Jujuy ofrece a Purmamarca, famosa por sus colores y sonidos

Sábado 25 de junio de 2016 | 09:05hs.

Purmamarca es uno de los pueblos más pintorescos que posee la quebrada de Humahuaca. Su nombre significa en quechua, “pueblo del león” y poco se conoce sobre las fechas exactas en que se produjeron los primeros asentamientos del hombre.

 

El más famoso de los cerros
Fue hace miles de años, eso resulta una obviedad que se ratifica por la innumerable cantidad de objetos que aún hoy se siguen encontrando en las proximidades del pueblo, así como también en los cerros que la rodean.

 

Entre éstos, se destaca el más famoso, que incluso ha popularizado a la ciudad que lo cobija: el cerro de los 7 colores. Lleva ese nombre debido a las diferentes pigmentaciones que adquieren los minerales que forman sus paredes. Este cerro es parte de la cordillera Oriental y está ubicado inmediatamente al oeste del núcleo poblacional de Purmamarca. Su mejor vista se logra desde el camino principal que tomamos luego de haber dejado la ruta 9 para internarnos en sus inmediaciones.

 

Resultado de una compleja historia geológica, sus distintas capas de colores son consecuencia inmediata de la acumulación de sedimentos marinos, lacustres y fluviales que desde hace más de 600 millones de años a esta parte se fueron depositando en la región y que luego, por movimientos tectónicos que influyeron en la aparición de estas montañas, adquirieron la ubicación que hoy deja ver.

 

Su belleza hizo de él la imagen de difusión del norte argentino en casi todos los rincones del mundo adonde ha llegado la folletería local de Argentina. Su mejor hora para observarlo es desde cuando comienza a salir el sol hasta el mediodía, donde el sol refleja en la montaña la luz adecuada para que ninguno de los pigmentos pase desapercibido para el ojo humano.

 

La Iglesia de Santa Rosa
Consagrada a Santa Rosa de Lima, cuya fiesta patronal se celebra el 30 de agosto, Purmamarca cuenta con una de las capillas más pintorescas de la quebrada.

 

Declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1941 y de arquitectura sencilla, muros de abobe, techo de cardón y torta de barro, sus imágenes interiores y pinturas cuzqueñas del siglo XVIII, hacen el deleite de los visitantes, y por supuesto, de los fieles.