El ejército norcoreano disparó este lunes un misil, aparentemente de corto alcance, desde la localidad de Wonsan, al sudeste del país, lo que motivó un comunicado de la Cancillería surcoreana y del Comando del Pacífico de Estados Unidos.
La última prueba de armas de Pyongyang constituye "una clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y supone una seria amenaza no solo para la península coreana si no también para la paz y seguridad globales", reza el breve comunicado difundido por la Cancillería surcoreana.
El proyectil recorrió 450 kilómetros hacia el Este hasta caer en aguas de la Zona Económica Especial (EEZ) de Japón (espacio que se extiende a unos 370 kilómetros desde sus costas), según el gobierno nipón.
Los expertos consideran que con estos últimos ensayos el gobierno de Kim Jong-un estaría poniendo a prueba al nuevo Ejecutivo surcoreano, que ha prometido mejorar los lazos con Pyongyang manteniendo al mismo tiempo el mecanismo de sanciones.
Los continuos ensayos norcoreanos desde el año pasado y la llegada al poder de Donald Trump y su dialéctica endurecida, en la cual no descartó un ataque preventivo, han empeorado el clima en la península coreana en lo últimos meses.