Peritos no dejaron dudas sobre cómo se obtuvo la prueba clave de ADN

Viernes 24 de octubre de 2014 | 07:01hs.
Martín Duarte. | El experimentado perito remarca la presencia de los testigos en el allanamiento a la vivienda del acusado.

El allanamiento a la vivienda de Francisco Bourscheid, que motivó su detención, fue el eje del tercer día de debate por la muerte de Angélica Beatriz Ramírez.


Personal de la Secretaría de Apoyo en Investigaciones Complejas (Saic) del Poder Judicial y peritos en criminalística de Puerto Rico desplegaron los detalles del procedimiento llevado a cabo la tarde y noche del 2 de octubre de 2012, cinco días después de descubierto el cadáver de Angélica masacrado a golpes a un costado de la avenida Pionero Kuhn.


Fernando Castelli, jefe de la Saic, abrió la ronda de testimoniales hilvanando detalles del operativo en la casa de Francisco Bourscheid. El dato que condujo al imputado surgió de un testigo que ubicó a la camioneta utilitaria, del repartidor de pan, mal estacionada en el cruce de acceso al barrio San Francisco la noche del 26 de septiembre, horas antes del atroz asesinato.


Los cabos atados por la Saic, testigos que lo vieron con marcas de heridas en un brazo y otros que hablaban de que conocía a la víctima fatal, más la autorización del entonces juez de Instrucción Penal a cargo de la causa, Éctor Acosta, derivaron en el allanamiento.


“Teníamos certificado el horario en que estuvo el auto (de Bourscheid) cerca del playón deportivo del barrio San Francisco la noche del crimen”, aseguró Castelli en su declaración a los jueces Martín Errecaborde, Ángel Dejesús Cardozo y Eduardo D’Orsaneo.


“Llegamos al lugar y solicitamos dos testigos hábiles, se tomaron las primeras fotos panorámicas del frente de la vivienda y se procedió al ingreso del personal técnico, ellos encabezan el procedimiento buscando prendas o elementos que puedan servir para la investigación. Hallaron un par de zapatillas de color azul y otras negras con blanco, dos pantalones, uno dentro de un balde con agua, una campera polar y una venda con manchas para ser analizadas”.


Castelli también aseguró que todos los movimientos de los peritos en criminalística fueron acompañados por Bourscheid, “que fumaba cigarrillos marca Kentucky en todo momento”. “Cuando nos dirigimos al fondo de la casa, (el acusado de homicidio calificado) nos indicó que tenía dinero escondido en la parrilla y pidió entregárselo a una vecina (casualmente una de las dos testigos), esto nos llamó la atención porque afuera del inmueble habían familiares, pero él prefirió que los cuide la vecina”.


Mario Cáceres, defensor de Bourscheid, intentó -su función en el debate lo ameritaría- buscar irregularidades en el operativo.

Se dirigió al cuidado de la evidencia, punto que Castelli recalcó: “Todo lo que recogemos se documenta con fotografías antes y después de obtenido el material y se utilizan sobres de papel madera para guardarlo, porque el plástico daña la prueba”.


En el informe sumado al expediente, la Saic aportó una serie de videos de breve duración que apuntalaban las tomas de las evidencias y la metodología de este tipo de procedimientos. Cáceres inquirió en por qué el video no estaba entero y más largo: “Filmamos con los pocos recursos técnicos que disponíamos, la filmación en este punto es sólo ilustrativa e informativa”.


Precisamente, en varias de las imágenes del informe de la Saic presentadas en el debate en una pantalla LED, se resaltó la presencia de las testigos y del sospechoso atentos a todos los pasos del procedimiento de los peritos.


Lo que fue destacado, a su turno, por el licenciado en criminalística Martín Duarte: “El imputado y los testigos en todo momento estuvieron dentro de la casa, incluso se le pidió a Bourscheid que no fumara tanto”.


A Duarte también le llamó la atención que el (hoy) acusado, se negara a entregarle el dinero escondido, poco más de 20 mil pesos, a sus familiares: “Dijo que ellos lo iban a gastar todo, por eso prefirió a la vecina”.

“Como un ícono”
El comisario Emilio Zapa, bioquímico de la Unidad Regional IV, aportó contundencia al debate y abrió un punto polémico, que todavía se discute y cuestiona en la conflictiva comunidad de Puerto Rico.


Relató que la mañana del 27 de septiembre fue alertado, “entre las 7 y las 8 de la mañana”, de la aparición del cadáver en la avenida Pionero Kuhn. “Cuando llegué el cuerpo estaba siendo retirado, por lo que me constituí en la sede del cuerpo médico, donde comenzamos a debatir con la forense (Helga Sulamita Segovia de Ledesma) qué tipo de muestras íbamos a tomar en la autopsia”.


En cuanto a su tarea en el allanamiento a la casa de Bourscheid, sostuvo: “Buscábamos manchas sospechosas de sangre, un trabajo de lupa por cada prenda que encontrábamos, así fue que con el licenciado (Marcelo) Maslowski, (Criminalística de la UR IV) localizamos una mancha con figura geométrica en la suela de una zapatilla, nos dijimos ‘esto parece ser sangre por su brillo’. Ahí sentí que algo grande estaba viniendo o iba a ocurrir”. Pero al confirmarse, por los estudios genéticos, que la evidencia correspondía a la sangre de Angélica Ramírez, la sensación de satisfacción por su labor no tardó en conjugarse con pesadumbre. “Todo fue raro, todo el esfuerzo y dedicación que pusimos no tuvo reconocimiento, tengo una hija de la edad de Angélica, la conocía, por ella principalmente puse todo lo que pude en mi trabajo, pero nada tuvo valor para la población, fue un golpe que nos dio el pueblo, nos acusaron que plantamos pruebas (...) no supe qué sentir, llevo 21 años viviendo en Puerto Rico, un lugar donde sus particularidades se notan, se hacen sentir las diferencias”.


Con la voz entrecortada, Zapa dio un paso más: “Ni con el ADN confirmado se calmó la población, corrían las versiones radiales lanzadas por una sola persona que nos acusaba de plantar pruebas (...) Yo estoy orgulloso de la forma en que trabaja y trabajamos con la Saic, ya estoy cerca del retiro de la Policía y este procedimiento voy a guardarlo como un ícono en mi carrera”.

Perfil del acusado
La licenciada en Psicología Paula Leguía es otra de las profesionales de la Saic que permaneció los 27 días de labores en Puerto Rico colaborando en la investigación del asesinato de Angélica. Fue también quien le realizó el exhaustivo análisis a Francisco Bourscheid, en dos jornadas de test y pruebas relacionadas a obtener un patrón o perfil de la conducta del detenido.

Ante el Tribunal Penal Uno, resaltó que Bourscheid “tiende a manejar o a forzar la realidad de acuerdo a sus expectativas y necesidades (...) No puede apoderarse de sus impulsos, y su presentación es la de una persona buena”, pero que “no puede visualizar sus impulsos agresivos”. Dentro de los impulstos autolesivos, Bourscheid habría encontrado en su adicción al acohol uno de sus emergentes, pero en las heterolesivas, hacia los demás, podría reaccionar con violencia, con mayor posibilidades cuando se encontraba en abstinencia del consumo alcohólico. “Los impulsos que podía controlar con el alcohol, los puede desviar cuando no toma”, resumió la psicóloga.