De Trinchera a la capital de Misiones

Domingo 9 de noviembre de 2014 | 21:00hs.

Noviembre es un mes muy significativo para la capital de Misiones. Ayer se cumplieron 144 años desde que el Gobierno de Corrientes determinara –el 8 de noviembre de 1870- que Trinchera de San José sería la cabecera del Departamento de Candelaria. Se promulgaba, por entonces, la ley de creación, designando a Trinchera de San José (llamado transitoriamente Trinchera de los Paraguayos y conocido también como Rinconada San José) como sede de sus autoridades, además de decretarse la mensura y habilitación de su puerto. La citada norma constituía la legitimación jurídica del núcleo poblacional ya existente y conocida en la actualidad como Posadas. Su actual nombre le fue asignado por Corrientes, en recordación del Director Supremo de las Provincias Unidas, Gervasio Antonio Posadas. Por lo tanto, el 8 de noviembre de 1870 se constituye en la fecha de fundación de Posadas. Pero ayer no se realizó ningún acto de recordación porque la fiesta en la capital de Misiones se realiza el 19 de marzo en homenaje al Santo Patrono, San José. A su vez, los orígenes de la actual capital de Misiones tienen otro momento histórico, que insinúa algunos debates por parte de historiadores de la región: la fundación de Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa es tomada como el antecedente más importante de lo que más adelante sería Posadas. El 25 de marzo de 1615, el padre Roque González de Santa Cruz fundó entre el antiguo puerto y la extinta laguna San José, la citada reducción de indios guaraníes de Nuestra Señora de la Anunciación de Itapuá. Como consecuencia de las pestes de la época, el jesuita asunceno en su rol de fundador, trasladó (en 1621) la población de la actual Posadas a Paraguay, y la refundó con el nombre de Nuestra Señora de Encarnación de Itapúa, hoy convertida en la ciudad de Encarnación. Hay algunos historiadores locales que consideran oportuno prepararse a festejar, desde Posadas, los 400 años de Encarnación el próximo año.
Lo cierto es que como consecuencia de aquella migración masiva, en el margen  izquierdo del río Paraná, quedó apenas un modesto caserío pero que daría continuidad a Posadas. Como se indicó, la capital de Misiones  previamente recibió distintas denominaciones y tuvo otros momentos históricos anteriores muy importantes.

Trinchera clave
La actual Posadas surgiría desde una trinchera clave y en medio de una lucha entre hermanos latinoamericanos. El 12 de noviembre de 1864, hace 150 años, comenzaba a gestarse la guerra de la Triple Alianza. Este conflicto, que duró cinco años (1865-1870), terminó por enfrentar al Paraguay con Argentina, Brasil y Uruguay. Tuvo su génesis en 1863, cuando Uruguay fue invadido por un grupo de liberales comandados por el general Venancio Flores, quienes derrocaron al gobierno Blanco, único aliado del Paraguay. Desde entonces, la relación entre argentinos y paraguayos, como también se indicó entre encarnacenos y posadeños, fue y es objeto de una larga historia enmarcada por la hermandad, pero también por las peleas entre fronteras, como lo recuerda esta fecha.

Los orígenes
La participación de Posadas, durante la Triple Alianza, se remonta a mediados del siglo XIX, cuando comienza la expansión territorial paraguaya en espacio argentino. En aquel momento, José Gaspar Rodríguez de Francia -supremo dictador de Paraguay durante 26 años (1814-1840)– ordenó la construcción de una trinchera en el lugar. Se trataba de una muralla semicircular, de 2,50 metros de alto y 2.500 de extensión, hasta la costa del Paraná. La “Trinchera de los paraguayos” conocida actualmente como “Trinchera de San José” o “Posadas” quedó terminada en 1838. Asegura el historiador José Antonio Vázquez, citado por Augusto Roa Bastos en Yo, el supremo, que “la Fortaleza de San José es la más portentosa de las construcciones de ingeniería militar, única por sus dimensiones, en toda la América del Sur de la primera mitad del siglo XIX”. (Ver: Con piedras jesuíticas).
Esta fortificación le garantizará al Paraguay el pleno control de la ruta comercial: Asunción- Villa Rica; Encarnación – Posadas y San Borja-Porto Alegre.
El Paraguay ocupa la región misionera debido a que el brigadier Juan Manuel de Rosas -gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de las Provincias Unidas del Río de la Plata- no reconoce la independencia del Paraguay, ya que lo considera como una provincia argentina. Por ello, luego de que Rosas impidiera la libre navegación de los ríos - con el afán de ahogar económicamente al Paraguay y obligarlo a incorporarse a las Provincias Unidas - el dictador Gaspar Rodríguez de Francia ordena la ocupación de Misiones, como aporta el sitio oficial misiones.gov.ar. Esta ocupación por parte del Paraguay se prolongará hasta 1865, año en que se inicia la Guerra de la Triple Alianza. En las primeras acciones de la guerra, el Ejército Argentino libera de la presencia paraguaya a Candelaria y la Trinchera de San José. Luego la guerra se traslada a territorio paraguayo y la defensa de la zona queda a cargo de las fuerzas brasileñas del Batallón 24º, el cual tiene su campamento en donde hoy se hallan las torres de agua potable de la empresa Samsa (ex Apos), en la ciudad de Posadas.

El fin
Luego de finalizada la guerra, por el Tratado de Paz argentino-paraguayo de 1876, el Paraguay abandona definitivamente sus pretensiones sobre el territorio de Misiones. Se acuerda definitivamente que el límite entre ambos países será la línea establecida por el río Paraná, situación que no volverá a ser modificada.
La posesión paraguaya de esas tierras duró hasta la guerra de 1865. Fue entonces que los paraguayos evacuaron el territorio misionero, que ellos consideraban de su pertenencia. Argentina recuperó esta importante fracción de tierra con la ayuda de sus aliados vecinos.
Al finalizar la guerra de la Triple Alianza en 1870, el pueblo de la actual Posadas era habitado por numerosos criollos, comerciantes y ex soldados, a los que se incorporaron españoles recién llegados, extendiendo el caserío existente desde el puerto hacia el actual casco céntrico.
En 1879, la Legislatura correntina aprueba la iniciativa del Poder Ejecutivo y cambia el nombre de Trinchera de San José por el de Posadas en homenaje al Director Supremo, quien anexara esta porción de territorio misionero a aquella provincia.
En el presente informe se repasa, desde las miradas de varios investigadores e historiadores, parte de aquella contienda bélica y fundamentalmente el motivo de la disputa, además de aquella trinchera estratégica convertida en Posadas.


Un nombre polémico
“A Monseñor Kemerer, que tanto gustaba de la historia y de la geografía, le indignaba que nuestra ciudad capital de la provincia se llamara Posadas”, escribió alguna vez en una de sus columnas dominicales el fallecido obispo de Iguazú, Joaquín Piña Batllevell. Y compartía tal postura. “Tenía razón, porque don Gervasio Posadas, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que es como entonces se llamaba al Presidente de la Nación, fue quien decidió la anexión de algunos de los importantes pueblos de las antiguas misiones jesuítico-guaraníes, -Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, San Carlos- a la provincia de Corrientes. En agradecimiento por este robo, decía monseñor Kemerer, la nueva provincia de Misiones le puso su nombre, Posadas, a su capital, que como todos saben, anteriormente se llamaba Trinchera de San José”.


Con piedras jesuíticas y como la Muralla China
POSADAS. La Fortaleza de San José, por ser la más portentosa de las construcciones de ingeniería militar, fue considera como única por sus inauditas dimensiones en toda Latinoamérica de la primera mitad del Siglo XIX.
El escritor Augusto Roa Bastos en Yo, el supremo, cita en su libro el escrito del historiador José Antonio Vázquez, quien detalla la construcción de la trinchera (zanja hecha en un terreno, como posición defensiva o como límite de separación entre dos áreas). “La Fortaleza de San José es sin discusión la más portentosa de las construcciones de ingeniería militar, única por sus inauditas dimensiones, en toda la América del Sur de la primera mitad del Siglo XIX. El proyecto de su erección se concibió al cese de las hostilidades del Brasil y Buenos Aires en la Banda Oriental, que hizo propicia la invasión del Paraguay hasta ofrecer en ciertos momentos indicios de inminencia.
Tras detenidos estudios y una cuidadosa concentración de medios se inició la obra en los últimos días de 1833, frente al departamento Itapúa, pasando el río, en la Guardia o Campamento de San José. 250 hombres, pernoctando en tiendas y barracas de cuero en torno al caserío de la Guardia, comenzaron a trabajar simultáneamente. Intermediaron en la dirección (de las obras) el subdelegado José León Ramírez, su reemplazante Casimiro Rojas y el comandante de la guarnición José Mariano Morínigo.
Creciendo día a día la ambición del proyecto, todos los hombres que en el transcurso de la ejecución se pudieron contratar resultaban pocos.
Los 250 hombres del comienzo aumentaron a 25.000. El ritmo de las faenas se intensificó en 1837 y todo finalizó en lo fundamental en los últimos meses de 1838. La Fortaleza, que entre los paraguayos continuó llamándose con el modesto nombre de su origen, Campamento San José, y entre los correntinos y demás provincianos Trinchera de San José o Trinchera de los Paraguayos, tenía un murallón exterior totalmente de piedra, de casi cuatro varas de altura (menos de cuatro metros) y dos de espesor, con perfil almenado y cuajado de torreones con bocas de fuego batiendo todos los ángulos del horizonte.
Salvo la tranquera que se abría en el camino de los convoyes de San Borja, este murallón, con un profundo foso paralelo, se extendía ininterrumpidamente hasta perderse de vista, arrancando del bañado de la Laguna de San José, al borde del Paraná, para después de describir un dilatado semicírculo de muchos kilómetros, volver a cerrarse como un monstruo semienroscado sobre el mismo río.
“Tamaña mole de cal y piedra, símil en cierta manera de la Gran Muralla China, encerraba los cuarteles de la tropa, el alojamiento de oficiales y sargentos, el parque de armas y demás dependencias auxiliares; dispuestos en forma de pequeño pueblo, hacia las afueras, oprimía dos grandes rinconadas (-ángulo que se forma a partir de la unión de caminos o cursos fluviales-. Servía para contener el ganado en espacios limitados, en épocas en que no existían alambrados) o potreros interiores separados de una espesa selva partida por una picada que iba a desvanecerse en el río.
“En lontananza, ante la mirada de las patrullas correntinas que deambulaban por los montes y las soledades del desierto misionero, la Fortaleza aparecía de improviso con aspecto impresionante y sobrecogedor”.

La trayectoria
El sitio además era utilizado a modo de depósito, llegándose a tener allí hasta 20.000 cabezas de ganado. La obra se concluyó en 1838 y su única salida era la de la tranquera, donde partía el camino hacia San Borja (Brasil), salida que estaba ubicada en el sitio de la actual calle Catamarca, entre Colón y Félix de Azara, donde está colocado uno de los mojones demarcatorios de ésta. Allí se encontraban los cuarteles de la tropa, alojamiento de oficiales y sargentos, parque de armas y demás dependencias auxiliares.
Ademas, El Territorio -en una nota del día 4 de noviembre de 1970- brindó detalles del acto de inauguración de los mojones que demarcaban la trayectoria que habría seguido la Trinchera de San José.
La ceremonia tuvo lugar en la calle Catamarca, en el tramo comprendido entre las arterias Colón y Félix de Azara, de la ciudad de Posadas. Estuvieron presentes el gobernador de la provincia, brigadier mayor Ángel Vicente Rossi; el ministro de Gobierno, teniente coronel José María Dionisio Álvarez, y el intendente municipal, vicecomodoro Sergio A. Gómez; todos integrantes de la Comisión Central Ejecutiva del Centenario. 
Fue Lucrecia Cambas de Mosqueda quien señaló el significado de los mojones que se colocaron en la ciudad, para identificar la trayectoria de la trinchera que se había mandado a construir, en 1833, por el supremo del Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia.
“Este murallón que se iniciaba en lo que fue cantera municipal en la chacra número 205, junto a la vía del Ferrocarril General Urquiza, donde quedaban hasta hace poco unos vestigios a la vista, como el cimiento que cruza una de las calles de la chacra 157, pasaba por lo que ahora es el asilo Santa Teresita y la Jefatura de Policía”, explicaba Cambas de Mosqueda.
Luego, agregó que la trinchera “proseguía a través del Colegio Roque González de Santa Cruz, la Biblioteca Popular, el Hotel de Turismo hasta alcanzar la avenida Corrientes, a la altura de la calle Santa Fe; donde el murallón hacía un giro hacia el Nordeste, donde también pueden hallarse aún rastros de la obra”.
La entrada de la Trinchera estaba ubicada en el sitio mismo donde transcurrió el acto (calle Catamarca, entre Colón y Félix de Azara).
Se componía de un gran portón de lapacho y urunday; además de construcciones diversas para las autoridades, tropa y trabajadores, con un ojo de agua próximo y un arroyo inmediato.
El gobernador de entonces, brigadier mayor Ángel Vicente Rossi, fue quien retiró los paños con los colores rojo, azul y blanco, dejando al descubierto el mojón con la plaqueta recordatoria, que hoy se puede leer: “Lugar histórico. En este punto se hallaba ubicada la entrada de la Trinchera construida en 1833. Centenario de la ciudad de Posadas. 1870-1970”.


Opinión
"Debemos actualizar los análisis acerca de la guerra"
La Guerra del Paraguay, Guerra Grande o de la Triple Alianza (1864-1870) que enfrentara a los actuales países de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, es uno de los acontecimientos “…considerado único en el escenario latinoamericano por su duración, el número de víctimas y sus consecuencias” (Brezzo, 2004). La problemática territorial fue la causa nodal (Roa Bastos, 2001) que desató el conflicto por la posesión de un territorio signado por jurisdicciones confusas. 
Un espacio por donde circulaban bienes mercantiles y donde funcionaban empresas yerbateras y sociedades comerciales de particulares. Parte de lo que fueran las Misiones, hoy provincia de Misiones, era la zona que vinculaba a Paraguay con la economía mundial y proveía de recursos económicos y humanos necesarios para el desarrollo del sistema capitalista en expansión. Una causa del conflicto se desató porque la ruta comercial terrestre (Asunción, Itapúa, Campamento de la Rinconada de San José, Santo Tomé, San Borja, Porto Alegre, Buenos Aires, Montevideo) había perdido importancia y fue reemplazada por la ruta fluvial del Paraná, modificación que instauraría a Asunción como centro de intercambio comercial directo con Estados Unidos e Inglaterra.
A partir de la contienda bélica se legitimaría el derecho a la propiedad que cada uno de los Estados Nacionales sostenía sobre un territorio largamente disputado, tanto que en las documentaciones oficiales y cartográficas nacionales se incriminaban y representaban hechos de usurpación, de invasión y de intrusión de unos sobre otros. Tanto la historiografía paraguaya como argentina, argumentaron a partir de la noción del espacio vacío, el desconocimiento y la invisibilización de la etapa de poblamiento que Paraguay realizara en el actual territorio misionero y correntino (1810-1865), obviando la consulta de la documentación del Archivo Nacional de Asunción que registra esa ocupación: ¿silenciamiento consensuado?, ¿negación de la culpabilidad? ¿temor, baja autoestima, soberbia?, estas y otras preguntas surgen para explicar las actitudes en torno al grado de complicidad en la producción de los silencios y la definición de los silenciamientos. 
Hoy, esta reflexión provoca expresiones y actitudes solapadas aunque el hecho concreto del asentamiento paraguayo se sostuvo hasta el final de la guerra (1830-1870) y es un dato de la realidad actual, en el imaginario colectivo de los posadeños, ya que se representa a Trinchera de los paraguayos o Trinchera de Itapúa, en el escudo de la ciudad de Posadas. De esta manera queda registrado un origen muy lejano, señalado en el calendario de efemérides (día de San José) como también por la denominación del pueblo, Trinchera de San José, por la primera Comisión Municipal (1876) de nuestra ciudad. Y, desde lo más cercano, en la vida cotidiana de muchas familias misioneras, en la relación afectiva, construidas por lazos de parentesco y amistades, y por la proximidad gestada en el rutinario cruce del río Paraná hasta para hacer compras, etcétera, trayectorias que constituyen trazos de una historia signada de uniones y cercanías atravesando divisiones, límites y sufrimientos generados por la guerra. 
Esta situación particular pautada desde la convivencia fronteriza nos lleva a pensar sobre la situación de los involucrados durante el desarrollo de la guerra, ¿quiénes son los traidores a la patria?, ¿quiénes son los acusadores?, ¿a quiénes se acusa de traidores?, si los que participan, en gran medida involuntariamente, comparten intereses y relaciones que contradicen con los objetivos que provocan la explosión de la misma, además de atentar contra la vida de las personas. Al respecto, algunos historiadores señalan que un grupo considerable de argentinos - hombres públicos, de comercio y de la guardia nacional- apoyaron la causa paraguaya, a los que se llamó yerbócratas o paraguayistas quienes fueron acusados de traidores…“otros hubieran luchado más bien contra los brasileños y porteños pero la decisión la definió Urquiza; relacionado directamente a la familia de los López, quien “… sacó cuentas del rumbo que le convenía económicamente y pronto estuvo haciendo negocios en la provisión de caballadas para los ejércitos de la Triple Alianza”. (Larguía 2005). Tales lazos eran fuertes y perduran en las historias familiares. Todo lo leído y aprendido en nuestra vida escolar reconociendo y repitiendo sobre “todo lo que se perdió” y “de todo lo que el país vecino extranjero apropió” se disuelve y contradice con la realidad en la que convivimos los habitantes de las provincias, Estados y departamentos instalados en áreas de frontera. En síntesis, estamos invitados a actualizar los análisis acerca de la guerra desde el presente ya que por el ligamen geográfico, cultural, económico y social, misioneros, entrerrianos, correntinos y paraguayos, argentinos, uruguayos y brasileños compartían, parcialmente, un mismo espíritu, un idéntico lenguaje, en fin…. un horizonte cultural común.
Mestre Norma Oviedo
Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales-Unam

Por Antonio Villalba
avillalba@elterritorio.com.ar


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