Crecer y aprender junto al mito viviente de Ramón Ayala

Domingo 30 de abril de 2017
Elizaincin (guitarra), Ayala, Benítez (bandoneón), y Brizuela (flauta traversa). | Foto: Gentileza Rudolph Castro
Siguiendo con los festejos, Ramón Ayala celebra sus 90 años con una serie de conciertos en Buenos Aires junto a tres jóvenes misioneros residentes en la capital: Iván Elizaincin en guitarra, Joaquín Benítez en bandoneón y Ezequiel Brizuela en flauta traversa.
El viernes por la noche fue la primera presentación a sala llena en el Club Atlético Fernández Fierro (Caff). Por localidades agotadas, el encuentro se repetirá hoy y los músicos compartirán las canciones más célebres del repertorio del poeta del monte.
“Cada ensayo con Ramón Ayala es una cátedra gratuita sobre la identidad misionera, en su estado más puro”, define Joaquín, uno de los jóvenes que participa de este homenaje al mito viviente.

Experiencia única
En diálogo con El Territorio, el bandoneonista obereño comenta que la idea de organizar un concierto homenaje fue de Iván Elizaincin, guitarrista posadeño que viene realizando una carrera prolifera junto a Ramón.
“Ramón es la leyenda y el mito viviente. Es un honor y un lujo cada ensayo que se comparte; es aprender todos los días algo nuevo sobre su historia, sobre Misiones y sobre la poesía y la música. Es una escuela gratuita. Mi familia está súper contenta y me alegra mucho poder participar con Iván y Ezequiel en estos momentos”, comenta Joaquín.
Según recuerda el joven, los ensayos comenzaron en primera instancia con Iván y más tarde, se sumó Ezequiel. Luego, comenzaron los ensayos en la casa de Ramón Ayala, en Buenos Aires. Esa experiencia resulta inolvidable para el grupo y recuerdan anécdotas de las jornadas en la vivienda del creador de Posadeña linda.
"Entrás a la casa de Ramón y no te das cuenta de que estás en Buenos Aires, no parece un departamento porteño", dice Joaquín y añade que los ensayos transcurrían en una sala rodeados de las pinturas de Ayala.
Pero no todo es música. También Ezequiel recuerda con afecto las tardes de ensayo. "Nos juntamos y por suerte hubo bastante feeling. Fue todo muy espontáneo. Llegar a la casa de Ramón es todo un ritual. Nos sentimos super bienvenidos y Ramón con su calidez, nos hizo sentir muy cómodos".
Ambos destacan las meriendas en el hogar de Ramón, con café con leche, acompañado de chipitas y medialunas de jamón y queso. "Se aprende todo el tiempo con Ramón. Siempre que vas a su casa, se merienda muy bien y ahí se comparte la charla previa. Nos reímos y la pasamos bien todo el tiempo", agrega Joaquín.
Sobre el primer concierto, el músico obereño describe que el público fue diverso, de distintas edades y una gran cantidad de jóvenes, entre ellos Wallace, el cantante de Massacre, sobrino de Ramón: "La presentación fue excelente. Quizás Misiones no lo reconoce a Ramón como se lo merece o como deberíamos, y sin embargo saliendo no muy lejos en Corrientes es una persona super respetada y en Rosario la gente lloraba al escucharlo y lo mismo pasó acá en Buenos Aires. Es una persona que tiene 90 años y es un ejemplo de vida para todos, siempre amable y no tiene problema para nada. Yo soy un fanático más".
También Ezequiel cuenta sobre la experiencia de tocar junto al creador del gualambao: "Trato de aprender mucho de la experiencia de Ramón en el escenario, ver cómo maneja el público, la serenidad y la experiencia que tiene en el escenario es admirable. El público estaba enamorado y querían que se quede".
Para el posadeño fue una experiencia distinta, ya que ejecuta la flauta traversa en la orquesta del Teatro Colón. En este sentido, expresa: "Trato de no privarme de nada. Si bien toco en orquesta, trato de no perder el folclore. Es muy importante saber tocar música de la tierra de donde soy. Me encanta el gualambao y me parece un ritmo muy bello. Aprendo no solo de Ramón, también de Ivan y Joaquín".