tomatitas, que cuenta con muy buenos servicios y se ubica muy cerca del Parque Nacional Las Barrancas; o el Balneario Tomatas Grande, elegido para disfrutar del agua del Guadalquivir en los días de calor.

Mención especial merece el Balneario Natural de Comata, ubicado a 14 kilómetros de la ciudad de Tarija, muy concurrido los fines de semana, con sus imponentes cerros desde donde cae agua que termina en una pileta natural de cerca de 20 metros de diámetro y gran profundidad, ideal para clavados y disfrutar de hidromasajes.

En la zona también están los Chorros de Jurina, con dos caídas de agua de un río que se precipita y forma el "Chorro Blanco" y el "Chorro Negro", de 25 metros desde la cumbre.

En el Altiplano Tarijeño, en los municipios cercanos de Yunchará y El Puente, se encuentra la Reserva Ecológica Cordillera de Sama, con una flora y fauna envidiables y hermosos atractivos turísticos como lagunas, dunas de arena, cascadas y bosques.

Las reservas Biológicas de Tariquía y Alarachi, que se pueden recorrer por senderos peatonales, son zonas de conservación ecológica que encierran parte de la mayor biodiversidad boliviana, incluidos el oso de anteojos y el jaguar, en grave peligro de extinción, y que despiertan el asombro de miles de turistas.