Las caras de la Navidad

Domingo 21 de diciembre de 2014 | 21:00hs.
El año se está yendo tan rápido que para muchos ese paso es casi imperceptible. Cada uno con el ojo y la preocupación puestos en sus ocupaciones diarias. Restan unos pocos días para Navidad, la tradicional celebración que invita a las familias a volver a reunirse y a compartir alrededor de la mesa; un tiempo de reflexiones, detenimientos y agradecimientos. La fiesta es una, pero las maneras de celebrarla y de vivirla son distintas. Las historias que comparte hoy El Territorio son de solidaridad, compromiso, recuerdos y de quienes la pasan lejos.
La experiencia de Néstor Fabián Franco (37) es una de ellas. Impulsó la campaña "Un juguete por una sonrisa". Convirtió su departamento en un taller y allí repara los cientos de juguetes que le dona la gente. El compilado será entregado el martes en un comedor de Leandro N. Alem a chicos de escasos recursos.
En tanto, Margarita Atamañuk (69) y Yoyita Carossini (78) recuerdan cómo se festejaba la Navidad años atrás. La primera proviene de una familia ucraniana y la otra creció a la vera del río Uruguay, en Itacaruaré (Página 6).
Navidad también es sinónimo de encuentro. Por eso, el grupo de voluntarios de Más 17 decidió celebrarlo con los niños y sus familias con un gran almuerzo solidario en La Casita de la Virgen de Lourdes. En ese contexto, los chicos pintaron estrellas y dibujos que serán regalos para las personas que colaboraron con la canasta navideña (Página 8).
Otra de las historias es la del suboficial mayor Ramón Piris (51), que cumplió 27 años de trayectoria en la Policía de Misiones y confiesa que seguiría desempeñando sus funciones hasta los 60 años.
El hombre, encargado de patrulla del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional II de Oberá, todos los años está de guardia en Navidad, fecha en la que la mayoría de las personas aprovecha para pasar el tiempo y compartir en familia.
“Ahora el 24 estoy de guardia, justo el cumpleaños de mi papá, que ese día cumple 83 años. Pero si uno es policía sabe que el trabajo está primero. Igual, después vamos a comer el asado y podemos compartir con la familia”, contó (Página 6).
La historia de Delicia Núñez es bien distinta. Si bien cree en la Navidad y apuesta a su significado, es allí donde radica la diferencia. Delicia se despoja de todo adorno y parafernalia que colman las casas y calles de las ciudades. Allá en su rancho de la colonia de Burro Magro, en Campo Grande, reflexionó: “Todo el mundo adorna su casa y su vida para estas fiestas, pero sólo para hacer negocio. Yo entiendo pero me parece más importante adornar mi vida. Todos buscamos amor y felicidad, la radio y la televisión están llenas de esas palabras en estos días, algunos usando la fuerza y otros con cariño” (Página 9).

La diseñadora de la cuidad
Para Mónica Graciela Haupt de Vallerino (55), la Navidad comienza en marzo. Ese mes se abren las puertas del taller que tiene a su cargo desde hace cuatro años, donde se elaboran los adornos que embellecen a Leandro N. Alem cada año en las fiestas.
En la ciudad se realiza anualmente la Fiesta de la Navidad. Carrozas, desfiles y shows forman parte de la cartelera que finaliza hoy.
“Es algo fabuloso porque la gente que se acerca al taller piensa que no sabe hacer nada y terminan saliendo artistas. Porque el significado de esto es la Navidad. Hay mucho amor y mucha emoción en todo lo que se hace”, resaltó.
Del taller participan personas de todas las edades: desde adultos mayores y chicos de las escuelas hasta personas con discapacidades.
“La mayoría se acerca a colaborar y lo hace de corazón. El trabajo de ninguno es más importante que el de otro, porque es una cadena. Todos somos importantes dentro del taller”, destacó.
La base de todos los adornos son las botellas de plástico. La idea es poder hacer un trabajo de reciclado. De allí surgen las flores, el follaje, los colgantes de araña.
Las escuelas juegan un rol preponderante.. Es allí donde se hacen las campañas para juntar las botellas.
Graciela destacó que ya hay suficientes material para comenzar a trabajar el año que viene.
“Siempre digo que uno puede trabajar en distintos tipos de cosas, pero trabajar para la Navidad es otra cosa. Fluye de manera diferente. Mi deseo para esta Navidad es que nos ayude a cambiar un poco, a reflexionar y mirar qué es lo que tenemos al lado. De ayudar para que todo esté mejor, para que haya paz, amor y que...”. Graciela hace una pausa porque no puede contener el llanto. “Cada uno pone para que esto sea brillante, sembrando entre todos un poquito. De acá a unos años, si esto sigue así, no va a ser lindo, va a ser hermoso. Es creer en la gente que está trabajando. Esta bueno porque hay muchos niños que después van a ser nuestros sucesores”, apostó Graciela.

Por María Elena Hipólito
sociedad@elterritorio.com.ar


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