El municipio de Santa Ana tiene otra vez dos intendentes

Sábado 25 de abril de 2015 | 06:51hs.
Aferrado al municipio. | Castro, ayer, dentro del edificio municipal. Dijo que esperará la decisión de la justicia. | Foto: Facundo Correa.

Los santaneros siguen sumidos en la incertidumbre institucional. Ayer eran dos los dirigentes que decían ser el intendente, pero nadie cumplía efectivamente dichas funciones.

 

El alcalde renovador Pablo Castro aseguró que nunca renunció a su cargo y junto a un grupo de colaboradores se atrincheró en la sede comunal, esperando que la Justicia le diera la razón. Por su lado, quien fue hasta hace dos días presidente del Concejo Deliberante, Aníbal Clos, declaró que por Secretaría se recibió una nota de renuncia de Castro, y que al quedar acéfala la comuna, espera el turno de asumir formalmente como nuevo jefe comunal. Una situación similar había ocurrido el año pasado, cuando José Luís Rodríguez fue destituido y luego, al obtener sentencia favorable en la Justicia, intentó recuperar la administración comunal que desde entonces estaba en manos de Castro.

 

Ahora, ante el intento del concejal Clos de quedarse con la intendencia y ante la resistencia de Castro, deberá resolver la situación el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Misiones, por haberse constituido en un conflicto de poderes, según explicó la asesora legal de la Municipalidad, María Luisa Barnasthpol.

 

En principio se había presentado una denuncia ante el juez Carlos Giménez, titular del Juzgado de Instrucción 7 de la Primera Circunscripción Judicial, sobre quien también había recaído la investigación de los 22 policías detenidos, sospechados de haber “atentado contra los poderes públicos”.

 

Pero ayer ese magistrado se declaró incompetente y la causa recayó en el STJ.

 

Barnasthpol planteó ante la Justicia “la ilegalidad de la supuesta nota” atribuida a Castro dando cuenta de su renuncia. “No hemos visto, no nos han entregado una copia”, dijo. También pidió que se investigue “la firma apócrifa, porque el intendente Castro no ha firmado ningún tipo de renuncia”, sostuvo la abogada.

 

En medio del conflicto de poderes, ayer unos 100 pobladores, de manera pacífica, agitaban banderas frente al predio comunal a favor de Castro, mientras los demás vecinos intentaban cumplir sus tareas con cierta normalidad.

 

En cada esquina de esta población de 6.059 habitantes que tiene serios problemas de fuentes de trabajo se hablaba ayer de la nueva y escandalosa pelea por la conducción municipal.

 

Muchos apuntaban, como quienes adherían a la causa de Castro, que todos los males tiene un origen con nombre y apellido: Mabel Pezoa, actual legisladora, histórica dirigente local y ex intendenta. “Sólo quise hacer las cosas bien, no acepté la coima de la diputada”, declaró Castro.

 

“Ella quería un monto de plata, yo tenía que darle a ella, al grupo de Mabel Pezoa”, planteó. Una de las versiones planteadas por los colaboradores del dirigente que resiste en el interior de la Municipalidad -fuertemente custodiada- es que habían sido separados varios colaboradores de Pezoa de la administración pública, entre ellos, las hijas de esa funcionaria. La resistencia en la comuna se prolongaría posiblemente hasta el lunes, cuando el STJ podría comenzar a resolver el conflicto de poderes.

 

La ciudad olvidada
Caminos barrosos y casas precarias conforman el paisaje de los barrios de este municipio. Es que aunque sea uno de los pueblos más añejos de la provincia, es como si el tiempo no transcurriese para sus pobladores. Ello se puede ver en la infraestructura, que desde hace muchos años se mantiene prácticamente igual.

 

Si bien varios vecinos afirmaron a El Territorio que en los últimos tiempos, con la gestión de Pablo Castro, la comuna comenzó a “levantar cabeza”, la falta de fuentes de trabajo estables sigue haciendo estragos entre los santaneros. Y aunque parezca casi increíble, la mayoría de los vecinos más entrados en edad asegura haber subsistido toda su vida como changarines.

 

Esto provoca una migración de los jóvenes a otras ciudades, en busca de mejores condiciones de vida, y por eso gran parte de los vecinos de Santa Ana son personas mayores.

 

Falta de trabajo
La totalidad de los vecinos consultados por este medio aseguró que la escasez de trabajo es alarmante. Es por ello que los jóvenes no se quedan allí y salen del pueblo, en busca de empresas o fábricas en otras ciudades. Fue el caso de Jorge Batista, que a sus 80 años – 35 vividos en Santa Ana- asegura no haber podido trabajar en el pueblo, por lo que tuvo que irse a buscar trabajo a Almafuerte y a Hipólito Yrigoyen.

 

Otro vecino, José González, adujo que es “un pueblo muy humilde, pero trabajador y honesto, pero faltan empresas, fábricas, para que la juventud tenga trabajo. No hay salidas laborales y este intendente hace lo que puede”.

 

Miguel Ángel Silva señaló que “solamente está la yerbatera y un aserradero, que es pan para hoy y hambre para mañana. No hay otra fuente de ingreso”.

 

Silva indicó que en el municipio se salvan los que tienen oficios, como los carpinteros o albañiles. No obstante, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional de los últimos años, los trabajos en obras menores y casas particulares no alcanzan para todos.

 

“No hay plantaciones, tendría que haber una fábrica grande, somos como 7.000 habitantes. Acá hay gente que lo está pasando muy mal, hay miles de personas sin trabajo. Cuando es tiempo de tarefa se salvan, pero cuando no hay, la situación se vuelve difícil” señaló Silva. Y concluyó: “Tenemos más gente que trabajo”.

 

A todo esto, gran parte de los vecinos afirma que la última gestión municipal, la del intendente Pablo Castro, fue fructífera para el pueblo.

 

Alfredo Burick dijo que la situación de conflicto se genera por el peligro que representa Castro para los demás postulantes en las próximas elecciones. “Si es candidato, va a ganar; todo el pueblo está con él”, afirmó.

 

De acuerdo a lo revelado por algunos pobladores, Castro puso énfasis en arreglar los caminos y llevar agua potable a los barrios que no lo tenían. Además, creen que, de acceder a otra gestión, podría mejorar mucho más la situación del pueblo.

 

“Hace 25 años vivimos acá. Siempre vivimos de changas y tenemos 14 hijos. En Santa Ana realmente trabajo no hay. Pero Castro hizo la diferencia, yo estoy conforme con él y no quiero que se vaya”, alegó Cristino Dos Santos, un vecino de 69 años.

 

María Otilia Altamirano, una vecina de 66 años, sostuvo que el actual jefe comunal no debería irse. “Está haciendo demasiadas cosas bien acá, lo que no hacía la intendente. No tenemos quejas. Además, a quien sea que queramos que sea intendente lo tenemos que elegir nosotros, el pueblo; no nos pueden imponer”.

 

La historia se repite

El 1º de octubre del 2013, siendo presidente del Concejo Deliberante de Santa Ana, Pablo Castro, junto al edil Aníbal Clos, ambos de la renovación, habían votado a favor de la destitución de José Luis “Coco” Rodríguez, al plantear la “pérdida de idoneidad moral” para el desempeño de su cargo.

 

Rodríguez, cuando la Justicia falló a su favor, intentó volver al cargo y concretó un nuevo juramento el 4 de marzo de 2014, pero nunca pudo retomar realmente la jefatura comunal.

 

Por eso, el concejal Closs planteó ayer que ahora Castro “está tomando de su propia medicina”, en referencia a cómo llegó al poder local. Cabe destacar que Castro, hace dos años, se confundía en abrazos con la histórica dirigente local Mabel Pezoa, a quien considera ahora la autora intelectual de la actual situación.