Los secretos de la "onicofagia": el enigma de morderse las uñas

Sábado 18 de marzo de 2017 | 01:00hs.
Foto: Imagen Ilustrativa

Es uno de los tics más comunes entre los argentinos. Una cola en el supermercado, la presentación a dar una examen final en la facultad, o hasta los nervios por una cita romántica: todos son escenarios que predisponen a atacar a mordiscones a la uñas. Pero este hábito, dado en llamar onicofagia por los científicos, no sólo afecta de manera estética sino también a la salud.

 

La mayoría de las veces, esta conducta está asociada al estrés, lo que puede transformarse en algo compulsivo en el tiempo, que requiera algún tipo de tratamiento. La boca es un sector donde el ser humano tiene muchos terminales nerviosos y por eso, llevarse las manos a la boca produce una cierta satisfacción que calma frente a situaciones de ansiedad.

 

De acuerdo a la opinión de los especialistas, la conducta puede tener origen en la infancia donde se hayan producido problemas emocionales no atendidos, pérdidas, separaciones o situaciones familiares disfuncionales que generaron mucha ansiedad.

 

El problema está cuando se comienza a hacerse daño, a sangrar o despegarse las uñas y no se detiene, a pesar del dolor. Y es que en lo que no muchos reparan, pero que diversos estudios han analizado en el último tiempo, es en los efectos de la onicofagia. Uno de los problemas más visibles y frecuentes asociados con la onicofagia es la alteración que se produce en la anatomía de la uña, la que se vuelve más ancha y más corta.

 

Además, se producen daños en la piel y el riesgo de infecciones, por levaduras u hongos que existen en la boca, que provocan una inflamación de los bordes laterales de la uña, advierten especialistas.

 

En casos de onicofagia crónica, se daña la matriz de la uña, generando atrofias o incluso la pérdida de toda la uña.

 

La acción de morderlas también puede generar daño en el esmalte dental, lo que favorece el desarrollo de caries y desgaste de algunas piezas, sobre todo de los incisivos superiores e inferiores. Por otra parte, un artículo publicado en la revista Time alertó que el mordisquearse las uñas es peligroso porque albergan bacterias que incluyen la salmonella y escherichia coli.

 

Dejar de morderse las uñas es algo difícil, pero no imposible. Son muchas las técnicas que existen actualmente, como masticar chicle, usar ciertas lacas de uñas de sabor desagradable, usar guantes, tiritas o uñas postizas, por ejemplo. Sin embargo, los especialistas recuerdan que si con estas técnicas la persona no consigue abandonar este hábito, es importante acudir a un profesional en psicología para tratar el problema de una forma más profunda.